El Psicoanálisis y el Materialismo Dialéctico: dos caminos distintos

CRÍTICA DESDE LA PSICOLOGÍA MARXISTA

Marcos Lara

INTRODUCCIÓN

La idea de este artículo es la de una revisión breve, (pero tratando que por breve no se simplifique) de la teoría psicoanalítica de Freud, ya que se trata de tomar los pilares fundamentales que constituyen la estructura de la teoría freudiana.

El por qué de este trabajo tiene que ver con que la teoría psicoanalítica es la hegemónica en la mayoría de las universidades nacionales, fenómeno que no ocurre en otro lugar del mundo. La influencia del psicoanálisis no sólo se verifica en el ámbito académico sino que también tiene su presencia en los medios masivos de comunicación y en otros ámbitos de la cultura. Pero algo que llama más aún la atención es que esta teoría, idealista, irracional (como ya iremos viendo en las siguientes páginas) tenga gran influencia en amplios sectores de la izquierda argentina, desde trotzquistas hasta quienes se postulan marxistas -leninistas. Con esto no queremos decir que aquellos que se postulan marxistas-leninistas no sean consecuentes en ámbitos de la política o la economía, sino que, a pesar de ello, asumen posiciones contrapuestas al materialismo dialéctico e histórico, en cuanto a la concepción del hombre, tema que ha sido dejado de lado tanto en su estudio, como en su desarrollo, y tal vez, como consecuencia de ello, ha quedado desplazado de su importante lugar dentro del materialismo dialéctico. Esta ausencia, resultó propicia para que otras corrientes teóricas no compatibles, ejercieran su influencia en las filas del marxismo. Por ello es que creemos necesario hacer este tipo de revisión crítica y contrastar una visión realista del ser humano, en este caso en su aspecto psicológico: cómo se crea, desarrolla y consolida la mente humana y cuáles son los múltiples factores que participan en ello. Cabe señalar que el psicoanálisis no es meramente una teoría psicológica, sino lo que se autodenomina una "metapsicología", una explicación cosmovisiva del mundo.

En la evolución del psicoanálisis se pueden distinguir dos fases. Al principio se limitó a interpretar la génesis y la terapia de algunas enfermedades mentales, en una segunda fase extendió su influencia más allá de los límites de la clínica y pretendió convertirse en una doctrina sociológica y filosófica y de postularse como una concepción acabada del mundo.

En la teoría psicoanalítica, como en toda teoría, existen por lo menos dos planos distintos de valoración. Se puede evaluar una teoría desde el punto de vista de su exactitud y además se la puede evaluar según el papel que desempeña en la historia de la cultura y de la sociedad, y en los dos planos (y ese es el fondo del problema) no siempre se vinculan entre sí en forma unívoca; hay teorías falsas que en el momento de su discusión no ejercieron influencia alguna sobre la ciencia, hay teorías que, aunque son profundamente falsas, siguen representando un enorme papel en la vida cultural y social, y sólo contribuyen a hacer que la humanidad retroceda, y no que marche hacia delante. De esas teorías decimos que son reaccionarias. Por consiguiente el calificativo de "reaccionaria" es una apreciación que se hace en otro plano que el de "falsa", no sólo abarca el reconocimiento académico de la falta de correspondencia del pensamiento con la experiencia, sino además, un juicio que efectuamos acerca de la teoría como factor de progreso social y su papel histórico.

En el caso que aquí nos interesa, la teoría psicoanalítica, lo que hace es naturalizar y subjetivizar los problemas sociales, como por ejemplo podría ser la explotación, donde las frustraciones personales poco tienen que ver con un sistema socio-económico y sí tiene que ver con problemas subjetivos.

Para entender la esencia del psicoanálisis y su incompatibilidad con la interpretación materialista dialéctica de los problemas biológicos y humanos, es preciso estudiar el desarrollo de la teoría freudiana.

FUENTES DE LA TEORÍA PSICOANALÍTICA DE FREUD

Al intentar resolver mediante términos exclusivamente psicológicos los problemas esenciales de la mente humana, Freud se basó en por lo menos siete corrientes del pensamiento del siglo XIX: la sugestión hipnótica, el simbolismo, traducción e interpretación de los sueños, la idea de una herencia mental innata, la sexología, la psicología del inconciente y por último el voluntarismo biológico y la filosofía del inconciente.

La sugestión hipnótica tal como la desarrollaron Bernheim y Liebanet entre otros, convenció a Freud no sólo de la existencia de los recuerdos inconcientes, sino que la actividad anímica humana es en gran medida inconciente y que sólo una pequeña parte es conciente; algo parecido a un iceberg cuya masa principal está debajo de la superficie del agua.

La sugestión hipnótica demostró la importancia y el gran alcance de la actividad psíquica inconciente. Pero no sirvió en forma adecuada para revelar en que consistía tal actividad. Freud resolvió este problema, para propia satisfacción, tomando elementos de una corriente oculta de pensamiento que era y aún hoy lo es, rechazada y despreciada por toda la ciencia, la interpretación de los sueños por medio de traducción de símbolos. Esta corriente de pensamiento estaba en libros populares sobre sueños y en teorías de escritores tales como Scherner, Radestock, Q. H. Schubert y Artemidorus, todos estos autores están mencionados en el libro de Freud "La Interpretación de los Sueños". Todos estos autores y por supuesto Freud mismo, se proponen develar el contenido y la naturaleza de la actividad psíquica del sueño mediante la traducción de símbolos. Estos trabajos convencieron a Freud de dos cosas: primero de que "hallamos en todo sueño, como fuerza central, una actividad simbolizante de la fantasía"(1) y segundo, que debe investigarse con seriedad "si muchos de tales símbolos no poseerán siempre, como ciertos signos de la taquigrafía, una significación fija"(2).

El problema de los símbolos oníricos y de su significado estereotipado era crucial para Freud, mediante las investigaciones realizadas llegó de los sueños hasta el folklore, los mitos, las leyendas y los chistes populares. Recurrió a la simbología en busca de ayuda, en fuentes tales como "La rama de oro" de Frazer, "Los cultos, los mitos y las religiones" de Reinich y "Contribuciones a la ciencia de la mitología " de Max-Mueller. De estos estudios concluyó "que este simbolismo no pertenece exclusivamente al sueño, sino que es característico del representar inconciente, en especial popular y se nos muestra en el folklore, los mitos, las fábulas, los modismos, los proverbios y los chistes corrientes de un pueblo, mucho más amplia y completamente aún que en el sueño."(3)

Por último encontró lo que buscaba en un libro no científico, "Psicología de las Multitudes" de Gustavo Le Bon (1895). Le Bon sostenía que lo que distingue a las personas como individuos es sólo una superestructura psíquica adquirida, conformada sobre una subestructura inconciente hereditaria, igual en todos los hombres. Esta subestructura subsiste, compuesta de recuerdos tribales, impulsos, tendencias e instintos. Le Bon sostenía que esta herencia era arcaica, innata en cada uno de nosotros, controla nuestros pensamientos y acciones.

Freud concluyó de este hecho "que el contenido particular psíquico, como el simbolismo, no tenía otra fuente que la transmisión hereditaria"(4).

Esta fue una tentativa de consagrar el significado permanente de los símbolos mediante el "contenido psíquico" hereditario innato: en realidad Freud rehabilita la doctrina sobre las ideas innatas, hacía tiempo rechazada por John Locke (1632-1704) por considerarla teórica y científicamente insostenible y políticamente reaccionaria, ya que sigue en línea directa el razonamiento de razas superiores e inferiores. Por ejemplo, se podría decir que hay ideas innatas superiores y otras inferiores y al ser heredadas biológicamente poco tiene que ver la práctica social y el aprendizaje, estas ideas innatas serían difíciles, sino imposibles, de modificar. El repudio de Locke a las ideas innatas y su sustitución por el principio de que todas las ideas provienen de la experiencia realizada en el curso de la vida, fueron aceptados y consagrados por la ciencia por un período de 300 años y nadie hasta la fecha, jamás pudo comprobar fehacientemente con la experiencia la existencia de ideas innatas, nadie pudo determinar que productos ideales como la mente se heredaran biológicamente.

Freud se encontró con que por lejos la gran mayoría de los símbolos inconcientes podían interpretarse como teniendo un significado sexual "establecido" directo o indirecto. El siguiente extracto de un trabajo escrito por él en 1910 ilustra el método interpretativo por el cual Freud asigna un significado sexual a pretendidos símbolos inconcientes estereotipados: "Tenemos, ante todo, el simbolismo en los sueños y en el inconciente, tema violentamente discutido... Quisiera deciros algunas palabras sobre estos símbolos últimamente descubiertos: Hace algún tiempo supe que un psicólogo nada favorable a nuestra hipótesis, se había dirigido a uno de nosotros acusándonos de exagerar la secreta significación sexual de los sueños. Como prueba, alegaba que su sueño más frecuente era el de estar subiendo una escalera, sueño que no encubría nada sexual. Ante esta objeción, comenzamos a estudiar los sueños en que aparecían escaleras, rampas, etc.; y no tardamos en fijar que la escalera (y todo lo análogo a ella) era un seguro símbolo del coito. No es difícil hallar la base de comparación. En una graduación rítmica y haciéndose cada vez más agitada nuestra respiración subimos a una altura, de la cual podemos descender rápidamente en un par de saltos. De este modo, el ritmo del coito reaparece en el acto de subir una escalera. No olvidemos tampoco los usos del lenguaje. Nos muestran, en efecto, que el verbo 'subir' (steigen) es empleado directamente y sin modificación alguna como calificación sustitutiva del acto sexual"(5).

Hace ya algunas décadas que se sabe que hay procesos inconcientes de reelaboración de la información, esto es que en el momento del sueño (en los que no hay conciencia) el cerebro tiene la capacidad de hacer trabajo útil y en ocasiones bastante complejo, como por ejemplo encontrar solución a problemas.

Hay bibliografía en la que se comentan investigaciones sobre la capacidad del cerebro "durmiente" de discriminar estímulos y conservar las huellas mnémicas. En la primera etapa de estas investigaciones se trabajaba con datos tomados principalmente del análisis de biografías. Luego empezaron a adquirir un carácter de exactitud más evidente y de verificación experimental. Por supuesto que en estas investigaciones no se descubrió nada que se relacionara con el simbolismo o algún mensaje oculto que se relacionara con temáticas sexuales de manera exclusiva.

Vemos aquí que el método de Freud consiste en tomar esas imágenes comunes que aparecen en los sueños, mitos, folklore, etc., y someterlas a un proceso de razonamiento por analogía. Razonar por analogía ha sido durante siglos cuidadosamente circunscripto en cuanto a su legitimidad. En los trabajos de Freud la falta de los métodos de demostración admitidos por lo general en la ciencia moderna es una constante, esto es, la frecuente sustitución de la argumentación lógica, experimental o estadística por razonamientos en los cuales la metáfora y la analogía ocupan el lugar de la deducción. Con la maduración histórica del pensamiento científico, la función del razonamiento analógico se fue restringiendo poco a poco, hasta reducirse a su mínima función legítima, de indicación preliminar de hipótesis de trabajo.

Freud, en cambio, infringió esa tendencia fundamental, utilizó sin limitaciones los razonamientos analógicos y trató de demostrar con su ayuda la validez de muchas tesis de la concepción psicoanalítica. De ese modo limitó (si no eliminó del todo) la posibilidad de una análisis riguroso de las concepciones formuladas. Freud no halló que los símbolos inconcientes tuvieran un significado sexual, los obligó a tener un significado sexual sometiéndolos a un razonamiento por analogía.

Con esta "llave", Freud procedió a analizar a sus pacientes utilizando el lenguaje simbólico que empleaban al relatar sus sueños y en la asociación libre, halló naturalmente que sus mentes inconcientes estaban repletas de impulsos sexuales ocultos, instintos primitivos, impulsos, etc.

Sus historias clínicas se convirtieron en relatos de historias plagadas de aberraciones sexuales, que se vio obligado a hacer un estudio de sexología. Con este fin recurrió a autores como Ellis, Moebius, Hirschfield, etc., y especialmente al "Anuario de aberraciones sexuales", publicado en Berlín. Estos estudios reforzaron y ampliaron su orientación sexual de símbolos estereotipados. Vale observar aquí como Freud comete el error de querer explicar la mente normal a partir de la psicopatología, con lo cual deja marcado un sesgo interpretativo que se ve a lo largo de toda su obra.

Freud en su tarea de investigar cada vez más lejos en la vida de sus pacientes, llegó inevitablemente a la idea de la vida sexual de los bebes y los niños, incluyendo todo tipo de "aberraciones" y las desarrolló hasta convertirlo en su "teoría sobre la sexualidad infantil" con sus fases oral, anal y fálica, su "incestuosa" fase de Edipo y su Complejo de Castración y de envidia del pene.

El problema mayor de Freud, era poder fundamentar, por qué estos recuerdos impulsos y tendencias sexuales eran inconcientes y por que se manifestaban simbólicamente. Por ello Freud recurrió a la corriente popular en ese momento en Alemania y Austria (1896 aprox.), la psicología del inconciente desarrollada por Herbart y Fechner y popularizada por Griesinger.

Herbart (1776-1841) era el psicólogo alemán de mayor influencia en la primera mitad del siglo XIX. Reaccionando contra el racionalismo de la escuela hegeliana de filosofía desarrolló un concepto sobre la mente en el que las ideas inconcientes, con una gran carga de energía, dominaban la vida mental.

Herbart concibió a la mente como teniendo dos entradas (comparable a los censores de Freud) una llamada la "entrada estática" separa las ideas ya sin energía de la conciencia (comparable al preconciente de Freud) y la otra, la "entrada mecanicista" separa aquellas ideas suprimidas o reprimidas que conservan sus cargas de energía, de las ideas ya sin energía y de la conciencia (comparable al inconciente de Freud).

Las ideas inconcientes cargadas, están en constante rebelión con las ideas concientes y este conflicto da lugar a la vida anímica.

Herbart sostenía que no existía el olvido absoluto, olvidar según él significa represión. La verdadera causa determinante del pensamiento y del comportamiento humano consiste en las ideas reprimidas inconcientes que conservan su energía.

Unos setenta años antes de que Freud "descubriera" el psicoanálisis, Herbart había hecho un bosquejo tosco del inconciente y un esbozo de la teoría de la represión.

Es indiscutible que Freud estaba familiarizado con la psicología de Herbart, el propio maestro de Freud, Meynert, estaba muy influenciado por Herbart y Freud realizó un cuidadoso estudio sobre Fechner que a su vez era partidario de Herbart.

Freud encontró la base para la solución del problema de por qué el inconciente se manifiesta simbólicamente, en el concepto de represión de Herbart, la teoría de la represión es la doctrina central del psicoanálisis.

Como vemos poco tiene que ver Freud con el estatuto en que lo quieren poner sus fieles devotos seguidores: el de un Copérnico o un Darwin. En realidad, en lugar de ser un descubridor como lo fueron aquellos científicos, en realidad fue un vulgar copiador que tomo un poco de diferentes lados para armar su teoría.

La idea principal, base del sistema de Freud, es la determinación esencial de la vida conciente por ideas e impulsos instintivos inconcientes y con mucha energía: de este modo Freud pone de relieve el lado emotivo y volitivo inconciente de la actividad psíquica, con una fuerza motora considerada más bien biológica que social, que como habíamos mencionado con anterioridad es naturalizar lo psíquico, es decir, que la mente sería para Freud un epifenómeno de lo biológico y de acuerdo a su razonamiento también lo social. Es una psicología irracional que considera primero las emociones, impulsos, instintos y tendencias innatas, dominando las ideas, el pensamiento, el conocimiento y la actividad racional social adquirida. Como tal se coloca en agudo contraste y oposición con la índole científica del materialismo dialéctico y todos los últimos descubrimientos científicos.

Sucedió así que una tendencia, actuando en gran medida fuera de las corrientes clásicas del pensamiento filosófico se desarrolló durante algún tiempo. Esta tendencia incluye una amplia variedad de sistemas filosóficos pero tiene una característica negativa y otra positiva comunes. La característica negativa es una oposición al racionalismo de las líneas filosóficas tradicionales, idealistas o materialistas. Las filosofías tradicionales racionalistas habían sostenido que los aspectos esenciales de la mente humana eran la razón, la lógica, el pensamiento, las ideas, el conocimiento y la verdad.

La característica común de la tendencia moderna antirracionalista es la sustitución de los elementos racionales por lo inconciente, esfuerzos biológicos, tendencias, apetitos, impulsos, instintos, etc., por considerarlos aspectos esenciales de la mente humana. En esta tendencia filosófica se asigna a los instintos, tendencias, etc. el papel dominante, director y organizador.

Son exponentes muchos filósofos modernos conocidos: Schopenhauer (1788-1860), Nietzsche (1844-1900), Bergson (1859-1941), Dewey (1859-1953) entre otros.

De una manera muy general esta tendencia filosófica prestó apoyo y lo sigue prestando al psicoanálisis, respecto a la filosofía de la ciencia, Freud dejó de lado, la utilización del método científico de corroboración empírica, tal vez pensó que con la utilización de la metodología científica no se comprobaban sus ideas, lo que era insuficiente era el método, pero sus ideas estaban por encima de todo. La filosofía y el método científico sirvieron y sirven para grandes avances pero no fue así para Freud, y actualmente no lo es para los teóricos y adherentes a la teoría psicoanalítica. Freud trabajó dentro de la tradición no científica, sino anticientífica, cuyas características principales son el idealismo, el subjetivismo, la metafísica y el irracionalismo.

En cuanto a la psicología, Freud no le dio mayor importancia a diferentes disciplinas, por ejemplo, la neurofisiología de Pavlov, la psicología experimental de Wundt, el evolucionismo de Darwin y el materialismo dialéctico de Marx y Engels. Freud construyó un sistema con teorías tan periféricas y desacreditadas como la interpretación de los sueños, la traducción de símbolos, los mitos y las ideas innatas.

FILOGÉNESIS (a) FREUDIANA
Y FREUDISMO HISTÓRICO

Uno de los problemas fundamentales en la psicología es el origen y desarrollo de la mente en la especie humana, este problema está estrechamente ligado a la antropología y a la historia de la humanidad. Se relaciona con la transición de la naturaleza animal a la naturaleza humana. Freud procedió basándose en "la analogía entre los procesos de evolución cultural y el camino del desarrollo individual."(6)

Para esta tarea Freud escoge aquellas suposiciones y teorías etnológicas, antropológicas e históricas que convienen a sus propósitos y se atiene firmemente a los mitos. Basa gran parte de su pensamiento en los trabajos de un etnólogo antropólogo completamente desacreditado: Robertson Smith.

Freud no desconocía la posición dudosa de Smith. Refiriéndose a su propio libro, Tótem y Tabú, Freud escribe: "Repetidas veces se me ha reprochado violentamente que yo no he modificado mis opiniones en las ediciones posteriores de mi libro, en vista de que los nuevos etnólogos han rechazado unánimemente las teorías de Robertson Smith, sustituyéndolas por otras que en parte son absolutamente diferentes. También encontramos en otro de sus escritos: "Ante todo yo no soy un etnólogo, sino un psicoanalista. Tengo el derecho de tomar de la bibliografía etnológica lo que puedo necesitar para los trabajos del psicoanálisis. Los trabajos de Smith tienen en mi opinión, puntos de contacto, de gran interés con el material psicológico y debido a ello me parecen de especial valor."(7) Así como Freud valoró las teorías, no en función de su veracidad o falsedad, sino en función de su utilidad para el psicoanálisis, en este sentido podríamos decir que Freud fue un adelantado del pragmatismo que reina en estos tiempos.

En muchos casos su "método" consiste en fijar una hipótesis basándose en un solo hecho histórico y luego proseguir independientemente de los hechos y teorías de la historia. "Pero nos aventuramos -dice- a caminar independientemente de los autores, siguiendo una 'huella o rastro propio'".(8)

Como vemos Freud propone resolver el problema de cómo se pasó de la mente primitiva a la civilizada, mediante la analogía, la selección oportuna, la independencia respecto a los asuntos consagrados y las suposiciones arbitrarias.

Freud ofrece primero "una hipótesis que puede parecer fantástica, pero que presenta la ventaja de reducir a una unidad insospechada series de fenómenos hasta ahora inconexos". (9) Lo fantástico se verifica juntando el tótem, la comida totémica y especulaciones sobre el estado primitivo de la sociedad humana y proporcionándole una "traducción psicoanalítica". Con esta combinación Freud crea un mito que se repite literalmente cientos de veces en todos sus escritos desde 1912.

Este hombre prehistórico todavía mitad animal vivía en una horda primitiva bajo la dominación absoluta y tiránica de un padre violento y celoso que guardaba todas las mujeres para sí y que echó a sus hijos cuando fueron mayores. Esta era una forma de sociedad anterior a los gens y a la tribu, sin tabúes o tótems, en el que el único principio organizador era el terrible poder del padre. En ese entonces la mente humana era rudimentaria, más animal que humana. Lo conciente no se había separado de lo inconciente. No existía todavía la conciencia porque no había normas ni valores y, por lo tanto, ninguna posibilidad de construir un ideal. Los instintos reinaban, sin que los contradijera ninguna acción represiva interna.

Todos los conflictos eran exteriores, entre los miembros de la horda. De algún modo estos conflictos externos, según Freud, alcanzaron por último un punto crucial y "los hermanos se reunieron un día, mataron al padre y devoraron su cadáver, poniendo así fin a la existencia de la horda paterna... Tratándose de salvajes caníbales, era natural que devorasen el cadáver". De este hecho prehistórico "nació la conciencia de la culpabilidad"(10). La conciencia de culpabilidad hizo de la represión la gran fuerza dinámica del proceso psíquico.

El asesinato del padre patriarcal condujo, según Freud, al establecimiento de la sociedad sobre la base de un contrato social peculiar; los hijos, todos hermanastros, comprendieron que el destino del padre sería inevitablemente el de ellos a menos que establecieran un pacto mutuo prohibiendo el asesinato y el casamiento dentro del clan. Así, sostiene Freud, se fundó la organización social sobre dos restricciones morales consecuencia del acto de parricidio. La moral y la sociedad fueron contempladas como el resultado de un parricidio y del incesto. Aquí vemos que Freud propone la organización social como consecuencia del parricidio y del incesto, dos actos que son perfectos para cualquier novela sensacionalista, pero que poco tienen que ver con la ciencia. Es bueno resaltar aquí la contradicción en la que se encuentra la teoría de Freud: antes del parricidio y del incesto ¿no había una organización social rudimentaria?. Esto es, Freud no se pregunta en ningún momento cómo es que los miembros de la horda conseguían sus medios para vivir, es decir, la alimentación, etc.

La pregunta es ¿no sería necesario algún tipo de organización social para poder subsistir? Una vez más se ve como Freud acomoda los hechos a su antojo, ocultando aquellos datos que contradicen su teoría.

Detrás de esta teoría está la reaccionaria concepción de Freud del desarrollo individual del sexo masculino. Los niños, se enamoran de sus madres y odian pero al mismo tiempo veneran a sus padres. El padre es el rival del hijo respecto al amor por la madre. Este es el famoso "Complejo de Edipo" freudiano. El resultado es que el hijo desea la muerte de su padre pero reprime este deseo que lo aloja en el inconciente conservando su "carga de energía psíquica" completa. El futuro del niño depende en gran medida del éxito que tenga para desviar la energía de los deseos incestuosos y de muerte del inconciente hacia fines socialmente aceptables. En cualquier caso los deseos llegan a la conciencia como una culpa más o menos camuflada (sueños, síntomas, etc.).

Freud considera la religión como el sentido colectivo de culpa proveniente del acto de parricidio.

El padre primordial asesinado es más tarde restablecido como Dios y el "pecado original" es el recuerdo del asesinato del Dios Padre. El festín totémico y la comunión cristiana son las representaciones rituales del asesinato del padre primordial y la acción de devorarlo. Freud llama a esto "el mito científico del padre de la horda primitiva."

"La sociedad - escribe Freud - reposa entonces sobre la responsabilidad común del crimen colectivo, la religión sobre el sentimiento de culpabilidad y del remordimiento en relación a él mientras que la moralidad esta basada, en parte, en las exigencias de la sociedad y en parte sobre la expiación exigida por el sentimiento de culpabilidad"(11).

En su aplicación del psicoanálisis a la "raza humana" Freud supone la existencia de "un alma colectiva en la que se desarrollan los mismos procedimientos que en el alma individual"(12). De esta manera el sentimiento de culpa es una carga que el hombre tiene desde muchos miles de años y existe en cada individuo de cada generación como un recuerdo reprimido hereditario, alojado en el inconciente.

Lo que vemos aquí es que para Freud, este mito creado por él, el Complejo de Edipo, es el origen de la sociedad, la moral y la religión. Sus orígenes y desarrollo nada tienen que ver con el proceso de trabajo, ni con las relaciones que establecieron los hombres entre sí, basadas en la forma en que obtenían su alimento, ropas, vivienda, etc. "...en el complejo de Edipo -insiste Freud - coinciden los comienzos de la religión, la moral, la sociedad."

También se observa cómo Freud confunde las leyes psicológicas con las leyes sociológicas, que si bien están relacionadas, no significa que sean lo mismo.

ONTOGÉNESIS (b) FREUDIANA (DE LA MENTE INFANTIL A LA ADULTA)

Freud resolvió el problema del desarrollo ontogenético de la mente humana como un derivado del análisis de sus pacientes, esto significa proceder por analogía de la enfermedad con la salud, no perturbó en lo más mínimo a Freud, porque, sostenía que no existe una verdadera línea de demarcación entre la salud y la enfermedad mental (para él, todos somos neuróticos). La diferencia, si es que hay alguna, es cuantitativa y no cualitativa.

A través de la interpretación, por medio de la traducción de símbolos y síntomas neuróticos, llegó a ciertas conclusiones de la fase del desarrollo de la mente individual. Estas fases, sostenía, de un modo general son paralelas a las fases de la evolución mental desde la horda primitiva a la mente civilizada.

La mente del niño recién nacido es similar a la del hombre prehistórico anterior al acto primitivo del parricidio. Sin embargo, existe una gran diferencia, mientras que la mente del hombre prehistórico, para alcanzar el nivel de una mente civilizada tiene que pasar por miles de años de experiencia que sólo gradualmente se hace hereditaria en forma de una herencia arcaica, la mente del niño al nacer, según Freud, está dotada de una constitución innata que es el inconciente. Abarca los instintos, sus represiones y el retorno de lo reprimido, la herencia mental arcaica innata, los tabúes y las formas pervertidas innatas de descarga de instintos a las que hubo que recurrir debido a la coacción de la represión. Esto incluye: 1º las fases de la sexualidad infantil, que según Freud, son aberraciones hereditarias que todos los niños deben pasar; 2º las formaciones de Edipo que son diferentes en los niños que en las niñas; 3º los fenómenos del complejo de castración y de envidia del pene; 4ª las inclinaciones al sadismo y al masoquismo. Estas son las fases por las cuales debe pasar todo niño. Sólo permanecen latentes hasta que el crecimiento y las condiciones de vida las ponen en acción.

  • LA SEXUALIDAD INFANTIL

Freud pone el acento en los primeros años de la infancia, porque es durante esa época, sostiene él, que el individuo reproduce el curso entero del desarrollo filogenético.

Primera fase, Oral: Esta fase también es conocida como canibalística, es una manifestación sexual pregenital que se centra en torno a la zona erótica bucal y que se manifiesta chupando y comiendo (cuyo objeto sexual es la asimilación del objeto sexual).Se caracteriza por el impulso arcaico instintivo de comer.

Segunda fase, Sádico-anal: Se caracteriza por el impulso del "instinto de aprehensión", particularmente con relación a los instintos. Esta fase es una forma infantil hereditaria de instintos de crueldad agresiva y violencia del hombre prehistórico, reprimido durante mucho tiempo.

Freud hace una conexión entre los "instintos prehistóricos" y las zonas erógenas particulares y señala que las perversiones sexuales son, según él, satisfacciones sustitutivas de los instintos agresivos prohibidos. En el niño, los instintos originales (canibalismo, agresión, sadismo) y sus formaciones sustitutivas (las perversiones sexuales) son considerados como parte de la herencia arcaica de la herencia de la mente del hombre moderno. Si el niño no logra reprimir o sublimar completamente estas fases, puede tener una fijación en una o en otra de ellas o, años más tarde, puede tener una regresión hacia ellas.

Vemos aquí la importancia para el sistema freudiano de la idea de la herencia mental arcaica, que es un pilar fundamental para la teoría psicoanalítica, pero que jamás nadie pudo comprobar en la práctica, es decir empíricamente. Entonces, por lo visto, quienes siguen sosteniendo esta teoría se basan sólo en el principio de autoridad, esto es, porque lo dijo Freud. Esta idea sola constituye un razonamiento de las supuestas combinaciones en la infancia, de instintos primitivos y el retorno de lo reprimido en forma de aberraciones y de perversiones sexuales innatas. Esto es decisivo para Freud, ya que hace depender en gran medida el carácter futuro, el estado normal y la salud mental del individuo de la forma en que fueron reprimidas o sublimadas las fases pregenitales infantiles.

La época crucial entonces, son los cuatro primeros años, según Freud, la vida sexual de los niños permanece en estado latente durante un período que llega hasta la pubertad. Desde la pubertad hasta la adolescencia, en el curso normal de los acontecimientos para a la fase genital.

Para Freud y sus seguidores, la vida de un sujeto, su personalidad, queda ya definida en sus aspectos esenciales en los primeros cinco años de vida,. Todo el desarrollo posterior y las relaciones con otras personas poco van a influir en el desarrollo de la personalidad, estas ideas no sólo contradicen al materialismo dialéctico, sino a la investigación científica y al sentido común.

  • EL COMPLEJO DE EDIPO (c)

En el punto anterior hemos visto la teoría de Freud del desarrollo por fases de la mente de los niños con relación a ciertas zonas erógenas y los instintos y herencias arcaicas relacionadas con ellas. El Complejo de Edipo, se refiere al descubrimiento de los objetos sexuales durante las distintas fases del desarrollo.

El complejo de Edipo es según Freud, "un fenómeno determinado y dictado al niño por herencia". Las vicisitudes de la vida individual determinan la forma particular que toma el complejo, pero las características generales son innatas y por tanto iguales en todos los casos.

Para Freud, el Complejo de Edipo es el más importante legado innato de la horda primitiva. Los elementos que lo componen son, una parte, el instinto de la horda primitiva que implica relaciones sexuales incestuosas y por la otra, el resultado es decisivo para el individuo y en último término para la sociedad.

La etapa rudimentaria del Complejo de Edipo tiene lugar, según Freud, durante la fase de desarrollo infantil caníbal-oral. Consiste en tomar el seno de la madre como objeto sexual. El hecho de que sirva para necesidades nutritivas lo mismo que libidinosas significa, sostiene Freud, que el comportamiento erótico depende al principio del instinto de alimentación. Pronto, el niño comienza a chupar por el placer de chupar, y puede reemplazar el pezón por el pulgar. De esta manera el niño se desprende de la forma inicial del complejo de Edipo y sustituye el seno de la madre por un elemento de su propio cuerpo como objeto sexual. Este paso marca el paso al autoerotismo infantil. El progreso del desarrollo implica la renuncia al autoerotismo y una vez más el descubrimiento de un objeto sexual exterior en forma de persona. Hasta este punto, probablemente alrededor de los dos años de edad, la norma del desarrollo es idéntica en niños y niñas. Pero desde el momento en que se descubre un objeto sexual en la forma de una persona, los dos toman caminos diferentes. "Comienza el niño a tomar a su madre como objeto de sus instintos libidinosos"(13), y la niña lo hace hacia el padre.

"Todo ser humano halla ante sí la labor de dominar el Complejo de Edipo"(14). El futuro hombre y la futura mujer dependen de cómo el niño cumple esta labor. Pero la forma en que él o ella lo hacen está dictada en primer lugar por la herencia, por las características innatas diferentes de ambos sexos y por las peculiaridades constitucionales innatas del individuo. Estas ideas de Freud están en la misma línea del pensamiento que, años más tarde, fue sostenido por los pseudocientíficos nazis, quienes sostenían la existencia de ideas raciales innatas, con las cuales, por medio de falsos experimentos, querían justificar la existencia de razas superiores e inferiores. El pseudo científico Freud en lugar de hablar de diferencias raciales innatas, habla de diferencias innatas en ambos sexos. Pero lo que hay que tener en claro en ambos casos es que las diferencias innatas no se limitan simplemente a lo anatómico o a cualquier tipo de características físicas, sino que se habla de diferencias mentales innatas heredadas biológicamente e inmodificables.

Comenzamos, como lo hace Freud, por cómo se resuelve el complejo de Edipo en los varones.

Cuando el niño descubre en su madre un objeto sexual, la operación mental de represión de sus instintos sexuales ya ha aparecido. El conocimiento de su objeto sexual se ha apartado de él y su atracción se le presenta como amor. Su madre es su objeto de amor. En la misma época también, la barrera innata incestuosa y arcaica, ayudada e instigada por las prohibiciones de la sociedad moderna comienza a funcionar. Esto actúa, además, para encubrir la naturaleza sexual de sus sentimientos hacia su madre. En esta época, según Freud, el niño desarrolla una actitud ambivalente hacia su padre. Por una parte el hijo se identifica con el padre, lo admira y quiere ser "igual a él" cuando sea grande. Su padre es su ideal. Por otra parte, el hijo observa que su padre es un obstáculo entre él y la madre y empieza a considerarlo un rival. Estos sentimientos se transforman en el deseo de librarse del padre y ocupar su lugar. La identificación con el padre tiene en ese momento el contenido ambivalente de admiración por un lado y el deseo de muerte por el otro. También esto es la evolución innata, decenas de miles de años después, de la actitud de los hijos de la horda primitiva hacia su padre, su deseo de ser como él y su deseo de matarlo.

El destino innato primitivamente predestinado del niño lo lleva a una situación muy dramática; el hijo ama a su madre al mismo tiempo que respeta, idealiza y odia a su padre y le desea la muerte. Hay aquí, suficiente emotividad turbadora como para hacer estallar la mente de un adulto y no hablemos de la mente de un niño de dos a cuatro años. El niño sin embargo, no tiene que resolver el terrible conflicto intelectualmente y sin ayuda. "El complejo de Edipo -dice Freud- tiene que desaparecer porque llega el momento de su disolución, como los dientes de leche se caen cuando comienzan a formarse los definitivos. Aunque el complejo de Edipo es vivido también individualmente por la mayoría de los seres humanos, es, sin embargo, un fenómeno determinado por la herencia y habrá de desaparecer, conforme a una trayectoria predeterminada, al iniciarse la fase siguiente del desarrollo"(15). El impulso principal hacia la terminación del complejo de Edipo proviene de una combinación de fuentes internas (el instinto de masturbación, componente de los instintos sexuales; la herencia arcaica innata del sentido de culpa proveniente del pecado original del parricidio y el miedo a la castración proveniente del recuerdo arcaico innato del castigo por el incesto infligido a los hijos por el padre de la horda primitiva).

Al mismo tiempo, bajo el estímulo del amor sexual a la madre, el niño comienza a interesarse, de una manera narcisista, en sus propios órganos genitales y a masturbarse. El sentido innato de culpa unido al incesto y al parricidio se transfiere al acto de masturbación infantil. El castigo por el incesto, según la herencia arcaica innata, es la castración. Por lo tanto, el sentimiento de culpa y el miedo al castigo de la castración se transfiere del incesto y el parricidio y se concentran en la masturbación.

Freud sostiene que una cadena de acontecimientos externos ayuda al desarrollo de la estructura innata. La madre o la niñera amenazan al niño con la castración por lo general diciéndole que su padre llevará a cabo ese acto. Al principio el niño, aunque teme el castigo, no cree mucho en él. Tiene entonces lugar un acontecimiento decisivo en la vida del niño. "Esta observación, que rompe por fin la incredulidad del niño -dice Freud- es su descubrimiento de los genitales femeninos. Siempre se le presenta alguna ocasión de contemplar la región genital de una niña y convencerse de la falta de aquel órgano, del que tan orgulloso está en un ser tan semejante a él. De este modo se le hace ya posible representarse la pérdida de su propio pene y la amenaza de castración comienza a sufrir efectos".

El niño (de cuatro años) convencido de la autenticidad de la amenaza de castración, se enfrenta con una importante decisión: o abandona su masturbación narcisista y su interés por la madre (amor sexual), ambos en estrecha relación, o perderá su pene. "En este conflicto vence normalmente el primer poder y el yo del niño se aparta del complejo de Edipo". Así, según Freud, "el complejo de Edipo sucumbe a la amenaza de castración".

El proceso de apartarse del complejo de Edipo trae consecuencias trascendentales. En el transcurso del mismo se forma el super - yo (instancia del inconciente freudiano que se explicará en el próximo capítulo de este trabajo) del niño y su mente se vuelve "civilizada". O sea, queda completa, con su Ello, (otra instancia del inconciente freudiano donde se encuentran los instintos, las pulsiones, etc. También se verá con más detalle en el próximo capítulo) un yo y un super-yo. El super-yo se forma del temor a la castración y de los remordimientos por el deseo del incesto y el deseo de muerte. En este proceso el padre constituye la médula del super-yo. Este último adopta la severidad del padre, perpetúa su prohibición contra el incesto. La energía libidinosa del complejo de Edipo en el niño, liberada por la destrucción del complejo, se transfiere a objetivos no sexuales en forma de sublimaciones, particularmente a fines socialmente aceptables, como ser tareas escolares y juegos y más tarde se transferirá al trabajo, a la actividad creadora, ciencias, artes, etc.

Según Freud, esta es la solución "normal" o "ideal" del complejo de Edipo en los varones. Fija el carácter masculino con su fuerza de voluntad, su disciplina, sus características racionales y lógicas, su interés por el mundo exterior y por la civilización y la cultura. Pero esta solución ideal mediante la cual el complejo de Edipo queda totalmente destruido por el temor de la castración, se logra rara vez, sino nunca. El resultado más común es la repulsión del complejo, más que su destrucción. En este caso más usual la represión de los deseos de incesto y muerte y de los sentimientos de temor y de culpa conduce a reversiones y regresiones, a perversiones y a aberraciones, a la delincuencia y al crimen y en general a las neurosis. La destrucción o represión del complejo de Edipo, sostiene Freud, reprime su actividad sexual y establece un período de latencia que dura hasta la pubertad (doce o trece años).

En esta época, se produce un resurgimiento del complejo, cuya intensidad, tipo y duración dependen en gran medida de cómo se ha resuelto la fase de Edipo infantil. La tarea del joven consiste entonces en romper con sus padres y poder así hallar una compañera y ocupar su lugar en la comunidad.

Mientras que en los varones el complejo de castración pone fin al complejo de Edipo, en las mujeres, por el contrario, el complejo de castración, según Freud, da comienzo al Complejo de Edipo. Freud habla de "un descubrimiento trascendental que las niñas (de dos a cuatro años) están destinadas a hacer" y continúa "descubren el pene de un hermano o compañero de juego, muy visible y de grandes proporciones y al punto lo aceptan como la equivalencia superior de su propio órgano pequeño y conspicuo, y desde ese momento se convierten en víctimas de la envidia del pene... La niña lo ha visto y descubierto que ella no lo posee y desea poseerlo." Este hecho da comienzo a lo que Freud llama "el complejo de masculinidad en las mujeres", que implica "la esperanza de lograr algún día tener un pene a pesar de todo y ser igual al hombre". Ahora cabría hacerse una pregunta ¿qué pasa cuando la niña no ve a un niño desnudo o como vamos a ver a continuación cuando el niño no ve a una niña desnuda?. ¿Acaso esto es algo universal?. ¿Siempre sucede?. Como esto no es así vemos que aquí la teoría psicoanalítica es sumamente débil y ya no se puede sostener el complejo de castración y por ende el complejo de Edipo.

Los niños cuando ven los cuerpos de las niñas, según Freud, adoptan dos actitudes: "horror de la criatura mutilada o desprecio triunfante ante ella". En ambos casos se desarrolló en ellos un fuerte sentido de superioridad masculina. En estas dos actitudes juntas "determinan permanentemente las relaciones del niño hacia la mujer". Así, sostiene Freud, la ideología sobre la superioridad masculina está predestinada por la herencia biológica arcaica. "Después la mujer ha descubierto esa herida a su narcisismo, desarrolla, como una cicatriz, el sentido de inferioridad. Cuando ha superado su primera tentativa de explicarse la ausencia del pene por un castigo personal y ha comprendido que esa característica anatómica es general, comienza a compartir el desprecio que siente el hombre hacia un sexo que es inferior en un aspecto que es tan importante".

El niño está destinado a sentirse superior y la niña inferior y estos sentimientos determinan actitudes permanentes en los hombres y mujeres cuando grandes.

Esto, sin embargo, es sólo el aspecto subjetivo del sentido de superioridad masculina e inferioridad femenina. Freud cree dar validez objetiva a este sentimiento objetivo que los hombres están predestinados por el innato complejo de Edipo a ser superiores; mientras que las mujeres están predestinadas a ser inferiores. Como lo hemos visto, Freud sostiene que en los niños un fuerte super-yo es el heredero del complejo de Edipo por obra del complejo de castración. En las niñas y mujeres el sostiene que, en el curso de la infancia de la niña, en forma de algún modo predestinada, se produce una transformación de la envidia del pene en una ecuación pene = niño. Abandona su deseo de poseer un pene y lo reemplaza por el deseo de un hijo y con este propósito en vista toma a su padre como objeto de amor. Su madre se convierte en objeto de sus "celos". Aquí comienza, entonces, el complejo de Edipo en las niñas. Se originará en el complejo de castración y el resultado es, según Freud, que " en las niñas falta el motivo de destrucción del complejo de Edipo". No se destruye sino que subsiste durante toda la vida y lentamente es abandonado o reprimido.

Por lo tanto en las niñas o mujeres, no existe, ninguna situación que exija la formación de un super-yo. Este se desarrolla sólo gradualmente y rara vez, sino nunca, alcanza un grado similar al del hombre.

Freud anunció al mundo su doctrina en tiempos en que las mujeres en muchas partes del mundo estaban luchando por la igualdad de derechos políticos. El movimiento feminista estaba tomando gran impulso. Después de desarrollar la tesis anterior sobre la inferioridad del super-yo de las mujeres, Freud dice: "No puedo eludir el hecho (aunque he vacilado en darle un nombre) de que para las mujeres la medida de lo que es éticamente normal difiere de los hombres. Rasgo de carácter que los críticos de todos los tiempos han sostenido contra las mujeres, - que tienen menos sentido de justicia que los hombres, que están menos dispuestas a someterse a las grandes necesidades de la vida, que más a menudo influyen en sus juicios sentimientos de afecto u hostilidad - todo esto puede explicarse ampliamente por la modificación en la formación de su super-yo que ya hemos deducido". Y agrega "No debemos permitir que se nos aparte de nuestras conclusiones por la negativa de las feministas que ansían obligarnos a mirar los dos sexos como enteramente iguales en posición y valor".(16)

Freud considera que el complejo de Edipo es el fenómeno central en la infancia de ambos sexos, un fenómeno que en su esencia determina no sólo el carácter y la capacidad del individuo, sino también los rasgos esenciales de la masculinidad y la femineidad. Llegó a esta conclusión de la naturaleza humana, como lo hemos visto, principalmente por medio de especulaciones antropológicas desacreditadas y por la traducción de símbolos estereotipados de un presunto lenguaje primitivo innato

CONFRONTACIÓN

Si como toda ciencia, el pensamiento racional y la filosofía científica sostienen que la mente tiene como sustrato físico, biológico al cerebro, esto es que no habría mente sin cerebro, entonces, la psicología, la ciencia del proceso psíquico, del estudio de la mente, debe estar firmemente fundada en el conocimiento del funcionamiento cerebral

Careciendo de esta ciencia, el psicólogo tiene una o dos alternativas generales:

1º Llevar adelante al máximo, por medio de experimentos objetivos, la investigación descriptiva y clasificadora del comportamiento animal y humano que conduce a la acumulación de un gran conjunto de hechos y conclusiones estadísticas.

2º Construir sistemas especulativos metafísicos sobre la base de la investigación de la mente por medios diversos.

Será posible establecer un contraste suficiente cuando uno de estos últimos sistemas especulativos sea confrontado con una gran correlación estadística de hechos deducidos de la experimentación. Tal confrontación es en sí misma suficiente para descartar cualquier tipo de psicología metafísica, incluyendo la de Freud. Pero no es suficiente para señalar la dirección en que debe orientarse la psicología si ha de efectuar una transición desde la etapa inicial, descriptiva y clasificadora de la ciencia, a la etapa acabada, explicativa, causal.

Esto no significa de ningún modo que la psicología sea sinónimo de neurofisiología. Esta última es un prerrequisisto de la primera.

La psicología para convertirse en una ciencia se apoya en otras ciencias, como ser en una ciencia de la sociedad y en una epistemología científica.

No existe ya ninguna excusa válida para la práctica dualista de los psicólogos de fingir apoyo al principio de la mente como fenómeno indisociable del cerebro y luego ignorar este principio en todos sus trabajos y exposiciones.

Sin embargo Freud hizo mucho más que ignorar este principio. Sacando ventaja de la carencia corriente de la neurofisiología, aunque ya por esos años Freud ignoró por completo los importantes y muy conocidos avances realizados por Pavlov, quien ya en 1903 había presentado en Madrid, en el Congreso de Fisiología sus trabajos sobre los reflejos condicionados, los estudios que Pavlov denominó de la actividad nerviosa superior. También presentó sus trabajos en una conferencia dada en Londres en 1906. Anteriormente en el año 1904, ya había obtenido el premio Nobel por sus trabajos en Fisiología. Y en el año 1923 publicó la primera edición de su estudio objetivo sobre la actividad nerviosa superior, que será ampliada a medida que se agregan los nuevos trabajos en las ediciones sucesivas, actualizadas hasta 1935.

Si bien eran los primeros pasos que se daban en el estudio de la actividad nerviosa superior, esto es, de los hemisferios cerebrales, Freud no se dio por enterado y lo reemplazó por un principio opuesto, es decir, por el principio de que la mente podía comprenderse simplemente en función de sí misma. Amparado por este principio idealista procedió a construir lo que él llamó "la ciencia de lo psíquico inconciente".(17)

Cualquier tentativa de construir una psicología que desconozca la fisiología nerviosa superior ya establecida, aunque aún en desarrollo, está, sin lugar a duda, condenada al fracaso. La psicología de Freud no es una excepción.

La ausencia de esta ciencia podría constituir una disculpa para Freud, aunque en el terreno de la ciencia misma, la ignorancia, aún la ignorancia objetiva, no puede constituir un fundamento para invalidar el método científico y recurrir a conjeturas.

Más aún, en la actualidad, después de los grandes avances logrados desde las neurociencias y otras corrientes psicológicas llama la atención que los seguidores de Freud no se den por enterados, o bien si tienen información al respecto tal vez no sea compatible con su doctrina y esto represente el principio del fin de la misma.

De todos modos nuestra conclusión es que la doctrina de Freud de lo psíquico inconciente se presenta como un sustituto mítico de la actividad nerviosa (psíquica) superior; a cuya ausencia temporal debe su existencia el psicoanálisis.

Por otro lado una psicología racional considera a la mente no en un vacío social, no determinada por esquemas instintivos hereditarios internos y arcaicos, sino socialmente determinada por las condiciones, el tiempo y el lugar.

Se considera que el factor decisivo para el desarrollo de la mente es el medio ambiente y no la constitución innata. El acento en el papel del medio ambiente social y la experiencia y la actividad del individuo dentro del mismo permite a la psicología exponer a la luz del día la extremada parcialidad del psicoanálisis de Freud, en el cual el papel del medio ambiente social se limita principalmente a trabar los esquemas mentales innatos y predeterminados. Resulta por completo insostenible y enteramente no científico ocuparse de cualquier fenómeno como si existiera en el vacío. Y aún así Freud enfocó la mente del individuo independientemente de las condiciones del medio ambiente y sujeta, en el análisis final, principalmente a la determinación de rasgos mentales filogenéticamente hereditarios.

Nuestra conclusión respecto al valor inherente del psicoanálisis se basa en los siguientes rasgos esenciales de su sistema:

  1. Su enfoque general es netamente mental, haciendo caso omiso del hecho demostrado de que la mente y el cerebro no pueden ser entendidos por separado; procede como si la mente humana fuera un fenómeno independiente, separado del cuerpo. Esto es lo que se llama idealismo dualista en la forma psicológica de paralelismo psicofísico.
  2. Su material conceptual está tomado en gran parte de los caminos desviados de la historia intelectual humana. Explícitamente se reservó el derecho, ejercido con demasiada frecuencia, de seleccionar aquellas ideas y teorías que se acomodaban a sus objetivos y necesidades. Esto es lo que se denomina eclecticismo de conveniencia.
  3. Su "método" de observación es el sondeo mental inconciente, principalmente por medio de la estereotipada traducción de símbolos de la fantasía onírica, lapsus linguae, síntomas, etc. Por medio de este "método", reunió el "material de observación" con el que constituyó su teoría. Esto debería llamarse introspección esotérica.
  4. Su interés casi exclusivo por la traducción de los pretendidos símbolos inconcientes, dándoles un significado sexual lo condujo a la acumulación de "material sexual observado", con el cual construyó su teoría. Esto es pansexualismo interpretativo.
  5. Su teoría de que la mente inconciente está atestada de rasgos mentales innatas era necesaria para explicar el material pansexual producido por la traducción de símbolos sexuales. Esto debería denominarse una restauración platónica y medieval de las ideas innatas.
  6. Su teoría del retorno de las ideas innatas reprimidas conservando su carga completa de energía psíquica es al mismo tiempo el fin y el comienzo de su sistema psicoanalítico. El retorno del esquema sexual infantil reprimido se encuentra en los sueños, fantasías, lapsus linguae, etc. Pero fue la presunta fantasía simbólica de estos mismos fenómenos la que, una vez traducida, condujo en primer lugar a la construcción del esquema sexual infantil innato y con gran carga. La posibilidad de traducción por medio del simbolismo filogenéticamente sexual innato implica la existencia del esquema sexual filogenéticamente hereditario. Esto es lo que se denomina razonamiento circular que es inadmisible como forma racional de pensamiento.
  7. Por último, su teoría sobre el origen y desarrollo de la mente humana se basa en una combinación de mitología y conjeturas antropológicas desacreditadas y descartadas, incluyendo relatos sobre la horda primitiva, el padre patriarcal, el incesto, etc. Este "lenguaje" constituye la base o la razón del arte de la traducción de símbolos estereotipados de los sueños, fantasías, síntomas, etc. Los mitos son elementos esenciales tanto para los postulados como para el sistema metapsicológico del psicoanálisis. Sin ellos la interpretación de los sueños, fuente del pensamiento de Freud, perdería todo significado. Su creación de mitos no es una superestructura erigida sobre sus postulados sino una parte integral, inseparable y absolutamente indispensable de la teoría misma. Su teoría sobre el origen y desarrollo de la mente humana debería llamarse un renacimiento moderno del arte de las narraciones mitológicas.

PERSPECTIVA DE LA
PSICOLOGÍA MARXISTA

  • LO BIOLÓGICO Y LO SOCIAL
    EN LA MENTE HUMANA

El desarrollo de las funciones y facultades psíquicas específicas del hombre constituye un proceso muy particular. Es fundamentalmente distinto del comportamiento transmitido por herencia biológica, como del proceso de adquisición de experiencia individual.

El desarrollo, la formación de funciones y facultades mentales propias del hombre como ser social se produce de forma absolutamente específica, en forma de proceso de apropiación, de adquisición.

En el curso de la historia de la sociedad humana, los hombres han recorrido un camino considerable en el desarrollo de sus facultades psíquicas. Unos miles de años de historia social han conseguido más, en este campo, que los centenares de millones de años de evolución biológica de los animales de las funciones y facultades psíquicas se ha ido acumulando poco a poco, transmitiéndose de generación en generación. Esto quiere decir que estas adquisiciones se fijan de una manera u otra. Sin lo cual, su desarrollo progresivo y cada vez más rápido hubiera sido imposible. Pero ¿cómo podían fijarse esos progresos y transmitirse a las generaciones siguientes? ¿Podían fijarse en forma de transformaciones morfológicas, biológicamente transmisibles?: No. Aunque la herencia biológica existe en el hombre, su acción se extiende directamente a los progresos realizados por la humanidad en la esfera del desarrollo psíquico durante los últimos cuarenta o cincuenta mil años, es decir, después de la formación biológica definitiva del hombre contemporáneo y el paso de la sociedad humana prehistórica al estadio del desarrollo histórico y, por lo tanto, a un proceso dependiente de leyes sociales objetivas.

A partir de aquel momento, los progresos realizados en el de las aptitudes psíquicas de los hombres, se fijaron y transcribieron de generación en generación bajo una forma especial, a saber, de una forma material exterior.

Esta nueva forma de acumulación y transmisión de la experiencia (histórica) hizo su aparición en razón de que la actividad característica de los hombres es una actividad productiva, creadora. Sobre todo la actividad humana fundamental: el trabajo.

El papel fundamental, verdaderamente decisivo que este hecho desempeña fue descubierto hace más de cien años, por el fundador del socialismo científico: Marx. El trabajo, al realizar el proceso de producción (en sus dos formas: material e intelectual), cristaliza en su producto. Lo que por parte del sujeto, se manifiesta en forma de movimiento aparece en el producto en forma de propiedad en reposo, en forma de ser objetivo o de materialidad (Marx).

El proceso de esta transformación puede considerarse bajo distintos aspectos y relaciones diferentes. Puede considerársele desde el punto de vista de la cantidad de fuerza de trabajo gastada con relación a la cantidad producida, como lo hace la economía política. Pero este proceso se puede considerar desde el punto de vista del contenido de la actividad misma del sujeto, haciendo abstracción de sus demás aspectos. La dicha transformación de la actividad humana en su producto aparece entonces como un proceso de concretización, en los productos de la actividad de los hombres, de sus particularidades psíquicas y de la historia de la cultura material e intelectual; como un proceso que (en su forma exterior, material) traduce las adquisiciones debidas al desarrollo de las capacidades del genero humano.

De ahí que el proceso de desarrollo histórico de las herramientas e instrumentos manuales, por ejemplo, pueda considerarse desde ese punto de vista como el que traduce y fija los progresos del desarrollo de las funciones motrices de la mano; y el desarrollo de la fonética de las lenguas en el sentido de una complejidad creciente, como la expresión de un perfeccionamiento de la articulación y del oído verbal; mientras que el progreso conseguido en la realización de obras de arte se convierte en la expresión de un desarrollo de las aptitudes artísticas.

Incluso en la industria material corriente encontramos, en forma de objetos concretos, exteriores, las fuerzas esenciales del hombre objetivadas (Marx).

No obstante, ese mundo de objetos que encarna las facultades humanas formadas durante el proceso de desarrollo de la práctica socio-histórica, no es inmediatamente percibido como tal por el individuo. Para que la naturaleza del mundo que lo rodea, ese aspecto humano de los objetos, se le presente al individuo, éste deberá ejercer una actividad efectiva con respecto a ellos, una actividad adecuada (aunque no idéntica, por supuesto) a la que ha cristalizado en ellos. Esto se aplica asimismo a los conceptos y las ideas, a las creaciones musicales y a las artes plásticas.

Podemos decir que el niño no esta únicamente "situado" ante el mundo de los objetos humanos. Para vivir, deberá actuar activa y adecuadamente.

Pero ésta no es más que una de las condiciones para ese proceso específico que llamamos proceso de asimilación, de apropiación y de adquisición.

La segunda condición requiere que las relaciones del individuo con el mundo de los objetos estén mediatizados por sus relaciones con los demás, que estén insertos en el proceso de la comunicación. Esta condición siempre se realiza; la idea del individuo, del niño, sólo ante el mundo objetivo es una abstracción totalmente artificial.

El individuo, el niño, no es arrojado pura y simplemente al mundo de los hombres; es introducido en él por otros hombres que lo rodean y guían.

La comunicación, en su forma primera de actividad común o de relación verbal constituye, pues, la segunda condición obligatoria del proceso de asimilación de los progresos aportados por el desarrollo socio-histórico de la humanidad. Por consiguiente, aquello que en los animales es resultado de la herencia biológica, en el hombre resulta de la hominización del psiquismo tanto del hombre primitivo (filogénesis) como del niño (ontogénesis).

Como vemos, las propiedades biológicamente heredadas del hombre no determinan sus aptitudes psíquicas. Las facultades del hombre no están contenidas virtualmente en su cerebro, lo que el cerebro encierra virtualmente no son tales o cuales aptitudes específicamente humanas, sino la capacidad para formar las aptitudes. Dicho con otras palabras, las propiedades biológicamente heredadas del hombre constituyen sólo una de las condiciones para la formación de sus funciones y facultades psíquicas, condición que desempeña un papel importante. Por consiguiente, aunque estos sistemas no se hallen determinadas por propiedades biológicas, dependen sin embargo de estas últimas.

La otra condición es el mundo de los objetos y de fenómenos que rodean al hombre, creado por el trabajo y la lucha de innumerables generaciones humanas. Ese mundo es lo que le aporta al hombre lo que posee de verdaderamente humano.

El proceso de apropiación del mundo de los objetos y fenómenos creados por el hombre en el curso del desarrollo histórico de la sociedad es el proceso durante el cual tiene lugar la formación en el individuo, de la facultades y funciones específicamente humanas.

El proceso de apropiación se efectúa en el curso del desarrollo de relaciones reales del sujeto con el mundo. Relaciones que no dependen, ni del sujeto, ni de su conciencia, pero que se hallan determinadas por las condiciones históricas concretas, sociales, en las que vive, y por la manera en que se forma su vida en estas condiciones.

Debido a ello, la cuestión de las perspectivas de desarrollo psíquico del hombre y de la humanidad plantea, ante todo, el problema de una organización equitativa y sensata de la vida de la sociedad humana, de una organización que le dé a cada uno la posibilidad práctica de apropiarse de las realizaciones del progreso histórico y de participar, como creador, al aumento de esas realizaciones.

El problema de lo biológico y lo social, es un tema fundamental, no sólo por interés académico, sino como vemos hoy en día aún, algunos defienden las tesis fatalistas de una determinación del psiquismo del hombre por herencia biológica. Esta tesis viene a alimentar, en psicología ideas de discriminación social y nacional, de derecho al genocidio y a las guerras de exterminación, amenaza a la paz y la seguridad de la humanidad.

  • EL HOMBRE Y LA CULTURA

En el siglo pasado, poco después de la publicación del libro de Darwin sobre el Origen de las especies, Engels, que sostenía la idea del origen animal del hombre, demostraba al mismo tiempo que el hombre es profundamente distinto de sus ancestros animales, cuya hominización fue resultado del paso a la vida en sociedad, organizada sobre la base del trabajo; que este paso modificó su naturaleza y señaló el principio de un desarrollo que, a diferencia del de los animales, no se halla sometido a leyes biológicas, sino a leyes socio-históricas.

A la luz de los fundamentos actuales de la paleoantropología, el proceso del paso de animal a hombre puede trazarse rápidamente, de la manera siguiente:

Se trata de un largo proceso, que comprende toda una serie de etapas. La primera es la de la preparación biológica del hombre. Comienza a finales de la era terciaria y prosigue hasta principios de la cuaternaria. Sus representantes, llamados australopitecos, eran unos animales que llevaban una vida gregaria conocían la postura vertical y utilizaban herramientas rudimentarias, no trabajadas. Es probable que poseyeran unos medios muy primitivos de comunicación entre ellos. En ese estadio, las leyes de la biología imperaban todavía totalmente.

El segundo estadio, que comporta una serie de grandes etapas. Se extiende desde la aparición del homo hábilis hasta la época del hombre del homo heidelbergensis inclusive. Este estadio está marcado por la fabricación de las primeras herramientas y por las primeras formas, aún embrionarias, de trabajo y sociedad. Durante este estadio, aún imperan las leyes biológicas, es decir, la información continuaba traduciéndose por cambios anatómicos, transmitidos de generación en generación por herencia. Iban apareciendo unos elementos nuevos en su desarrollo, se empezaban a producir modificaciones en la constitución anatómica, en el cerebro, en los órganos de los sentidos, en la mano y asimismo en los órganos del lenguaje, permitiendo el desarrollo del trabajo y la comunicación mediante el lenguaje que dicho trabajo requería. Pero a su vez estas formas embrionarias de desarrollo social permiten hacer inscripciones en el cerebro, conexiones entre diferentes grupos neuronales denominadas sistemas cerebrales funcionales, es decir, conexiones funcionales que se logran en base al aprendizaje. De esta manera se va generando un patrimonio social de técnicas de trabajo que son transmitidas de una generación a otra. Al parecer, fue este desarrollo cultural el factor que permitió al homo sapiens imponerse sobre su temprano competidor el neanderthal. Pero la producción es, desde un principio, un proceso social que se desarrolla según sus propias leyes objetivas, por leyes socio-históricas. De esta manera, el hombre, convertido en sujeto del proceso social de trabajo, se desarrolló bajo la acción de dos clases de leyes: las condiciones y necesidades de la producción y las leyes socio-históricas, que regían el desarrollo de la misma producción y de los fenómenos que ésta engendra.

Señalamos que hay un gran número de autores modernos que consideran toda la historia del hombre como un proceso que conserva esta doble determinación. Piensan, como Spencer, que el desarrollo de la sociedad, como ellos prefieren decir, el desarrollo del medio "supra-orgánico" (es decir, social) no se hace más que colocar al hombre en unas condiciones de existencia particularmente complejas, a las que se adopta biológicamente. Esta hipótesis carece de fundamento. En realidad, la formación del hombre pasa todavía por un tercer estadio, en dónde el papel respectivo de lo biológico y lo social en la naturaleza del hombre sufre un nuevo cambio. En el estadio en que aparece el tipo de hombre actual, el Homo sapiens. Constituye la etapa esencial, la alternativa. Es el momento, en efecto, en que la evolución del hombre se libera totalmente de su primera dependencia de los cambios biológicos inevitablemente lentos, que se transmiten por herencia. Sólo las leyes socio-históricas regirán en lo sucesivo la evolución del hombre.

Esto significa que el hombre definitivamente formado posee todas las propiedades biológicas necesarias para un desarrollo socio-histórico ilimitado. Hablando con otras palabras, diremos que el paso del hombre a una vida en que su cultura es cada vez más elevada, no exige ya cambios biológicos hereditarios.

Las condiciones históricas y el ritmo de vida de los hombres han sufrido unos cambios sin precedentes, a ritmos cada vez más rápidos. Sin embargo, las particularidades biológicas de la especie no han cambiado o, para hablar con más exactitud, sus modificaciones no han traspasado los límites de reducidas variaciones, sin un alcance esencial para las condiciones de vida social.

No queremos decir con esto que el paso de animal a hombre haya puesto fin a las leyes de variación y de herencia, o que la naturaleza del hombre, una vez constituida, no sufra ya nunca ningún cambio. El hombre no puede sustraerse al campo de acción de las leyes biológicas. Lo que sí es verdad es que las modificaciones biológicas hereditarias no determinan el desarrollo socio-histórico del hombre y de la humanidad, este es, en lo sucesivo, movido por otras fuerzas distintas de las leyes de variación y herencia biológica.

Pero entonces ¿cómo se produce la evolución de los hombres? ¿Cuál es su mecanismo? Ya que, desde los comienzos de la historia humana, los hombres mismos y sus condiciones de vida no han cesado de modificarse, y los caracteres adquiridos por la evolución de transmitirse de generación en generación, condición necesaria para la continuidad del progreso histórico.

Era preciso que estos caracteres adquiridos se estabilizaran. Pero ¿cómo? Acabamos de ver que no podían fijarse por efecto de la herencia biológica... Ocurrió de una forma muy particular, que sólo se da en la sociedad humana: en forma de fenómenos externos de la cultura material e intelectual.

Esta forma especial de fijación y transmisión a las siguientes generaciones, de los caracteres adquiridos por la evolución, debe su aparición al hecho siguiente: a diferencia de los animales, los hombres poseen una actividad creadora, productiva. Es ante todo, el caso de la actividad humana fundamental: el trabajo.

Por su actividad, los hombres no sólo se adaptan a la naturaleza, sino que la modifican en función del desarrollo de sus necesidades. Crean los objetos capaces de satisfacer sus necesidades y también los medios de producción de dichos objetos, las herramientas, así como las máquinas más complejas. Construyen viviendas, producen sus ropas y otros bienes materiales.

Los progresos realizados en la producción de bienes materiales se acompañan de un desarrollo de la cultura intelectual de los hombres; su conocimiento del mundo del entorno y de sí mismos se enriquece, las artes y las ciencias se desarrollan.

Cada una de las generaciones comienza, pues, su vida en un mundo de objetos y fenómenos creados por las generaciones anteriores. Se apropia de las riquezas de este mundo participando en el trabajo, en la producción y en las diversas formas de actividad social, desarrollando así las aptitudes específicamente humanas que están cristalizadas, encarnadas en dicho mundo. En efecto, incluso la aptitud para utilizar un lenguaje articulado se va formando, en cada generación, mediante el aprendizaje de una lengua que se ha ido desarrollando por un proceso histórico, y en función de las características objetivas de dicha lengua. Lo mismo ocurre con el desarrollo del pensamiento lo la adquisición del saber. La experiencia individual de un hombre, por muy rica que sea, no puede producir en el sistemas conceptuales correspondientes. Haría falta, no una vida, sino mil. De hecho, el pensamiento y el saber de una generación se forman a partir de la apropiación de los resultados de la actividad cognitiva de generaciones anteriores.

El individuo se halla situado ante un océano de riquezas acumuladas a lo largo de los siglos por innumerables generaciones de hombres, únicos seres de nuestro planeta que son capaces de crear. Las generaciones mueren y se suceden unas a otras, pero lo que ellas han creado pasa a las generaciones siguientes, que multiplican y perfeccionan con su trabajo y su lucha las riquezas que les han sido transmitidas, tomando el relevo del desarrollo de la humanidad.

Fue Karl Marx, fundador del socialismo científico, el primero que hizo un análisis teórico de la naturaleza social del hombre y de su desarrollo socio-histórico: "Cada una de sus - refiriéndose al hombre - relaciones humanas con el mundo, la vista el oído, el olfato, el gusto, el tacto, el pensamiento, la contemplación, el sentimiento, la voluntad, la actividad, el amor, en resumen, todos los órganos de su individualidad que, en su forma, son inmediatamente órganos sociales, en su comportamiento objetivo o en su relación con el objeto, se apropian de este, se apropian de la realidad humana".(d) Han pasado más de ciento cincuenta años desde que Marx escribió estas líneas, pero las ideas que encierran permanecen hasta nuestros días como la expresión más profunda de la verdadera naturaleza de las aptitudes humanas, a saber: el conjunto de las relaciones sociales, (Sexta tesis sobre Feuerbach)

Ya hemos visto que la experiencia socio-histórica de la humanidad se acumula en forma de fenómeno del mundo exterior objetivo. Este mundo, el de la industria, de las ciencias y del arte, es la expresión de la verdadera historia de la naturaleza humana; es el balance de su transformación histórica. ¿Pero en qué consiste el proceso mismo de apropiación de ese mundo, que es al mismo tiempo el proceso de formación de las facultades específicas del hombre?

Hay que subrayar que este proceso es siempre activo, desde el punto de vista del hombre. Para apropiarse de los objetos o fenómenos que son el producto del desarrollo histórico, es necesario desplegar, con relación a ellos, una actividad encarnada, acumulada en el objeto.

Expliquemos esta idea con ayuda de un ejemplo muy sencillo: la adquisición de la herramienta.

La herramienta es el producto de la cultura material que lleva en sí, de la manera más evidente y material, los rasgos característicos de la creación humana. No es sólo un objeto de forma determinada, que posea unas determinadas propiedades. La herramienta es, al mismo tiempo, un objeto social al que se han incorporado y fijado unas operaciones de trabajo elaboradas históricamente.

La apropiación de las herramientas implica, por tanto, un reajuste de los movimientos naturales, instintivos, del hombre y la formación de facultades motrices superiores.

La adquisición de la herramienta consiste, pues, para el hombre, en apropiarse de las operaciones motrices que se hallan incorporadas a ella. Es al mismo tiempo un proceso de formación activa de nuevas aptitudes, de funciones superiores psicomotrices, que "hominizan" su esfera motriz.

Esto explica asimismo a los fenómenos de la cultura intelectual. De ahí que la adquisición del lenguaje no sea otra cosa que el proceso de apropiación de las operaciones de palabras que han sido fijadas históricamente en sus significaciones; es también la adquisición de la fonética de la lengua, que se efectúa durante la apropiación de las operaciones que realizan la constancia de su sistema fonológico objetivo.

Los conocimientos adquiridos durante el desarrollo histórico de las aptitudes humanas no le son simplemente entregados al hombre en los fenómenos objetivos de la cultura material y espiritual que los encarnan, sino que tan sólo le son planteados. Para apropiarse de estos resultados, para hacer de ellos sus aptitudes, "los órganos de su individualidad", el niño, el ser humano, deberá entrar en comunicación con los fenómenos del mundo que lo rodea, a través de otros hombres, o sea mediante un proceso de comunicación con ellos. De esta manera, el niño aprende la actividad adecuada. Por su función, este proceso es, pues, un proceso de educación.

Se da por descontado que puede adoptar y, efectivamente adopta, formas muy diversas. En sus orígenes, en las primeras etapas de desarrollo de la sociedad humana, lo mismo que en los niños pequeños, se trata de una simple imitación de los actos de las personas que los rodean, que se opera bajo control y con su intervención; más tarde, el proceso se complica y especializa, adoptando formas como la enseñanza y educación escolares; diferentes formas de formación superior y, finalmente, la formación autodidacta. Pero el punto principal, sobre el que hay que insistir mucho, es que dicho proceso siempre tiene que realizarse, sin lo cual, la transmisión de los resultados del desarrollo socio-histórico de la humanidad a las generaciones siguientes sería imposible, e imposible, por consiguiente, la continuidad del progreso histórico.

El movimiento de la historia no es, por lo tanto, posible sin transmisión a las nuevas generaciones de los conocimientos adquiridos por la cultura humana, es decir, sin educación.

Hasta ahora, hemos considerado el desarrollo del hombre individual, que viene al mundo sin defensa y desarmado y que no posee, al nacer, más que una sola aptitud, que lo distingue fundamentalmente de sus antepasados animales: su aptitud para formar aptitudes específicamente humanas. Si bien se halla provisto de un cierto número de predisposiciones innatas, que lo individualizan y dejan una huella en su desarrollo, esto no se traduce, sin embargo, directamente en el contenido o en la calidad de sus posibilidades de desarrollo intelectual.

Si algún ser inteligente, llegado de otro planeta, visitara la tierra y describiese las aptitudes físicas, mentales y estéticas, las cualidades morales y los rasgos de comportamiento de los hombres pertenecientes a clases y a capas sociales diferentes, o que habitaran países o regiones diferentes, sería difícil creer que pertenecen a una sola y misma especie.

Pero esta desigualdad entre los hombres no proviene de sus diferencias biológicas naturales. Es el producto de la desigualdad económica, de la desigualdad de clases y de la diversidad consecutiva de sus relaciones con los conocimientos adquiridos que encarnan todas las aptitudes y facultades de la naturaleza humana, formada durante un proceso socio-histórico.

El hecho de que estas adquisiciones se fijen en los productos objetivos de la actividad humana modifica totalmente, como hemos visto, el tipo mismo del desarrollo. Este se libera de su sujeción a las leyes de la evolución, se acelera y aparecen nuevas perspectivas, impensables en las condiciones de un desarrollo movido por las leyes de variación y de herencia. Pero este mismo hecho tiene como consecuencia el que los caracteres adquiridos por el desarrollo histórico puedan separarse de los mismos que crean ese desarrollo.

Esta separación adopta, ante todo, una forma práctica, la alienación económica de los medios y productos de trabajo frente a unos productores directos. Aparece con la división social del trabajo, con las formas de la propiedad privada y de la lucha de clases. Es engendrada, por lo tanto, por la acción de unas leyes objetivas de desarrollo de la sociedad, que no dependen de la conciencia o de la voluntad de los hombres.

La división social del trabajo transforma el producto del trabajo en un objeto destinado al intercambio, lo que modifica radicalmente la relación entre el productor y el producto que fabrica. Si bien éste último sigue siendo, evidentemente el resultado de la actividad del hombre, no es menos verdad que el carácter concreto de dicha actividad se borra dentro de él; adopta un carácter totalmente impersonal y comienza su vida propia, independiente del hombre, su vida de mercancía.

La división del trabajo tiene asimismo como consecuencia que la actividad material e intelectual, el placer y el trabajo, la producción y el consumo estén separados y correspondan a hombres diferentes. La consecuencia es que, aún cuando globalmente la actividad del hombre se enriquezca y diversifique, la de cada individuo por separado encoge y se empobrece. Esta limitación, este empobrecimiento, puede llegar a ser muy grandes cuando, como en el caso de algunos obreros, tienen que gastar todas sus energías en realizar una operación que repiten millares de veces.

La concentración de riquezas materiales en manos de una clase dominante va acompañada de una concentración de la cultura intelectual. Aunque parezca que las creaciones de dicha cultura existen para todos, sólo una ínfima minoría tiene tiempo y posibilidad material de recibir la formación deseada, de enriquecer sistemáticamente sus conocimientos y dedicarse al arte. Mientras tanto, los hombres que constituyen la masa de la población, en particular de la población rural, deberán contentarse con el mínimo de desarrollo cultural necesario para la producción de riquezas materiales dentro de las funciones que les son asignadas.

Como la minoría dominante posee, no sólo los medios de producción material, sino también la mayor parte de los medios de producción y difusión de la cultura intelectual y se esfuerza por ponerlos al servicio de sus intereses, se produce una estratificación misma de la cultura.

El proceso de alienación económica, producto del desarrollo de la división social del trabajo y de las relaciones de propiedad privada, no sólo tiene como consecuencia separar a las masas de la cultura intelectual, sino también dividir a ésta en elementos de dos categorías, los unos democráticos y progresistas, que sirven al desarrollo de la

humanidad y los otros, que obstaculizan este progreso cuando penetran en las masas y que forman el contenido de la cultura declinante de las clases reaccionarias de la sociedad.

Esta alienación ha provocado una ruptura entre, por una parte, las gigantescas posibilidades desarrolladas por el hombre y, por otra, la pobreza y estrechez de desarrollo que, aunque en grados diferentes, es la suerte que les corresponde a los hombres concretos, Esta ruptura no es, sin embargo, eterna, como tampoco lo son las relaciones socio-económicas que la hicieron nacer. El problema de su completa desaparición se halla en el centro del debate sobre las perspectivas de desarrollo del hombre.

GRÁFICO DE LA EVOLUCIÓN HUMANA

  • LA CATEGORÍA DE ACTIVIDAD

Hemos llegado a un punto central de la concepción marxista del hombre: el psiquismo es producto de la actividad sociohistórica del linaje humano, trasmitida de una generación a otra a través de los elementos de la cultura material y espiritual. La psicología marxista ha logrado ahondar en un concepto fundamental del materialismo dialéctico: la categoría de actividad, que no es otra cosa que la praxis.(e)

En el análisis de la actividad, vemos que esta está compuesta por acciones. El objeto de la acción no empuja por sí mismo a actuar; es necesario, para que la acción aparezca y se cumpla, que su objeto se presente al sujeto en su relación con el motivo de la actividad en la que entra dicha acción. Esta relación es reflejada por el sujeto en una forma perfectamente determinada: en forma de conciencia del objeto de la acción como objetivo. De este modo, el objeto de la acción es, en realidad, el objetivo inmediato conciente.

ESQUEMA DE LA ACTIVIDAD HUMANA

Hay una relación especial entre la actividad y la acción. El motivo de la actividad, al desplazarse, puede convertirse en el objeto (el objetivo) del acto. De ello resulta que la acción se transforma en actividad. Este elemento es de una gran importancia. En efecto, de esta manera es como nacen nuevas actividades.

Estudiemos primero las modificaciones de la característica psicológicas de las acciones.

Para que surja una acción, es preciso que su objeto (su objetivo inmediato) sea concientizado en su relación con el motivo con el que se relaciona. Al mismo tiempo, también cambia el sentido de la acción para el sujeto.

Pongamos un ejemplo: imaginemos que un niño está haciendo sus deberes y resuelve el problema planteado. Conoce el objetivo de su acción, que consiste para él en encontrar la solución precisa y en escribirla. Hacia ello tiende su acción. Pero ¿cómo está concientizado ese objetivo o, en otros términos, cuál es el sentido de dicha acción para el niño? Para responder a esta pregunta, hay que saber en qué actividad se inserta la acción del niño o, lo que viene a ser lo mismo, en que consiste el motivo de esta acción. Quizás sea aprender aritmética, quizás que su maestro no se enfade con él o, simplemente, poder ir a jugar con sus amigos. En todos los casos, el objetivo es el mismo: resolver el problema planteado. Pero el sentido de la acción para el niño es distinto cada vez y sus mismas acciones serán psicológicamente diferentes.

Una acción adquiere tal o cual característica psicológica en función de la actividad en la que se inserta. Es una ley fundamental del proceso de desarrollo de las acciones.

Toda acción conciente se forma, pues, en el interior de una esfera de relaciones ya constituida, en el interior de tal o cual actividad que determine sus particularidades psicológicas.

Consideremos el grupo siguiente de modificaciones observadas en el proceso de desarrollo de la vida del niño, las que conciernen a las operaciones.

Por operación entendemos el modo de ejecución de una acción, pero no se identifica con la acción. Una sola y misma acción se ve determinada por su objetivo, una operación depende de las condiciones en que ese objetivo se ha dado. Pongamos un ejemplo muy sencillo: supongamos que mi objetivo sea memorizar un poema: mi acción será memorizarlo activamente. Pero ¿cómo lo haré? puedo, por ejemplo, si estoy en mi casa, copiarlo varias veces; en otras condiciones, me será facil repetirlo interiormente. En los dos casos, la acción será la memorización, pero sus modos de ejecución, es decir, las operaciones de memorización, serán diferentes.

Para explicarlo con mayor exactitud, diremos que una operación es determinada por un problema, es decir, por un objetivo dado en unas condiciones que exigen un medio de acción especial.

No consideramos aquí más que un solo tipo de operaciones: las operaciones concientes.

Las investigaciones experimentales descubren un hecho característico del desarrollo de las operaciones concientes: se forman por primera vez como acción y no pueden aparecer bajo ninguna otra forma. Las operaciones concientes se forman primero como unos procesos apuntando a un objetivo, que sólo después, en algunos casos, pueden adquirir la forma de prácticas automatizadas (inconcientes).

Para terminar, hablaremos de la dinámica general del desarrollo de la vida psíquica del niño y resumiremos, por última vez, algunas de nuestras posturas fundamentales.

Tratemos, en primer lugar, de hacer un cuadro de los cambios que caracterizan globalmente el desarrollo psíquico del niño dentro de los límites de un estadio.

La primera idea y la más general, que aquí podemos anticipar, es la de que las modIficaciones observadas entre el principio y el final del estadio, en los procesos de la vida psiquica del niño, no son independientes unas de otras, sino que van interiormente unidas unas a otras. En otras palabras: no constituyen unos ejes independientes de desarrollo de los diferentes procesos (percepción, memoria, pensamiento). Aun pudiendo esos ejes de desarrollo ser identificados, no es posible sin embargo encontrar inmediatamente, cuando se les analiza, las relaciones que mueven su desarrollo. El desarrollo de la memoria, por ejemplo, forma naturalmente una serie coherente de cambios, pero su necesidad no esta determinada por las relaciones que surgen en el seno mismo del desarrollo de la memoria, sino por unas relaciones que dependen del lugar que ocupa la memoria en la actividad del niño, en un determinado estadio de su desarrollo.

Por ejemplo, en el estadio preescolar, una de las modificaciones de la memoria reside en la aparición de la memorización y del recuerdo voluntarios. El desarrollo anterior de la memoria es una condición necesaria para que este cambio pueda producirse, pero no está determinado por él, sino por la distinción que se establece en la conciencia del niño entre dos objetivos específicos: memorizar y recordar. Así es como los procesos de la memoria cambian de lugar en la vida del niño. Antes, la memoria no se manifestaba más que como una función que servía a otro proceso. En lo sucesivo, la memorización se transforma en un proceso propio, con su objetivo: una acción interna que ocupa un nuevo lugar en la estructura de la actividad del niño.

Para concluir, podemos trazar el cuadro general del desarrollo de los diferentes procesos de la vida en un niño en el interior de un estadio de la manera siguiente: el desarrollo de la actividad dominante que caracteriza a un determinado estadio, el desarrollo correlativo de los demás tipos de actividad del niño determinan la aparición en su conciencia de nuevos objetivos y la formación de las nuevas acciones correspondientes. Como el desarrollo posterior de dichas acciones está limitado por las acciones que el niño ya posee y por el nivel de desarrollo de sus funciones psicofísicas, nace una cierta disparidad entre uno y otro, que se resuelve mediante el "acceso" de las operaciones y funciones al nivel requerido por el desarrollo de nuevas acciones. Así por ejemplo, el juego de tipo preescolar, formativo, se limita al principio casi exclusivamente a unas acciones exteriores, realizadas con ayuda de operaciones motrices preparadas por los juegos manipulatorios de la primera infancia. Pero el nuevo tipo de juego, el juego preescolar y el contenido de las acciones que durante él se desarrollan requiere unos medios de realización completamente distintos. De hecho, se forman con gran rapidez ("de repente"); durante este período es cuando se forman en el niño, también con gran rapidez, las operaciones mentales internas.

De ahí que, en el interior de un mismo estadio, el proceso de cambios vaya en los dos sentidos. Por una parte, cambios primarios de la esfera de relaciones sociales del niño, la de su actividad, en el desarrollo de las acciones, operaciones y funciones; éste es su aspecto decisivo, fundamental. Por otra parte, de readaptación de las funciones y operaciones, que aparecen secundariamente en el desarrollo de la esfera de actividad del niño. En el marco de un mismo estadio, los cambios que siguen esta dirección se ven limitados por los imperativos de la esfera de actividad que caracteriza al estadio considerado. El franquear este limite significa el paso al estadio superior de desarrollo psíquico.

Los pasos de un estadio a otro se caracterizan por unos rasgos opuestos. Las relaciones con el mundo del entorno en el que el niño entra son por naturaleza relaciones sociales, ya que es la sociedad la que constituye la condición real y primera de la vida del niño, la que determina su contenido y su motivación. Es por lo cual toda actividad traduce no sólo la relación del niño con la realidad concreta, sino también, objetivamente, las relaciones sociales existentes.

Al desarrollarse, el niño se transforma, finalmente, en miembro de la sociedad, portador de las obligaciones que ésta se impone. Los estadios sucesivos de su desarrollo serán, de hecho, grados diferentes de esta transformación.

Pero el niño no sólo cambia concretamente el lugar que ocupaba dentro del sistema de relaciones sociales. Toma conciencia asimismo de dichas relaciones, las comprende. El desarrollo de su conciencia se traduce por el cambio de motivación de su actividad: los antiguos motivos pierden su fuerza motriz, nacen otros motivos que conducen a una reinterpretación de sus antiguas acciones. La actividad que anteriormente desempeñaba el papel preponderante empieza a eliminarse y a pasar a un segundo plano. Una nueva actividad dominante hace su aparición y con ella empieza el nuevo estadio de desarrollo. Estos pasos, a la inversa de las transformaciones que se efectúan dentro de un mismo estadio, van desde el cambio de acciones, operaciones y funciones hasta el cambio global de actividad.

De este modo, cualquiera que sea el proceso parcial de la vida psíquica del niño que estudiemos, el análisis de las fuerzas motrices de su desarrollo nos lleva inevitablemente a los tipos de actividad fundamentales del niño, a los motivos que los impulsa y, por consiguiente, al sentido que para el niño tienen los objetos, los fenómenos del mundo que le rodea. Desde ese punto de vista, el contenido del desarrollo psíquico del niño reside en el cambio de lugar de los procesos psíquicos particulares dentro de la actividad del niño, y de eso dependen los rasgos específicos que adquieren estos procesos en los diferentes grados de su desarrollo. En conclusión, hay que subrayar que hemos estudiado aquí el desarrollo psíquico sólo desde el punto de vista de los procesos del psiquismo, dejando prácticamente de lado la cuestión, muy importante, de las relaciones recíprocas internas entre el cambio de actividad del niño y el desarrollo de la imagen del mundo en su conciencia. El estudio de esta cuestión exige que se exponga, en primer lugar, el problema psicológico de la unidad de desarrollo de los contenidos sensibles, de la conciencia y de esas categorías (no idénticas) a las que llamamos "significaciones" y "sentido". Por ello, dicha cuestión no podía tratarse en el presente artículo.

RESUMEN

En esta primera parte del artículo, la idea central fue explicitar dos puntos fundamentales a la hora de entender el desarrollo del hombre, estos puntos son la filogénesis, es decir, el desarrollo del hombre en la historia de la humanidad y la ontogénesis, esto es el desarrollo del niño hasta el hombre.

Dejar claramente expuesto cómo la teoría psicoanalítica está contrapuesta punto por punto a la teoría de la evolución que sustenta el marxismo y esta teoría no esta sustentada de manera arbitraria, sino sobre la base de datos empíricos que surgen de diferentes disciplinas científicas.

Como ya vimos que en el caso del psicoanálisis creó su propia filogénesis y ontogénesis, jamás demostrado por nadie.

Se ve claramente en lo expuesto anteriormente cómo en el caso del psicoanálisis no nos cuenta la historia real del hombre inserto en su medio, sino una historia mítica. Por el contrario la psicología marxista tiene en cuenta al hombre en su entorno de relaciones sociales y es ahí donde busca encontrar lo esencial del mismo y no en una profundidad inconciente mítica.

En el caso del psicoanálisis el desarrollo está basado en la acción de entidades míticas. Mientras que la psicología marxista se basa en la categoría de actividad ya que es mediante ella cómo el hombre interioriza el patrimonio cultural, así como, dialécticamente, con su intermediación va contribuyendo a desarrollar ese patrimonio y su personalidad.

En la segunda parte de este artículo vamos a tratar temas tales como el inconciente y la personalidad y de esta manera intentar tener una concepción más clara del hombre, desde su desarrollo y cómo se cristaliza en la personalidad.


BIBLIOGRAFIA

BASSIN, Fillip. El problema del Inconciente. Granica Ed. 1972.

BASSIN, Fillip. Qué pensamos acerca del psicoanálisis. Ediciones Cientec. 1977.

FREUD, Sigmund. Obras Completas. Ed. Biblioteca nueva.

LEONTIEV, Alexei. Actividad, Conciencia y Personalidad. Ed. Pueblo y Educación. La Habana. Cuba. 1981.

LEONTIEV, Alexei. El desarrollo del psiquismo. Akal Editor. 1983.

VAN RILLER, S. Las ilusiones del psicoanálisis. Ed. Ariel 1985.

WELLS, H. Sigmund. Freud. Ed. Cartago 1984

LEWIN, Roger. La evolución humana. Biblioteca Científica Salvat. 1993.

TATTERSALL, I. The Human Odissey. 1993.


(1) Freud. La Interpretación de los sueños. OO:CC: T.I.

(2) Ibid.

(3) Ibid.

(4) Freud. Collected Papers. Vol. V.

(5) Freud. Técnicas psicoanalíticas. OO.CC. Tomo II

(6) Freud, Civilization and Its Discontents

(7) Freud, Moises y la Religión Monoteista.

(8) Ibid.

(9) Freud, Tótem y Tabú. OO:CC: Tomo II

(10) Ibid

(11) Ibid

(12) Ibid

(13) Freud. Psicología de las masas. OO.CC. Tomo I

(14) Freud. Una teoría sexual. OO.CC. Tomo I

(15) Freud. Ensayos. OO.CC. Tomo II.

(16) Freud, Collected Papers, Vol 5.

(17) Freud, Autobiografía, OO.CC. Tomo IIº

 

a) Filogénesis: Desarrollo evolutivo de una especie.

(b) Ontogénesis: Desarrollo del individuo de una especie. En este caso, alude al desarrollo del psiquismo en el hombre.

(c) Leyenda griega del Rey Edipo: Hijo de Layo y Yocasta soberanos de Tebas. Poco después del nacimiento de Edipo, Layo lo entregó a un pastor para que lo matara, porque un oráculo le había vaticinado que su hijo le daría muerte. El pastor tuvo piedad del niño y se lo entregó a otro pastor. Más tarde fue educado por Polibio, , rey de Corinto. Ya mayor la Pitonisa, le anunció que mataría a su padre, se cazaría con su madre y que sus descendientes serían fuente de males para la humanidad, todo lo cual se cumplió. De su involuntario matrimonio incestuoso tuvo a Antígona, Polinice, Ismene y Eteocles. Yocasta al enterarse de la verdad, se ahorcó y Edipo se sacó los ojos y huyó a Tebas, en compañía de Antígona.

(d) Manuscritos de 1844.

(e) Cabe mencionar que Gramsci, debiendo buscar un sinónimo del marxismo para poder escribir en prisión, lo denominó precisamente filosofía de la praxis.