Crítica
de la Ley La ley de la negación de la negación, junto con la ley de unidad y lucha de contrarios y la de transformación de la acumulación cuantitativa en saltos cualitativos y viceversa, ha merecido el título de Ley Fundamental de la dialéctica. Sus postulados se encuentran fuertemente enraizados en la historia de la dialéctica, en tanto lógica del desarrollo de la realidad. El presente trabajo versa sobre la historia de un retraso teórico de consecuencias estratégicas, que sólo puede ser explicado por la juventud (en términos sociohistóricos, humanos) del movimiento marxista revolucionario. Un retraso que nos llevó a mantener en la categoría de Ley General de la Dialéctica a un postulado cuya refutación ya estaba suficientemente madura desde principios de este siglo, por descubrimientos científicos que abarcan los más variados campos del saber. La crisis que vivimos los marxistas nos obliga a un profundo replanteo de nuestra cosmovisión. Si tenemos la valentía para hacerlo, consideramos que el próximo siglo verá resplandecer un marxismo que, sin perder la esencia de sus raíces, genialmente expresadas por Marx y Engels, sabrá articular los nuevos descubrimientos científicos y las experiencias de lucha de los pueblos del mundo. Si no lo hacemos, la posta será tomada por revisionistas de toda laya que nos volverán a llevar a consecuencias teóricas totalmente disociadas de la práctica revolucionaria; nuevamente, nos intentarán vender lo viejo por nuevo. EL MARXISMO Y LA LEY DE LA NEGACIÓN DE LA NEGACIÓN Los marxistas estamos familiarizados con los postulados básicos de esta ley a través de la conceptualización que Engels hizo de la misma en su Antidühring. Refresquemos un poco los conceptos: "¿Qué es pues, la n. de la n.? Una ley extraordinariamente general y, por ello mismo, extraordinariamente eficaz e importante que rige el desarrollo de la naturaleza, la historia y el pensamiento..." (116) (1) Engels comienza fundamentando esta ley con el ejemplo del grano de cebada (112). Al respecto, afirma la inevitabilidad del proceso de desarrollo en dos hechos: a) Un grano origina una planta, (1ª negación) que a su vez origina muchos granos (2ª negación). Lo simple se multiplica. b) Los cereales, aunque "se modifican con extraordinaria lentitud", producen constante- mente "simiente cualitativamente mejoradas" (afirmación que luego intenta reforzar con el ejemplo de las flores cultivadas, que más adelante criticaremos). Es decir, lo nuevo es cuantitativa y cualitativamente superior. En términos similares desarrolla otro ejemplo, el de la mariposa. "Cada n. de la n. -señala Engels- representará un grado más alto en esta escala de perfeccionamiento" (112) Luego aclara "Podría sin embargo objetarse; la negación que aquí se realiza no es verdadera negación; yo también niego un grano de cebada cuando lo muelo, un insecto cuando lo aplasto, la magnitud positiva a cuando la tacho (siguen las objeciones). Estas objeciones son, en efecto, los argumentos típicos de la estrechez de esa manera de pensar (refiriéndose a la metafísica). Negar en dialéctica, no consiste lisa y llanamente en decir no, en declarar que una cosa no existe o destruirla caprichosamente(...) Yo no debo negar, sino eliminar nuevamente la negación. La primera negación ha de ser de tal naturaleza, que haga posible o permita que siga haciendo posible la segunda. Al moler un grano de cebada, al aplastar un insecto ejecuto indudablemente el primer acto, pero hago imposible el segundo. Cada clase de cosas tiene, por lo tanto, su modo peculiar de ser negada de tal manera que engendre un proceso de desarrollo, y lo mismo ocurre con las ideas y los conceptos" (117). Otro punto que Engels enfatiza es que la n. de la n. describe un movimiento "en espiral", que, "al parecer, repite etapas ya recorridas, pero las repite de otro modo, sobre una base superior". Hasta aquí hemos intentado resumir las explicaciones engelsianas acerca de los rasgos determinantes de la ley de la n. de la n. Antes de establecer una crítica sobre estos puntos vamos a referirnos al contexto en el cual se realiza, es decir, en que estado se encuentra la filosofía marxista hoy. UN RETRASO HISTÓRICO En efecto, hoy la filosofía marxista se encuentra en un estado de parálisis que ya había sido puesta de relieve por el Comandante Che Guevara quien en 1965 (hace más de 30 años, en El Socialismo y el Hombre en Cuba), criticaba el "escolasticismo que ha frenado el desarrollo de la filosofía".* El resultado palpable fue un desdén generalizado hacia el marxismo como filosofía, verificable en la pérdida del respeto que hasta principios de siglo le profesaban sectores del pensamiento científico, así como la ausencia de esfuerzos para que la filosofía llegue a encarnar en los cuadros políticos revolucionarios. Haciendo un balance de lo sucedido en este siglo, sostenemos que en el socialismo euro- oriental se desarrolló una filosofía que, si bien mostró en todo momento un respeto por los clásicos del marxismo y por la fundamentación científica, no pudo traspasar la barrera de la complacencia con la burocracia. Consecuentemente, fue una filosofía que no contó con la guía certera del fervor revolucionario, que no pudo escapar de la lectura acrítica, religiosa de los clásicos, un pensamiento con más forma que contenido, que sólo podía terminar demostrando como "una vez más se ven confirmados los postulados de Engels." Desde ya que en esta crítica a la filosofía del socialismo euro-oriental valoramos estas producciones (áridas, pero dentro del materialismo dialéctico) como la base sobre la cual el pensamiento revolucionario latinoamericano puede construir las respuestas necesarias para las tareas que se avecinan. En efecto, no hemos visto, hasta el momento, ninguna producción que luego de una ácida crítica a la "versión soviética de la dialéctica materialista" no termine en alguna grave concesión política. El propio Engels será pues, quien nos avale en este empeño de aportar al perfeccionamiento de la dialéctica materialista: "El conocimiento que puede alegar títulos incondicionales de verdad, se impone a lo largo de una serie de errores relativos... (tal pensamiento) puede convertirse en realidad... a través de una duración infinita de la humanidad(2) El hecho de que sea desde este espacio desde el cual se encara una crítica de la magnitud y la evidencia de la propuesta (no olvidemos que estamos hablando de una de las tres leyes más generales de la dialéctica), y que la misma no haya surgido, hasta donde sabemos, de ámbitos más reconocidos de producción teórica, nos habla de un fenómeno de falta de recomposición del pensamiento revolucionario que bien puede ser objeto de futuras investigaciones.* En efecto, los conocimientos que aquí verteremos forman parte del sentido común científico actual y no entendemos cómo es que nadie haya visto necesaria, antes que nosotros, una revisión exhaustiva de esta ley que permita arrojar consecuencias para el combate revolucionario. ENGELS,
EL ANTIDÜHRING Ciertamente Engels cumplió un papel sumamente decisivo cuando en 1878 publicó su "La subversión de la ciencia por el señor Eugen Dühring", más conocido como "Antidühring". ¿Quién era este famoso Eugen Dühring? Se trataba de un profesor positivista de la Universidad de Berlín que defendía una versión personal de socialismo, pero no tan personal como para no ser asimilable a las actuales fantasías pequeño burguesas. Había sido expulsado de su cátedra, era simpático y persuasivo, características que le valieron granjearse el aprecio de los líderes de la socialdemocracia alemana, Bebel, Most, Bernstein y Liebknecht., Este último fue el que se dio cuenta del juego del profesor que, tomando la bandera del socialismo, terminaba, por ejemplo, en su "Historia Crítica de la Economía" poniendo en ridículo a Marx como una divertida figura científica, sin decir nada sobre El Capital. El mismo Liebknecht, que en junio de 1874 escribía a Engels "¿Tienen ustedes dos (Marx y Engels) algún fundamento para presumir que él (Dühring) es un bribón o un enemigo disfrazado?", durante el año siguiente se dedica a convencerlo de la necesidad de ajustar cuentas con el pedante profesor pseudosocialista, en vista del descalabro ideológico que estaba produciendo en el partido alemán. Un poco a desgano, Engels abandona estudios en curso para escribir una serie de artículos que, aunque no lo sospechara, estaban llamados a asestar un golpe decisivo para la conversión de la socialdemocracia europea al marxismo. Cabe preguntarnos cuán diferente hubiera sido nuestra historia actual si hubiésemos contado con teóricos de la talla de Engels capaces de asestar golpes similares a nuestros actuales Dühring: Michel Foucault, Claude Levi Strauss, Louis Althusser y demás conspicuos de la comparsa neoprogresista, que son vendidos como los "superadores del viejo marxismo". Pero si bien el pasado es inmodificable, el futuro lo construimos cada día. Si vamos a reconstruir el pensamiento clasista, sin duda el Antidühring seguirá siendo uno de los "libros de cabecera de todo obrero con conciencia de clase", como lo definiera Lenin en 1913. ALGUNAS
CUESTIONES EN TORNO Comencemos por reconocer lo que la ciencia actual corrobora de la formulación de la ley de la n. de la n. En este sentido, debemos aclarar que para investigar procesos evolutivos, la dialéctica ha brindado una serie de elementos fundamentales que arrojan luz sobre sus características esenciales; mencionemos, por ejemplo, el método de ascensión de lo abstracto a lo concreto, y su lógica consecuencia la concepción de que todo desarrollo anterior es contenido, suprimido y superado en el actual estado del sistema. (en alemán estos conceptos se encuentran comprendidos por el vocablo aufgehoben). En palabras de Marx "En ningún ámbito puede haber un desarrollo que no niegue sus formas previas de existencia." (3) Pero observando el devenir objetivo de esta tendencia en la práctica, pronto chocaremos con dificultades. Volvamos al ejemplo de la cebada: en la práctica constatamos que si bien de un grano se producen muchos, existe un proceso sujeto a leyes que determina que, bajo las condiciones concretas de desarrollo, una cantidad de estos se destruirán. Es más, el propio proceso de evolución de las especies no puede ser explicado sin tomar en cuenta esta tendencia a la destrucción, queadmite ser estudiada científicamente a través de sus regularidades estadísticas. * Por último, podría plantearse, en un intento por salvar a la n. de la n., el siguiente argumento: cuando observamos que la vida de un individuo de la especie mosca culmina con la muerte (o sea, un proceso degradativo) no estamos observando en el nivel correcto, que es el de la especie mosca del cual el individuo es parte. Pero nuevamente tropezamos con una dificultad: deberíamos explicar por qué la vida de los individuos de las especies biológicas no siguen las leyes dialécticas. En esta argumentación se filtra una falaz petición de principios: aquellos momentos o niveles en los que se verifica un desarrollo serían los que verdaderamente expresan el movimiento dialéctico, mientras que aquellos en los que se dan procesos degradativos serían simplemente "retrocesos momentáneos". Surge entonces la pregunta: ¿Qué lugar damos a esta tendencia en nuestro sistema de categorías filosóficas? En cualquier proceso evolutivo, advertimos que la tendencia al desarrollo de lo inferior a lo superior se encuentra limitada por su contraria, la tendencia a la destrucción, a la degradación, a la muerte. Si la dialéctica se plantea como una cosmovisión abarcativa que sintetiza en sus postulados lo más avanzado del conocimiento humano, debe reflejar en sus leyes todas las posibles regularidades del mundo objetivo y del subjetivo que, por su grado de generalidad, abarquen todos los planos del movimiento. Es en este punto básico es que la carga que Engels realiza contra la "negación metafísica" demuestra una debilidad definitiva: diariamente se aplastan moscas y se muelen granos de cebada. En otras palabras si los cambios que implican desarrollo o que lo hacen posible, tienen lugar en la dialéctica como "procesos de la n. de la n." los que implican degradación ¿qué lugar tienen? Con Engels, hasta el presente, los marxistas respondíamos que eran argumentos de los metafísicos o destrucciones caprichosas. Pero ahí estan y en nada cambia esta realidad el hecho de que "no ganemos nada" con estas destrucciones ni dejan de existir porque las cataloguemos de "caprichosas". Podría objetarse que el desarrollo es necesario y la destrucción es casual, pero esto constituye una división metafísica. Veamos los ejemplos propuestos por Engels. La velocidad del sistema nervioso de la mosca es 10 veces superior a la del funcionamiento del cerebro humano, la resistencia a la comprensión y al impacto del grano de cebada es una de las características fundamental que le permite cumplir con su función. Ambas especies mantienen sus características en un proceso que implica necesariamente que los individuos menos adaptados sean eliminados y no se reproduzcan. Este proceso, denominado "selección natural", es una clara muestra de la unidad dialéctica de procesos organizativos y degradativos y demuestra que estos últimos no son casuales, sino producto de leyes objetivas. El propio Engels, en el final del Prefacio de su "Dialéctica de la Naturaleza",* reconoce, en efecto, "la misma férrea necesidad" a la tendencia a la destrucción operante en la materia que a la tendencia constructiva. ¿Qué lo llevó, entonces a designar a esta tendencia como negación metafísica y caprichosa? Pero profundicemos aún más ¿Qué entendemos por inferior y superior? Intuitivamente, sabemos hoy que una ameba es más simple que una almeja y que ésta es más simple que un ser humano, pero ¿ en qué basamos esta afirmación? ¿Cuál es la medida que nos permite cuantificar esta complejidad creciente? Engels no podía dar respuesta a estas preguntas, en apariencia sencillas porque, como veremos, aún hoy su respuesta es motivo de grandes controversias. Esta desorientación se refleja en todas las fundamentaciones engelsianas. Veamos algunos ejemplos que están viciados desde el principio: a) Al no contar con las herramientas de análisis correspondientes, Engels llega a equiparar, en el ejemplo de la dalia u orquídea, lo superior con lo "más bello", interpolando así un parámetro objetivo con una apreciación estética subjetiva. b) En pag. 113 Engels toma como ejemplo a los movimientos geológicos y las condiciones atmosféricas. Engels intentará ver en su interacción la causa de la evolución de las especies: "...el resultado es algo muy positivo: la formación de un suelo en que se mezclan los más diversos elementos químicos en un estado de pulverización mecánica que permite la mayor y más variada vegetación". Nuevamente Engels se equivoca: el interjuego de fuerzas geológicas y climáticas se da en todos los planetas, más allá que tengan vida o no. En este punto lleva a una idea teleológica, pareciera que el suelo se formó para que se desarrolle vegetación. c) El ejemplo de la magnitud a que encuentra su negación en -a, no explica por qué la negación de la negación sería la multiplicación de una por otra, más allá de que el resultado a² pueda ser presentado como n. de la n.; d) Menos fundada aún es la referencia al "mito del buen salvaje" de Rousseau. Si coincidimos que estamos ante una interpretación mítica, poca validez tendrá toda n. de la n. que se le pueda encontrar. La ley de la negación de la negación, al absolutizar el desarrollo de lo inferior a lo superior como ley general del movimiento de la materia y la conciencia, no deja lugar para la tendencia contraria, el movimiento de lo superior a lo inferior, por esto no es plenamente dialéctica: no permite ver la unidad y contradicción entre los procesos evolutivos y de degradación, su mutua interpenetración ni la lógica que determina la transformación de unos en otros. En resumen: Las críticas expuestas nos plantean una serie de interrogantes, en apariencia sencillos, pero que recién ahora la ciencia está en condiciones de responder: 1) ¿Cómo se mide el grado de organización y de desorganización de un sistema determinado, tomando en cuenta que la definición debe ser aplicable a todos los planos del movimiento de la realidad objetiva y subjetiva? 2) ¿Qué lugar tienen en la naturaleza, la sociedad y la subjetividad los procesos de desarrollo (de lo menos organizado a lo más organizado) y qué lugar tienen los procesos involutivos (de mayor a menor organización)? 3) ¿Cuáles son las condiciones objetivas necesarias para que se den procesos de desarrollo y cuáles para que se den procesos de desorganización?. Para responder a estas preguntas es preciso realizar un recorrido por el camino de la ciencia. A los militantes menos acostumbrados a los rodeos teóricos les pediremos paciencia, ya que al principio parecerá que lo que explicamos nada tiene que ver con la política. Sólo hacia la última parte quedarán más claras las conexiones de los problemas planteados con la revolución. Permítannos pues interiorizarlos de ciertos problemas planteados por la termodinámica. PERO
¿QUÉ TENDRA QUE VER EL MARXISMO El siglo XIX en el pensamiento occidental se caracterizó por su sentido evolucionista. Grandes sistemas teóricos apuntaban en esta dirección: la filosofía hegeliana, el positivismo, la teoría de la evolución de las especies de Charles Darwin, son claros ejemplos. El marxismo reconoce a esta última como uno de los tres grandes pilares científicos sobre los cuales se asienta la dialéctica materialista, los otros dos son: el descubrimiento de la estructura celular del tejido viviente y la ley de conservación de la energía. En los postulados de estos descubrimientos científicos, los grandes rasgos de la dialéctica idealista hegeliana aparecían confirmados en la naturaleza: ya no eran los conceptos los que trasmutaban unos en otros en un desarrollo de lo inferior a lo superior, sino el mismo universo. La dialéctica de la naturaleza, operaba como confirmación de que los descubrimientos realizados por Marx en la economía política y la sociedad hallaban su correlación en los más diversos planos del movimiento de la materia. La sociedad inferior, el capitalismo, daría paso a la superior, el socialismo, por la fuerza de una inexorable necesidad natural. La caída de Muro de Berlín nos demostró que algo no funcionaba en nuestro optimismo histórico. Hoy podemos afirmar que esa falla tiene una raíz muy profunda, precisamente, en cierta unilateralidad que presentaba aquel espíritu evolucionista que envolvió la génesis del pensamiento marxista. El hecho de que los adversarios teóricos del marxismo hayan criticado ese rasgo no quita que tengamos que ser nosotros mismos los que nos hagamos cargo de profundizar en este tema. Ellos lo harán para intentar mostrar al socialismo como un invento arbitrario y para enviar nuestra teoría al arcón de los recuerdos; nosotros para que, despojada de elementos caducos, pueda continuar creciendo vigorosa. Para entender el problema, como ya anunciábamos, vamos a profundizar en la termodinámica. Como vimos, la ley de la conservación de la energía fue uno de los basamentos científicos fundamentales que prepararon el surgimiento de la dialéctica materialista. En el "Dialéctica de la Naturaleza", Engels explica que dos científicos en el año 1842 descubren la transformación del calor en fuerza mecánica y viceversa, ellos fueron Mayer, en la ciudad de Heilbronn y Joule en Manchester. Grove amplía la posibilidad de transmutación a todos los tipos de energía entre sí; por ejemplo, de calórica a cinética, eléctrica a química. En términos formales, la ley expresa que en un sistema aislado, la energía se mantiene constante, pudiendo cambiar de características. ¿Qué quiere decir sistema aislado? Veamos, de acuerdo a su posibilidad de intercambios con el medio, los sistemas se dividen en tres clases: Sistemas abiertos: Son aquellos que intercambian con el medio materia y energía. Por ejemplo, todos los organismos vivientes, incluidas la mosca y la cebada.
Sistemas cerrados: Intercambian energía con el medio, pero no materia. Por ejemplo, la tierra, haciendo abstracción de los asteroides y el polvo estelar que atraviesan la atmósfera.
Sistemas aislados: Son aquellos que no intercambian ni materia ni energía con el entorno. Por ejemplo, el universo ya que, hasta donde sabemos, no tiene sentido de hablar de un entorno del universo.
De acuerdo con la ley de conservación de la energía, en un sistema aislado, pues, se mantendrá constante. Veamos un ejemplo: Tenemos un recipiente aislado, en cuyo interior hay un tabique móvil. De un lado del tabique hay gas caliente (A), del otro, gas frío (B). Las moléculas del gas caliente, se mueven a mayor velocidad que las del gas frío, como ya es sabido. Vamos a verlo en un gráfico. Fig.1
El gas caliente A se expandirá, al ejercer mayor presión sobre el tabique que el gas frío B. Al producirse esta expansión el gas caliente A perderá algo de temperatura, la cual será compensada por la energía cinética que realizará el émbolo empujado. Esta en ese mismo acto, se transformará nuevamente en energía calórica a medida que el gas frío B se vaya comprimiendo y con ello, calentándose, hasta llegar a un punto de equilibrio. Una pequeña porción de energía se disipará en energía calórica proveniente de la fricción del tabique contra las paredes del recipiente. Fig. 2
Como vemos la energía calórica perdida por el sector A se recupera en el sector B de manera que se mantiene constante. La diferencia térmica se transforma en energía cinética permite el movimiento del tabique. La enunciación de esta ley, de conservación de la energía, llamada Primera Ley de la Termodinámica, significaba un duro golpe al creacionismo, con ella, como expresara Engels "La física llegó, como había llegado ya la astronomía, al resultado que señala inevitablemente como último principio la eterna circulación de la materia en movimiento."(4) Hasta aquí la termodinámica nos daba a los marxistas una buena noticia: la energía es eterna, inagotable, siempre habrá energía en el universo, por lo tanto vida y revoluciones. Pero no tardaría en llegar la "decepción" con la Segunda Ley de la Termodinámica. Detengámonos un momento en esta ley. EL SEGUNDO PRINCIPIO El segundo principio afirma que el calor no puede pasar por sí mismo, sin gasto adicional de energía, de un cuerpo con temperatura inferior a otro con temperatura superior. Volviendo a nuestros gráficos, vimos que la diferencia de temperatura y presión de los gases de los sectores A y B tendían a desaparecer, de manera tal que el gas más caliente pasaba parte de su energía calórica al más frío. Para contradecir esta tendencia, habría que aportar una energía cinética extra al tabique móvil que lo empuje hacia el gas más caliente. Para definir esta propiedad de los procesos termodinámicos, el físico Clausius acuña en 1865 el término de ¨entropía¨. La lógica conclusión que se extrae de esta tendencia a la entropía es que en un sistema aislado, con el tiempo, se produce una nivelación de las temperaturas de todos los cuerpos y el calor pierde paulatinamente la capacidad de pasar de un cuerpo al otro, de transformarse en energía capaz de realizar trabajo: Hay una tendencia universal de la energía a dejar de circular: a la que se denomina entropía. Volvamos a nuestro gráfico de la Fig. 2. El tabique se detiene en un punto de equilibrio en el cual la temperatura del sector A es igual a la del B; el tabique ya no puede moverse sin gasto adicional de energía. En este sistema aislado podemos decir que el gas está en equilibrio termodinámico o, lo que son expresiones equivalentes, que está en estado entrópico o en estado desordenado (sin un nuevo aporte de energía, ya no hay posibilidad de que se registre trabajo en el sistema). Ahora bien, ¿Por qué se llama sistema desordenado? Por que no hay una diferencia que permita establecer un orden en el sistema. (por ejemplo: gas caliente a la derecha gas frío a la izquierda). En nuestro ejemplo vemos que en el gráfico 1 hay un estado ordenado donde hay una "diferencia aprovechable", entre dos regiones del sistema, capaz de transformar energía en trabajo. La entropía, por lo tanto, aumenta en un sistema de la misma manera en que aumenta el desorden y se la considera una medida del desorden. Ahora bien, podríamos imaginar las moléculas de un gas en estado entrópico, como un caos de pelotitas golpeándose entre sí. La palabra gas tiene su raíz precisamente, en el vocablo caos. A este proceso se lo denomina reversible ¿Por qué? Vamos a transcribir las explicaciones del divulgador de la ciencia Martin Gardner, quien parte de proponer un universo en el que sólo existiese un recipiente de gas en equilibrio termodinámico, es decir, en entropía. En tales condiciones, Gardner explica: "Las moléculas de gas vuelan de aquí para allá, chocando y rebotando unas contra otras y contra las paredes (del recipiente). Todos sus movimientos son reversibles en el tiempo. Si pudiéramos tomar una película cinematográfica a nivel molecular de una porción cualquiera del gas y pasar luego el filme marcha atrás, lo que veríamos sería indistinguible de lo que se vería al pasarlo hacia delante.. El gas está en equilibrio térmico, un estado de máxima entropía. Si en el universo nada existiera aparte de este recipiente y del gas que contiene, ¿podríamos decir que el sistema posee una flecha temporal? No, decía Boltzmann -científico al cual nos referiremos más adelante- no podríamos. Es forzoso que de algún modo intervenga el tiempo, pues no podemos tener concepto de movimiento sin tiempo; pero no hay modo de orientar una flecha temporal, a fin de distinguir una dirección y sentido de la otra. La película muestra lo mismo marcha adelante como marcha atrás. Es un tiempo simétrico, sin dirección ni sentido, sin flecha. En este punto, y para evitar paradojas inevitables, hemos de analizar cuidadosamente el papel del observador. Supongamos que uno de nosotros, provisto de su propia flecha temporal psicológica, estuviera observando las moléculas del recipiente y gozara de la facultad de ver la conducta de cada molécula individual. El sistema no carecería ya de flecha temporal, porque ahora le hemos impuesto la nuestra propia. Vemos a cada molécula moverse desde nuestro pasado hacia nuestro futuro. Si súbitamente cada molécula se detuviera e invirtiera el sentido de su movimiento, inmediatamente lo observaríamos. No diríamos, como es obvio, que el tiempo ha dado marcha atrás. Diríamos que, inexplicablemente, las moléculas habían invertido todas su sentido de movimiento, sin interrupción del flujo regular de progresión hacia delante de los acontecimientos. Es evidente que al ser observado el recipiente no es ya un sistema aislado. Está interactuando con uno de nosotros, un complicado sistema molecular dotado de un sentido de progresión del tiempo bien definido. Probemos ahora a imaginar el recipiente como la única cosa existente. No hay observadores, ni siquiera divinos. Tal vez, en algún sentido, siga habiendo allí un tiempo, pero no hay modo de orientarlo, de dotarlo de dirección y sentido. Decir que en tal sistema aconteció una inversión del sentido del tiempo sería tan vacuo como decir que el gas se volvió cabeza abajo o que sufrió una inversión especular."(5) Diferente es la situación cuando vemos la evolución del sistema de la Fig. 1 a la Fig. 2, es decir, un aumento de la entropía. Aquí en conjunto el gas sufre un proceso irreversible: la diferencia de temperaturas entre ambos compartimentos va desapareciendo: el gas caliente se enfría, el frío se calienta y el tabique se mueve. Si viéramos la película al revés nos llamaría la atención ver, espontáneamente, calentarse un gas, enfriarse el otro y sin ser empujado por ninguna fuerza adicional, ver moverse el tabique. En los procesos irreversibles sí tiene sentido la "flecha del tiempo". Precisamente, la entropía es el principal fundamento de la flecha del tiempo macroscópica. En conclusión: En un sistema aislado la entropía tiende a aumentar en procesos irreversibles o a permanecer invariable en procesos reversibles. Hasta aquí podemos definir 2 pares de conceptos dialécticamente vinculados:
Estas categorías pueden ser aplicadas a distintos sistemas. Por ejemplo en sistemas vivos:
Con relación a la ameba, la almeja es un sistema más altamente organizado, o sea de más baja entropía. El ser humano es un sistema viviente de entropía más baja que la almeja. O aplicadas a los ejemplos de Engels:
LA MUERTE TÉRMICA Hasta aquí todo circula por los carriles de la ciencia más aséptica ¿En qué consiste, entonces, la decepción de la que hablamos? Es que el problema se complica cuando Clausius aplica las dos leyes de la termodinámica al universo como sistema aislado en los siguientes términos: LA
ENERGÍA DEL UNIVERSO ES CONSTANTE LA
ENTROPÍA DEL UNIVERSO TIENDE A UN MÁXIMO ¿Qué significa esta última formulación? En efecto, si en un sistema aislado la entropía tiende al máximo y el universo es un sistema aislado, la lógica conclusión a la que se llega de estas premisas es que las estrellas irán estabilizando su temperatura con la del frío espacio interestelar, apagándose una a una en la gélida oscuridad de un cosmos en el cual ya no habría energía capaz de realizar trabajo alguno, por ello, incapaz de sustentar vida alguna. A este destino (supuestamente ineluctable) del universo se lo denominó "muerte térmica". La segunda ley de la termodinámica significó un tremendo sacudón al espíritu evolucionista del siglo pasado, al cual Engels tampoco hubo de sustraerse. Las resistencias a la nueva teoría fueron enormes; a pesar de que la evidencia demostraba la justeza de la segunda ley, el paradigma vigente en ese entonces dificultaba su asimilación. Engels, en su "Dialéctica de la Naturaleza", toma partido contra la teoría de la muerte térmica: "A firmar que la materia, durante toda su existencia ilimitada en el tiempo, sólo se encuentra una única vez en la posibilidad de diferenciar su movimiento y desarrollar así toda la riqueza de ese movimiento y por un tiempo despreciable relativamente a su eternidad; decir que antes y después queda limitado a simples cambios de lugar, eso equivale a afirmar que la materia es mortal y el movimiento es pasajero. La indestructibilidad del movimiento no puede ser concebida sólo en sentido cuantitativo, sino también en sentido cualitativo...".(6) "Llegamos así a la conclusión de que, por un camino que señalarlo será tarea futura de la investigación de la naturaleza, el calor irradiado en el espacio debe tener la posibilidad de transformarse en otra forma de movimiento, en el que puede volver a acumularse y a actuar. Y así desaparece la dificultad principal contra la posibilidad de la transformación de los soles apagados en niebla incandescente... (7) Engels termina el prefacio a la Dialéctica de la Naturaleza con estas palabras: "Pero por frecuente e inexorable que sea la realización de este círculo en el tiempo y en el espacio; por más millones de soles y de tierras que puedan producirse y desaparecer; por más largo tiempo que pueda requerir la aparición, en un sistema solar y sólo en uno de sus planetas, de las condiciones de la vida orgánica; por innumerables que sean los seres orgánicos que deban aparecer y desaparecer antes de que entre ellos se desarrollen animales con un cerebro capaz de pensar y que encuentran por un corto período condiciones que hagan posible su vida, para ser luego destruidos inexorablemente; tenemos la seguridad de que la materia en todos sus cambios permanece siempre la misma; que no puede perder ninguno de sus atributos: y que por lo tanto, con la misma férrea necesidad por la cual volverá a destruir en la tierra a su más alta floración, el espíritu pensante, volverá a engendrarlo en otra parte y en otro tiempo."(8) En su momento Engels estaba en la frontera de la ciencia. Dejó estos párrafos en estado de borrador y como ya vimos, por su propia concepción dialéctica, él mismo estaba en contra de tomar cualquier proposición como palabra santa. En estos párrafos, es necesario puntualizar dos errores básicos: a) El ya mencionado reconocimiento de la tendencia cósmica a la destrucción pero sin una clara inclusión entre las categorías filosóficas. b) Se invierten los términos de la verificación: Engels basa la certeza en que el cosmos permanecerá siempre igual en argumentos filosóficos y no en la comprobación empírica. Ya da por sentado que la ciencia descubrirá el camino por el cual la energía se reconcentrará y podrá volver a ser irradiada eternamente. En esta línea de reflexión, el marxismo soviético terminó descalificando la teoría del Big Bang (La Gran Explosión) como un "invento burgués". Lo cierto es que recién hace unos 30 años se cuenta con algún elemento científico más significativo en el tema de la cosmología. Los últimos descubrimientos al respecto se fundamentan en los datos aportados por el satélite Explorador del Fondo Cósmico (Cosmic Background Explorer o COBE). Pero aún contando con los mayores adelantos no se sabe si el Universo está en un proceso de expansión ilimitada o si es posible que en algún momento pase a una fase de contracción (lo que es sostenido por la teoría del Big Crunch o la Gran Contracción). No obstante, el hecho de que Engels llamara la atención sobre la posibilidad de reconcentración de la energía (actualmente comprobada), da una clara muestra de que el maestro de la revolución era una de las mentes más avanzadas de su época en el plano científico. En su momento y tomando los párrafos precitados como verdades reveladas, el marxismo le negó a la segunda ley de la termodinámica proyección filosófica (pese a que la teoría de la muerte térmica no está directamente implicada en la aceptación de la segunda ley y de que, como vimos, corresponde a la ciencia refutarla o corroborarla). El segundo principio quedó así confinado al estudio de la ciencia particular, la termodinámica. Para entender la magnitud del retraso histórico que padece el marxismo, a continuación haremos un breve comentario acerca de los principales avances científicos de los cuales jamás se extrajeron las debidas consecuencias filosóficas. DESARROLLO TEÓRICO DESDE EL ESTUDIO DE LA SEGUNDA LEY DE LA TERMODINÁMICA HASTA LA CIBERNÉTICA. 1º) Descubrimiento de Boltzmann: La profundización del estudio de la Segunda Ley continúa de la mano de Ludwig Boltzmann, físico austríaco que fuera reputado por Lenin en su "Materialismo y Empiriocriticismo" como un defensor del materialismo. Boltzmann desarrolló la idea de entropía desde la física estadística, ya que los conceptos de "sistema ordenado" y "sistema desordenado" eran muy generales. Decide investigar qué pasa a escala molecular en un gas, a fin de llegar a regularidades matemáticas. Se pregunta entonces cuántas posibles configuraciones, de cuántas distintas maneras se pueden disponer las moléculas de un gas que mantiene estable su macroestado (es decir, que mantiene constante su volumen, presión y temperatura). Para un centímetro cúbico de gas, son posibles 160 millones de billones de configuraciones de las cuales, la inmensa mayoría corresponde a una distribución uniforme de las moléculas y una cantidad infinitamente inferior a estados ordenados, (por ejemplo, todas las moléculas juntas en una mitad del centímetro cúbico del gas). Por esto, partiendo de una situación en la que un gas se encuentra concentrado en una porción de una caja, inmediatamente comenzará a expandirse ocupando cada vez más espacio hasta llenarla; al tiempo, llegará al equilibrio térmico, con una distribución uniforme de temperatura y presión en toda la caja, en ese momento, la entropía llegará a un máximo y el sistema no saldrá espontáneamente de ese estado. Vale decir, según Boltzmann se puede esperar billones de milenios a que el aire de una habitación, espontáneamente, se retire hacia una mitad de la misma sin que esto suceda, ya que tal ordenamiento es aún más improbable que suceda que un mazo de naipes arrojados al aire construya al caer un castillo.* Sobre esta base, Boltzmann plantea en 1875 su definición de entropía como medida proporcional al número de configuraciones que son compatibles con un determinado macroestado del sistema. Como el estado más probable es el de equilibrio termodinámico (o sea, desorden) cuando se dice que la entropía del sistema aumenta, esto significa que el sistema se mueve hacia el equilibrio. Cuanto mayor sea el número de las probables configuraciones (es decir, cuanto mayor sea la cantidad de moléculas que conforman el sistema gaseoso) mayor será la entropía posible. La interpretación estadística de la entropía es la piedra angular de la física cuántica y un capítulo importantísimo de la ciencia moderna, pero Ludwig Boltzmann, sufrió la incomprensión de su época y terminó suicidándose por esta causa (o tal vez, no sólo por esta causa). Así como Darwin representa al científico de la evolución, podríamos decir que Boltzmann es su par dialéctico, representando el estudio de la tendencia al desorden. 2º) El demonio de Maxwell: Sobre la base de estos razonamientos, el físico ingles James Clerk Maxwell propuso la siguiente paradoja: supongamos que tenemos un recipiente lleno de un gas, dividido por un tabique en el que hay una compuerta. Esta es controlada por un ser diminuto, un "demonio", capaz de diferenciar las moléculas rápidas del gas, de las lentas. Al dirigir la compuerta, el demonio puede reunir en una parte del recipiente todas las moléculas veloces, y en la otra, todas las lentas. En estas condiciones, el demonio está en condiciones de reducir la entropía del sistema, crea un "motor perpetuo de segunda clase", un movimiento continuo que no viola la primera ley de la termodinámica, pero que infringe la segunda, es decir, una fuente de energía inagotable. Se entiende que en la práctica no existe tal demonio. Sin embargo, durante largo tiempo no se logró encontrar la solución a esta paradoja. La clave fue dada por L.eo Szilard en su obra "Disminución de la entropía en un sistema termodinámico con intervención de un ser pensante" publicada en 1929 en una revista alemana de física, en la cual introduce el concepto de información. Los físicos del siglo XIX, cuando los procesos de información eran aún muy rudimentarios, no tenían en cuenta el papel de la misma, ni el gasto de energía necesario para obtenerla. Por eso no advertían un hecho al parecer evidente: para poder diferenciar las moléculas según sus velocidades el "demonio" tiene que poseer información sobre ellas y para eso hace falta un gasto de energía. Durante milenios los hombres conocieron en la práctica los procesos de información, pero recién en el siglo XX comenzaron a interpretarlos desde un punto de vista teórico. Recién cuando se pudo poner en primer plano que obtener información requería un gasto de energía se pudo resolver la paradoja: para detectar las moléculas lentas y las veloces, el demonio tendría que gastar energía. Por ejemplo, para alumbrar las partículas con una linterna. Lo que se ganaría por un lado, se gastaría por otro. En esto radica la imposibilidad del "motor perpetuo", la energía del sistema aumenta a expensas de la energía necesaria para la información, la cual se obtiene desde fuera del sistema. Otra consecuencia inmediata fue el descubrimiento de la relación inversa entre entropía e información (el aumento de información puede producir disminución de la entropía) no obstante, el vinculo entre estos términos aún permanecía en la oscuridad. 3º) R. Hartley: Hasta aquí el tratamiento de la categoría de información era puramente cualitativo, razón por la cual no se podían extraer consecuencias prácticas. Para ello era necesario pasar al análisis de la cantidad de información. La obra de R. Hartley "Transmisión de Informaciones" (1928), en la que se formuló la medida de la información, llamada medida de Hartley constituyó un paso significativo, aunque insuficiente, en esa dirección. En este trabajo, Hartley enuncia una tesis de extraordinarias perspectivas: la cantidad de información es proporcional al número de alternativas que son eliminadas. Veamos un ejemplo: la frase "si hoy es lunes mañana será martes", no contiene ninguna información, porque no elimina ninguna alternativa; al lunes siempre le sigue el martes; el mensaje ¨la moneda lanzada al aire salió cara¨ excluye la posibilidad de que salga seca, ya contiene información porque hay otra alternativa, que salga cara y el párrafo ¨en la lotería salió un número terminado en 9¨ contiene mayor información aún, porque elimina nueve variantes, representadas por los números del cero al ocho. Esta tesis abrió el camino para aplicar a la teoría de la información los métodos de la investigación estadística. 4º)
Shannon y la Un gran salto cualitativo en el desarrollo de la relación entre entropía e información representó la publicación en 1948 de la obra Teoría Matemática de la Comunicación, escrita por Claude Shannon en colaboración con W. Weaver. En dicho texto Shannon considera a la información como el elemento que elimina la indeterminación de la elección entre acontecimientos, introduciendo la probabilidad de aparición de los distintos mensajes. La cantidad de información de un mensaje aumenta conforme disminuya la probabilidad de que sea transmitido. El mérito de Shannon consiste también en haber llegado por medio de la matemática, a descubrir la identidad entre la fórmula de la entropía y la de la cantidad de información. Shannon descubre la fórmula de la entropía de la información.
EL
SALTO CUALITATIVO: Norbert Weiner, eminente matemático norteamericano publica en 1948 su libro "Cibernética o control y comunicación en el hombre y la máquina." La aparición de esta obra es uno de los más importantes acontecimientos científicos de mitad del siglo XX. Antes de la segunda guerra mundial Wiener ya se interesaba por problemas metodológicos generales que unificaban las distintas ciencias. Durante la segunda guerra tuvo que dedicarse a cuestiones de radiolocalización. El científico vio una profunda analogía entre el seguimiento de los objetivos en movimiento mediante el radar y los movimientos de los organismos vivos: en ambos casos había una información: la señal de error, mediante la cual se origina un proceso de retroalimentación que reduce este error a cero. Por ejemplo: para tomar el bolígrafo, en mi cerebro debe elaborarse una orden determinada en cuanto a la finalidad del movimiento y las operaciones primarias. A continuación obro moviéndome en una dirección determinada y recibiendo constantemente información de lo que ya se ha logrado. Mi cerebro compara estos logros con la tarea y elabora la señal de desalineación o señal de error. La tarea de tomar el bolígrafo con la mano será cumplida, cuando la señal de error sea reducida a cero. Por eso mi misión consiste en tratar de conseguir que la señal de error se reduzca constantemente. ¿Cuál es entonces, el objetivo de esta nueva ciencia? La cibernética se caracteriza por el enfoque más general y abstracto de la dirección. Se basa en la forma universal de los procesos de dirección, prescindiendo de su contenido concreto. Considera desde el punto de vista de la dirección los fenómenos más heterogéneos: la acción de los catalizadores sobre el curso del proceso químico, el papel de las enzimas (sustancias especiales que cumplen una importante función en la digestión) en el metabolismo la orden de ataque del comando militar. Algunos lingüistas consideran a la gramática como un sistema de dirección. El enfoque abstracto de la dirección permite generalizar este concepto. Así, la cibernética habla de sistemas de control automático, o sea que se disponen por sí mismos de acuerdo con el estado del medio. Tales sistemas constituyen la base de la automatización de los procesos de dirección. El modo abstracto en que la cibernética aborda la dirección se debe a que ésta no es la ciencia universal de la dirección, no agota todos los procesos de dirección por su contenido. En ella se hace hincapié en el estudio de las formas generales de esos procesos. Revelar su contenido es tarea específica e independiente de las investigaciones especiales. Así, afirmar que las enzimas dirigen el metabolismo, y el catalizador el curso de una reacción química, no nos exime de una investigación fisiológica y química especial. Al considerar la dirección de los procesos sociales se pone claramente de manifiesto la necesidad de combinar el enfoque cibernético abstracto de la dirección, con el análisis del contenido de los fenómenos. La dirección social en la sociedad de clases, tiene carácter político. En el proceso revolucionario, la ciencia de la dirección tiene como base las conquistas de la doctrina marxistaleninista. La cibernética no puede abarcar toda la complejidad, de estos procesos; no obstante, permite poner de manifiesto algunos rasgos que caracterizan a la técnica según la cual se organiza la dirección de la vida social, lo cual significa un avance que necesariamente debe ser incorporado en la teoría revolucionaria. Ya que la cibernética considera los aspectos más generales de la forma de los procesos de dirección de los sistemas dinámicos complejos, es un camino ineludible para comprender con más profundidad la dirección de la sociedad, que constituye el sistema dinámico más complejo de todos los conocidos. Lo característico de la teoría de la dirección anterior a la cibernética era que operaba en forma predominante con sistemas y leyes dinámicas simples. La cibernética extiende el concepto de dirección al campo de los sistemas complejos. Aquí debemos detenernos en un concepto de extraordinaria importancia para la cibernética, el del sistema dinámico complejo. Se denomina así al objeto real, cuyos elementos se encuentran al mismo tiempo en tal alto grado de cohesión y movilidad, que la modificación de unos de ellos determina la de todos los demás. No se excluyen, por cierto en esta formulación todos los rasgos del sistema dinámico complejo. La investigación exhaustiva de la naturaleza de estos objetos materiales es una de las tareas principales de la filosofía y la cibernética. No es casual que los especialistas más destacados en la materia dediquen tanta atención al análisis de estos objetos. W. Ashby analiza con mucho detalle el problema del sistema complejo en Introducción a la Cibernética. Destaca con justeza que en dicho sistema no sólo tenemos una suma compleja de elementos, sino un promedio estadístico en el que surgen nuevas cualidades de aquél ausentes en cada uno de sus elementos integrantes. Son múltiples los ejemplos en que se manifiestan tales cualidades nuevas en los sistemas complejos. Así por ejemplo ninguna de las moléculas del neumático que cubre una rueda en movimiento se comporta como el neumático en su conjunto. Una molécula aislada no se estira, pero un trozo de este material sí. Es notable sobre todo la cohesión de los elementos que integran los sistemas biológicos. En este punto Ashby formula concepciones dialécticas afines por su espíritu al claro aforismo de Hegel, citado por Engels en Dialéctica de la Naturaleza: ¨Sólo hay partícula en el cadáver." En esta tesis profunda se destaca la indisolubilidad de los elementos de sistema biológicos, en tanto este conserva aptitud para la actividad vital. El punto de partida para el análisis filosófico de la cibernética es poner en claro la naturaleza objetiva del concepto de dirección o control. Veamos un ejemplo: un día invernal, caminando por la calle, vemos como un portero, con una larga vara, quita el hielo del techo de una casa, para que no caiga sobre las cabezas de los transeúntes. Esta es una dirección mecánica, vinculada con una acción mecánica y directa sobre el objeto dirigido. Pero luego vemos a un mozo que espanta una bandada de palomas, agitando una vara con un trapo. Aquí no hay una acción mecánica directa sobre el objeto dirigido (la bandada de palomas), sino que la dirección se efectúa mediante una señal. Las palomas captan la información que les indica la conveniencia de emprender el vuelo. Esta es la peculiaridad más característica de la dirección cibernética, dirección mediante una señal portadora de cierta información. En ella es fundamental el papel de las acciones no vinculadas con fuerza. A diferencia de esto el control automático del pasado implica conexiones y contactos directos. Por consiguiente, el empleo de la información de la acción de la señal para la dirección, es un rasgo característico de la cibernética. La categoría de dirección es un concepto muy amplio, que caracteriza en primer término algunas peculiaridades de la actividad humana. Al decir dirección, surge la conocida imagen histórica de los manuales escolares: Belgrano dirige su caballo. Nos hallamos aquí ante una de las formas más simples de dirección. Pero en general este fenómeno es muy heterogéneo. Decimos: el sistema nervioso dirige el desarrollo del organismo vivo, el trabajador dirige la maquinaria, el partido dirige la revolución, etc. ¿Qué es, pues la dirección? Se trata de un concepto de muy antiguo origen, cuyo rasgo fundamental es que no sólo se vincula con las particularidades de la actividad individual del hombre, sino principalmente con las de su vida social. No es casual que el término ¨cibernética¨ fuera puesto en 1843 por el sabio francés Ampere, para denotar la ciencia de la dirección o gobierno del estado. Y mucho antes el filósofo griego Platón extendió a la vida social el término ¨cibernética¨, que designaba al arte de timonear los navíos, tan importante para el desarrollo de la Grecia Antigua. En su forma más general, la dirección puede definirse como la regulación del sistema, es decir el hecho de disponerlo de acuerdo con una determinada ley objetiva que rige en un medio determinado. Esta fórmula implica enfocar la dirección en el plano del análisis de su objeto, y caracteriza un aspecto esencial de los procesos de dirección, su universalidad, en el sentido de que pueden extenderse a objetos de cualquier naturaleza, puesto que no existe un campo que por principio no puede ser sometido a un ordenamiento. En el punto siguiente analizaremos otro aspecto fundamental del proceso de dirección: su unidad orgánica con la información. El desarrollo de las formas de dirección y control automático está vinculado con los sistemas dinámicos complejos. El perfeccionamiento del proceso de dirección está determinado por una forma tan importante de la dependencia causal como es la utilidad, y por una actividad tan compleja como la acción humana que supone un fin, por que los mismos fines son aptos para realizarse reflejan el curso de las leyes objetivas. El análisis de las características de la dirección cibernética permite definirla como la ciencia de las particularidades generales del proceso de dirección, de la optimización de la dirección (dirección óptima), del empleo de la información para la optimización de la dirección. Ahora bien, la cibernética extendía el concepto de entropía a los procesos de dirección en sistemas dinámicos complejos, determinando el rol de la información como elemento que impide la desorganización (o caída en la entropía) del proceso direccional. Wiener, desarrolla una concepción burguesa de lo social en su obra Cibernética y Sociedad, en la cual hace una apología del orden capitalista. Por esto, durante el estalinismo se generaron prejuicios hacia la generalización del concepto de entropía y hacia la propia cibernética, que fue vista como un intento de refutación del marxismo. Erróneamente, se tildó a la cibernética de "ciencia idealista". La intelectualidad soviética debió esperar a la muerte de Stalin, en 1953, para estudiar la nueva ciencia. En el desarrollo de los conceptos básicos de la cibernética quedó en claro que la idea cardinal de esta ciencia es la tesis sobre la unidad de los procesos de comunicación y los de dirección. Por lo demás, en la cibernética, las comunicaciones se consideran informativas, o sea realizadas mediante procesos de información. Esto ya es suficiente para comprobar la fundamental importancia que el concepto información tiene para la cibernética. Entropía Negativa e Información: En Sociología, Filosofía y Cibernética, Ilia Novik explicaba la correlación entre ambas categorías de la siguiente manera: El nexo entre entropía e información se establece por primera vez en 1929. En la obra de Leo Szillard que ya hemos mencionado, para establecer este nexo no se parte de la semejanza matemática de las fórmulas, sino precisamente de hechos físicos vinculados con las conquistas de la termodinámica. La importancia del nexo entre entropía e información fue señalada por el célebre físico francés contemporáneo L. de Broglie, para quien la conclusión sobre la profunda analogía que existe entre ellas es "la más bella y hermosa de las ideas sugeridas por la cibernética". Wiener estudia con mucho detalle el problema de la entropía y la información, analizando su contenido en varias de sus obras, entre las que se cuentan Cibernética y Cibernética y Sociedad. Señala que la entropía y la cantidad de información están vinculadas porque caracterizan la realidad efectiva desde el punto de vista de la correlación que existe entre el desorden y el ordenamiento. Si la entropía es la medida del desorden, la cantidad de información es la medida del ordenamiento. Este punto de vista está muy difundido en la literatura y en general no encuentra objeciones; se considera muy natural y aceptable. El físico francés contemporáneo L. Brillouin, con su libro Ciencia y teoría de la información, realizó un importante aporte a esta investigación. Afirma que lo que es preciso vincular no es la entropía y la información, sino la entropía negativa y la información. Si la entropía caracteriza el desorden del sistema, la magnitud inversa, o sea la entropía negativa, caracteriza su ordenamiento. De ahí se deduce que la información, como la entropía negativa, es la medida del ordenamiento de un sistema determinado. Es natural, entonces, que se formule el siguiente interrogante: ¿hay alguna diferencia entre entropía negativa e información?. En caso contrario, ¿para qué hace falta dos conceptos, para denominar lo mismo? Si existe una diferencia, es preciso analizarla. Wiener insiste en que la información, por su naturaleza, no es materia ni energía. Con el mismo criterio afirma W. Ashby: "Toda tentativa de considerar la información como una cosa que puede ser contenida por otra cosa origina por lo común problemas difíciles, que nunca debían haber surgido". Se habla allí de lo que no es la información; pero es sabido que estas definiciones negativas sólo pueden tener limitada importancia. Es preciso pasar de ellas al aspecto positivo de la cuestión. Al no dominar concientemente el método dialéctico, Ashby piensa según la fórmula metafísica "o lo uno o lo otro", cae en un falso dilema: "puesto que la información no es materia (y ésta es una afirmación justa, con la cual, a nuestro parecer, es forzoso estar de acuerdo), nada tiene en común con la materia y debe ser separada de esta". Para revelar la información de acuerdo con su contenido, hay que considerarla como un objeto que sin ser materia está indisolublemente unido a esta. ¿Hay algún objeto que reúna estas condiciones? Para responder a este interrogante es preciso analizar las categorías de la filosofía materialista vinculadas con la concepción general del mundo. El análisis de la naturaleza de la información comprueba una vez más la vitalidad del materialismo dialéctico, la vitalidad de sus concepciones para el conocimiento científico. En Materialismo y Empiriocriticismo Lenin formula su hipótesis sobre la propiedad del reflejo, inherente a toda la materia en su conjunto. Mediante esta profunda reflexión, Lenin despejó el camino para resolver el problema del origen de la conciencia desde el punto de vista filosófico y científico. En el materialismo premarxista se daban posiciones extremas en lo que respecta a este problema: la primera consistía en admitir que el proceso por el cual se había formado la conciencia es incognoscible, o en el mejor de los casos casual; la segunda posición reducía simplemente la conciencia a la materia; la conciencia desde este punto de vista, jamás había surgido, puesto que no se diferencia en absoluto de la materia. Ambos extremos estuvieron históricamente justificados en su tiempo, pero en la actualidad es evidente su falta de fundamento. Al desarrollar el materialismo y superar la limitación de sus formas antiguas, Lenin formula su hipótesis sobre la propiedad del reflejo fundándose en la tradición materialista mundial. Al analizar la polémica entre Diderot y DAlembert, Lenin decía que se puede suponer que toda la materia está dotada de la propiedad del reflejo, la cual es justamente el eslabón dialéctico buscado que une la materia y la conciencia. No es aún la sensación, pero es una propiedad de la materia que en el curso del desarrollo puede convertirse en sensación.* Lenin expresa de modo más completo esta idea en su polémica con el machista Pearson, quien había manifestado que: "Es ilógico afirmar que toda materia es conciente". Oponiéndose a este punto de vista, Lenin afirma: "...pero es lógico suponer que toda materia posee una propiedad esencialmente semejante a la sensación, la propiedad de reflejar*". A la luz de estos principios podemos pasar al examen de la información en función de su contenido. Destacando que su sustituto es la propiedad del reflejo, comparemos los conceptos de información y energía. Como es sabido, Engels consideraba la energía como la medida del movimiento. En este plano se puede considerar la cantidad de información como la medida del reflejo. Aquí surge una pregunta natural: ¿la medida de qué característica del reflejo se expresa en la cantidad de información? A nuestro parecer, en la información, y precisamente en la estructura de sus símbolos, se expresa el ordenamiento del reflejo. En este sentido la información se vincula con un reflejo ordenado. El ruido, por consiguiente, se vincula con un reflejo desordenado, caótico. La cantidad de información es la medida del ordenamiento del reflejo, la cantidad de ruido es la medida del desorden del reflejo. Esta fórmula no representa, por cierto, una definición acabada de la información. Hasta aquí, el planteamiento del problema por Ilia Novik, realizado en 1963. Definición de la categoría de información: Los problemas para definir la categoría de información aún subsisten. Aún en 1985 podemos leer en La Dialéctica y los Métodos Científicos Generales de Investigación, manual desarrollado por profesores soviéticos y cubanos, la siguiente explicación: Es incorrecto pensar que el problema de la información está resuelto ya en la ciencia contemporánea; en realidad, muchos de sus problemas provocan aún discusiones, sobre todo el referente al campo material del concepto de información: ¿es ella una cualidad de todos los objetos materiales, o sólo de los vivos autorregulables o, exclusivamente, de los seres concientes? Por cierto, como ha observado V.G.Afanasiev, "el problema del grado de generalidad del concepto información es uno de los principales y, posiblemente el más discutido. Todos los problemas en discusión, de una u otra manera, influyen sobre la definición y la clasificación del concepto de información y provocan su polivalencia. En la ciencia actual existe una gran diversidad de significados para la palabra información; entre los principales se pueden mencionar los siguientes: 1) comunicación, reporte sobre la situación de los hechos, informe sobre algo transmitido por los hombres; 2) incertidumbre disminuida o eliminada como resultado de la recepción de una comunicación; 3) comunicación indisolublemente vinculada al control, señales dentro de una unidad, características sintácticas, semánticas y pragmáticas; 4) transmisión, reflejo de la diversidad en cualesquiera objetos materiales e ideales. Entre las definiciones del concepto de información antes señaladas, consideramos como de mayores perspectivas las que se basan en la categoría de diversidad, desarrollada por el cibernético y biólogo inglés W.R. Ashby (1956), y en la de reflejo como propiedad de toda la materia, que fue propuesta y fundamentada por primera vez por los filósofos soviéticos. De acuerdo con la concepción sobre la diversidad, la información existe allí donde hay diversidad, diferencia. Si dos objetos o sus propiedades, vínculos, relaciones- se diferencian, el conjunto de ellos contiene dos elementos con diversidad. La unidad de medición más simple de la información es la diferencia elemental, es decir, la diferencia entre dos objetos. Cuantos más sean, en un conjunto, los elementos diferentes entre sí y en este caso el concepto "elemento" debe ser considerado de manera ampliada: no se trata de determinados objetos solamente, sino también de relaciones, vínculos, etc.-, más información contendrá ese conjunto. La información surge cuando dos objetos se diferencian, y desaparece cuando se identifican. Por ejemplo, si en una caja hay dos bolas que se diferencian por su color, su conjunto dispone de una diversidad con una cantidad de información ascendente a un bit (unidad binaria de la información). Si las bolas no se distinguen por su color, se dirá que en esta relación el conjunto, en lo que al color se refiere, no contiene información. Con frecuencia hacemos preguntas que admiten exclusivamente respuestas de "si" o "no"; en este caso las posibilidades pueden ser positivas o negativas, y las respuestas son frecuentemente iguales: por ejemplo, deseamos saber como terminó el campeonato mundial de ajedrez. En todos estos casos la cantidad de información obtenida es igual a un bit; para ser breves, el bit funciona como la medida mínima posible de diferencia, de diversidad de los elementos del conjunto, de sus probabilidades, caso que se trate de ello. El bit es la unidad fundamental de medida de información y equivale a un dígito en la representación binaria de un número (por ejemplo 0110 es un número de 4 bits* , un número binario de 8 dígitos o bits equivale a otra medida de información, el byte). En resumen, de acuerdo con la concepción aquí expuesta, la información existe allí donde hay diferencia. Pero la información no es diferencia. La comprensión general de la información debe incluir el rasgo diferenciador entre los conceptos de información y diversidad. Esta propiedad, que diferencia la información de la diversidad, es el reflejo. El reflejo es un atributo de la materia y consiste en que, como resultado de la interacción de los sistemas materiales, el contenido la estructura, la particularidad- de un sistema se reproduce de otra forma en otro sistema. La comprensión del reflejo está relacionada con la idea de correspondencia, de identificación concreta de dos sistemas, que se manifiesta como resultado de su interacción. El proceso de información implica la transmisión de diversidad de un sistema a otro. Habiendo profundizado en las elaboraciones realizadas por filósofos y científicos soviéticos y cubanos en torno al tema de la información, cabe reflexionar sobre la campaña de acción psicológica que se desató sobre la intelectualidad para que abomine del marxismo-leninismo. En este punto específico, el imperialismo se encargó de desacreditar al marxismo - leninismo basándose en la mencionada situación de la época de Stalin, en la que se vio a la cibernética como una "ciencia burguesa". Pero, como hemos visto, sobre la base de las categorías del materialismo dialéctico, estos filósofos y científicos han tenido la posibilidad de desentrañar la esencia de la información como propiedad del reflejo, superando en este plano las dificultades de los propios fundadores de la cibernética. Por lo tanto, lejos está de ser corroborada por la historia del avance científico de este siglo la versión que pinta a la dialéctica materialista como una religión perniciosa que impide el avance científico. Todo lo contrario, las actuales confirmaciones que de nuestra filosofía realiza la ciencia actual están siendo llamativamente acalladas, como veremos en la segunda parte de este artículo. La
información: una diferencia Información, decimos, es una diferencia reflejada. Un ejemplo que puede aclarar las cosas es el que da el investigador norteamericano Gregory Bateson en su libro "Pasos hacia una ecología de la Mente", donde se transcribe una conferencia en la cual explica un caso particular de diferencia reflejada: la confección de un mapa. "¿Qué aspectos del territorio pasan al mapa? Sabemos que el territorio no pasa al mapa. Este es el punto central sobre el cual todos los aquí presentes estamos de acuerdo. Ahora bien, si el territorio fuera uniforme, nada entraría en el mapa, salvo sus fronteras, que son los puntos en que cesa de ser uniforme por comparación con otra matriz de mayor dimensión. Lo que pasa al mapa, de hecho, es la diferencia, trátese de una diferencia en altura, diferencia en vegetación, diferencia en estructura de la población, diferencia en la superficie, o cualquier otra diferencia. Las diferencias son los aspectos que pasan al mapa. ¿Pero qué es una diferencia? Una diferencia es un concepto muy peculiar y oscuro. Con certeza, no es una cosa ni un suceso. Esta hoja de papel es diferente de la madera de ese atril. Hay muchas diferencias entre ellos: de color, de textura, forma, etc. Pero si comenzamos a preguntarnos por la localización de esas diferencias, nos metemos en un lío. Es obvio, que la diferencia entre el papel y la madera no está en el papel; es obvio que no está en la madera; es obvio que no está en el espacio que media entre ellos y es obvio que no está en el tiempo que media entre ellos. (Las diferencias que se producen a lo largo del tiempo son lo que llamamos "cambio"). Una diferencia, pues, es algo abstracto. En las ciencias exactas, los efectos son causados, en general por condiciones concretas o sucesos bastante concretos: impactos, fuerzas, etc. Pero cuando se entre en el mundo de la comunicación, organización, etc., uno deja atrás todo ese mundo en el que los efectos son producidos por fuerzas e impactos e intercambios de energía. Entramos en un mundo en el que los "efectos" y no estoy seguro de que haya que seguir utilizando la misma palabra- son producidos por las diferencias. Es decir, son provocados por esa clase de "cosas" que entran en el mapa proviniendo del territorio. Eso es la diferencia. La diferencia se desplaza desde la madera y el papel hasta mi retina. Luego las toma y las elabora esa lujosa maquinaria de computación que hay en mi cabeza." Bateson da el ejemplo de un trazo de tiza sobre un pizarrón que dibuja una letra: "En un trozo de tiza existe un número infinito de hechos potenciales... (la cosa en sí) el trozo de tiza, no puede entrar nunca en un proceso de comunicación mental debido a su infinitud. Los receptores sensoriales no pueden captarla; la filtran y la excluyen. Lo que hacen es elegir y extraer del trozo de tiza ciertos hechos, los cuales luego, empleando una terminología moderna, se convierten en información. (...) existe un número infinito de diferencias alrededor de y dentro del trozo de tiza. Hay diferencias entre la tiza y el resto del universo, la tiza y el sol y la luna. Y dentro del trozo de tiza, para cada molécula existe un número infinito, de diferencias en su localización y las localizaciones en las que pudo encontrarse. De esta infinitud, elegimos un número muy limitado, que se convierte en información. De hecho, lo que entendemos por información la unidad elemental de información- es una diferencia que hace una diferencia, y está en condiciones de hacer una diferencia porque las vías nerviosas por las que transita y en las que es continuamente transformada están, por su cuenta, provistas de energía. Las vías están prontas para ponerse en actividad. Podemos decir que la pregunta está ya implícita en ellas." Ahora bien, toda la materia tiene capacidad de reflejar, pero no toda es capaz de procesar información. En "La Dialéctica..." se aclara el grado de generalidad de los procesos comunicativos: La manifestación y la utilización de la diversidad únicamente es característica de los sistemas vivos y de los llamados cibernéticos. En la naturaleza inorgánica, la diversidad no puede ser separada del reflejo por los propios objetos inorgánicos, por lo que los procesos informativos no son activos. Otro es el cuadro en el campo de la naturaleza orgánica, donde la forma más elemental y simple del reflejo es la excitación. El rasgo característico de la excitación es la reacción a la acción de otros sistemas, de forma tal que la naturaleza fisico-química del excitador no coincide con la misma naturaleza de la reacción. Por ejemplo, en respuesta a la influencia de una sustancia química, los organismos unicelulares pueden ejecutar un determinado movimiento orientado hacia el lado o no del excitador. En las plantas, la reacción es análoga: un crecimiento del lado del excitador o en dirección a él. En ese caso, los sistemas biológicos no reaccionan ante la naturaleza energética o físico-química del excitador, sino ante una característica de él, como es la diversidad. A una diversidad dada de las influencias externas corresponde una determinada conducta, reacción, de los seres vivos. La correspondencia posee aquí una naturaleza informativa, los seres vivos reaccionan ante la diversidad, la separan de todas las demás propiedades de los otros sistemas, o sea, utilizan la diversidad para conservar su existencia. Lo novedoso que la cibernética nos aporta a los problemas atinentes a la crítica de la ley de la negación de la negación es un nuevo par dialéctico de categorías que amplía el esquema propuesto a partir de la segunda ley de la termodinámica.
Es decir, la información ejerce un rol neguentrópico, ordenador, en contraposición al ruido aleatorio. La actividad ordenadora del hombre, vinculada con el empleo de la información obtenida, tiene el carácter antientrópico, o sea que disminuye el desorden del medio determinante. El poeta soviético S. Marshak describe vivamente esta naturaleza antientrópica del hombre en una de sus poesías: Después de un breve tiempo de penas y esfuerzos - Sobresaltos, tristezas, alegrías y meditaciones. - Reflejaste el universo en el corazón - Y supiste transformar el ruido en música. (cursiva del autor) El rol neguentrópico de la información se objetiva en los procesos de dirección, refiere Novik. Al igual que la información, la dirección es de carácter neguentrópico, representa una realización efectiva de las posibilidades antientrópicas suscitadas por la información. Si la información se caracteriza por la posibilidad de producir un efecto neguentrópico, la dirección asegura su transformación en realidad. Hemos visto hasta el momento cómo es que el concepto de entropía, originariamente surgido de la termodinámica, ha sido adoptado para describir cierto estado de desorden de un sistema, ya sea material o ideal. Veamos en una serie de ejemplos su aplicación a diversos sistemas.
En este breve resumen hemos visto cómo se han acumulado una cantidad de herramientas metodológicas para encarar científicamente los problemas, en principio filosóficos, del desarrollo de lo inferior a lo superior. Como veremos más adelante, cuando profundicemos en el tema de "la complejidad", los científicos hoy hablan de la cantidad de información necesaria para describir un proceso como medida de su complejidad. Por otra parte, hemos de destacar la importancia que tiene para el pensamiento revolucionario la discriminación que se hace a partir del segundo principio de la termodinámica, entre las condiciones requeridas para la transformación entrópica en neguentrópica de un sistema. En este sentido, la "traducción" de los conceptos de la física convencional a otros planos del movimiento de la materia sin caer en reduccionismos ni generalizaciones infundadas es una tarea fundamental. Nuevamente debemos reconocer el retraso del marxismo en la introducción de los conceptos de otra corriente de pensamiento científico que se desarrolló en este siglo, la Teoría General de los Sistemas, desarrollada sobre la base de los aportes del psicólogo Anatol Rapoport y el biólogo Ludwig Von Bertalanffy, quienes trabajaron en universidades norteamericanas. * LA
TEORÍA GENERAL Sobre el tema, vamos a reproducir los conceptos que vierte el Dr. Aníbal Rodríguez Alvarez, profesor de la Facultad de Psicología de la Habana, en su libro "Grupos y Colectivos". Para el militante revolucionario, no será difícil encontrar en estos párrafos modelos sugerentes para pensar en política. Para empezar ¿Qué es un sistema? Von Bertalanffy nos da la siguiente definición: La teoría general de los sistemas pretende elaborar propiedades, principios y leyes que son características de los "sistemas" en general, independientemente de su carácter particular, la naturaleza de sus elementos constitutivos, y las relaciones o "fuerzas" entre los mismos. Se define un "sistema" como un complejo de elementos en interacción, siendo tales interacciones de naturaleza ordenada (no aleatoria). Al preocuparse de las características formales de las entidades determinadas "sistemas", la teoría general de los sistemas es interdisciplinaria, es decir, puede ser utilizada con respecto a los fenómenos investigados por las ramas tradicionales de la investigación científica. Dentro de esta teoría es fundamental profundizar en las características distintivas entre sistemas abiertos y sistemas aislados. Algunas de esas diferencias son:
Más adelante nos brinda otros elementos de análisis claramente aplicables a lo social. LA
SOCIEDAD COMO UN El modelo conceptual originado por la Teoría General de los Sistemas tiene aplicación útil para el estudio de la actividad socioeconómica de los hombre, y sus organización. R. L. Kahn y D. Katz, en su análisis de las instituciones sociales, las consideran como sistemas abiertos, con sus límites, su conjunto de relaciones internas (entre elementos y subsistemas), y sus relaciones con el ambiente, que pueden ser de dos tipos: entrada (input) y salida (output) del sistema. Para estos autores, las características principales de los sistemas abiertos, aplicables a las instituciones son: 1.-Importación de energía (input). Son los procesos de estimulación externa que permiten al sistema mantenerse y desarrollarse. 2.- Proceso de transformación (through-put). Es el proceso productivo mismo, o sea la transformación de materiales en productos, etc., que se efectúa dentro de los límites del sistema. 3.- Producto o resultado (output). El resultado del trabajo del sistema: la exportación de esos resultados hacia el ambiente. 4.- Ciclo de eventos. Se refiere al carácter cíclico del sistema, es decir, a la repetición de los sucesos y las actividades como resultado de su intercambio con el ambiente. 5.- Entropía negativa. Significa que el sistema abierto incorpora más energía de la que gasta, la almacena, y de esa forma contrarresta la entropía, y adquiere lo que se denomina entropía negativa. 6.-Entrada de información, feedback negativo y proceso de codificación. El sistema no sólo recibe energía, sino información en forma de señales. El mecanismo más simple y necesario es el llamado feedback negativo, que permite corregir el funcionamiento del sistema. La información se recibe mediante un proceso de codificación, que es la sintonía de las señales con las características del sistema. 7.- Estado estable y homeostasis dinámica. Es una característica que tiende a preservar en cierto sentido al organismo o sistema, pero no significa inmovilización, ni vuelta al estado anterior, ya que siempre existe la posibilidad de que el sistema crezca y se expanda. 8.- Diferenciación. Mediante este proceso, los sistemas abiertos tienden a la diferenciación interna y a la elaboración de estructuras. 9.- Equifinalidad. Este principio establece como ya hemos visto, que un sistema puede alcanzar el mismo estado final a través de condiciones iniciales diferentes y por diversos caminos.
ALGUNAS PRIMERAS CONCLUSIONES Hasta aquí hemos brindado una serie de elementos teóricos que, estando en plena correspondencia con la dialéctica científica no han sido incorporados al sentido común de los revolucionarios. Demostraremos a continuación cómo es posible traducir a la terminología cibernético-sistémica innumerables cuestiones que se nos plantean a los marxistas. Por empezar, debemos aclarar que no es atribuible a este trabajo la originalidad de plantear esta idea desde la teoría marxista. En efecto, en 1980, ya planteaba el filósofo soviético N. Pilipenko "Globalmente, la sociedad puede definirse de manera convencional, empleando la terminología cibernética, como un sistema de adaptación autoorganizado."(9) Retomando el camino comenzado por aquellos filósofos marxistas, podemos definir a la historia como un proceso irreversible. Como tal, la tendencia a la entropía, actúa. ¿Cómo se explica, entonces, que no se desorganice?. La respuesta es que la sociedad es un sistema abierto que recibe constantemente aporte de energía e información que mantiene y eleva el grado de organización ¿De qué naturaleza es esta energía y esta información?. La primera y más básica fuente de energía es el sol, que sostiene la forma biológica del movimiento en nuestro planeta. La sociedad es un sistema dinámico complejo de organización de los hombres. La sociedad capitalista es un sistema abierto, que se mantiene a través de un constante aporte de energía y de información. Estos aportes que son la fuerza que impide que el sistema caiga en la entropía, provienen en su mayor medida de la alienación de los desposeídos. Es decir, en el capitalismo, la energía de los desposeídos sirve para mantener el poder de los explotadores. Nos estamos refiriendo aquí a lo que podríamos denominar "aspecto energético" de la alienación. Pero el proceso antientrópico por el que se mantiene el capitalismo es explicable no sólo en el plano energético, sino en la racionalización de esa energía que se da a través de la optimización de la calidad del control (es decir, la optimización del procesamiento de la información y de la dirección de los procesos sociales). Veámoslo en detalle. La agudización de la contradicción dialéctica entre el desarrollo incesante de las fuerzas productivas y el carácter retrógrado de las relaciones de producción capitalistas se ha visto corroborada a lo largo de este siglo y medio de historia. Lo que no fue confirmado hasta el momento, fue la visión de los clásicos de que esta contradicción desembocaría necesariamente en una gran crisis mundial, la última y más destructiva, de cuyos escombros emergería la nueva humanidad socialista. ¿Cómo explicar que al final de este siglo nos encontremos con un sistema capitalista llamativamente estable (hemostático)?. Es más, Marx y Engels preveían que la revolución empezaría en los países capitalistas más desarrollados, donde la contradicción fuerzas productivas - relaciones de producción es más aguda ¿Cómo explicar que estos sistemas sean los más estables de todos? Las respuestas a estas preguntas ya han sido elaboradas, fundamentalmente por Lenin y son parte del sentido común de los marxistas: en los países centrales se han puesto en funcionamiento una serie de medidas que estabilizaron el sistema; las burguesías prosperas mejoraron la condición de vida de los pueblos de sus naciones con el fin de embotar su conciencia de clase y combatividad, razón por la cual la revolución socialista tiene su futuro en los eslabones más débiles del sistema, los países periféricos retrasados y dependientes. Ahora bien, aplicando la dialéctica, sabemos que lo que en un nivel es explicativo, en otro, de mayor profundidad, no pasa de ser descriptivo. Veamos este punto. El hecho de que la burguesía tomara medidas de este tipo como clase internacional, significa que, contra la previsión de los clásicos, esta clase tuvo la capacidad de moderar su tendencia a actuar como una rapiña ciega e inconciente, sacrificando parte de sus privilegios en pos de mantener la homeostasis sistémica. Es decir, la burguesía no puede evitar que las contradicciones inherentes al capitalismo sigan agudizándose, pero tuvo la imprevista capacidad de reconocer y manejar concientemente las variables necesarias para mantener estable el sistema. Este "accionar conciente" sobre variables es realizado a partir de un modelo que dirige la actividad reguladora, un modelo mediante el cual se extrae de la compleja realidad aquellas variables principales que siendo controladas, estabilizan el conjunto del sistema. De la simple descripción de las características de este sistema de regulación que llamamos sociedad se desprende la pertinencia de las concepciones sistémico-cibernéticas para aportar a la comprensión de su lógica interna. La Ley de Ashby Una ley cibernética de primer orden para describir este tipo de regulaciones es la ley de la variedad requerida (law of requisite variety) llamada también Ley de Ashby, por su descubridor. Esta ley define que la variable de la acción controladora deberá ser igual o mayor que la variable de la perturbación y la medida de la calidad del control la constituirá el grado de limitación de la variable de los estados del objeto. ¿Qué puede significar una perturbación para el imperialismo? Todo lo que desestabilice su sistema; las crisis económico-financieras que llevan, de manera repentina, penurias y temores a la población y la empuja a la lucha, el accionar conciente de las organizaciones revolucionarias en su objetivo de concientizar al pueblo, las acciones masivas reivindicativas, etc. Veamos en concreto cómo hasta el momento, lograron controlar estas perturbaciones: En
el Plano de las Relaciones Materiales: Luego de la crisis del ´29, se comenzaron a desarrollar mecanismos de control monopolista de Estado para "enfriar" la economía en momentos de recalentamiento o, por el contrario, para auxiliar a las burguesías que empezaban a sufrir los embates de la crisis. El desarrollo ulterior de las fuerzas productivas exige nuevos reacomodamientos reaccionarios de las relaciones de producción capitalistas a fin de poder contener dicho desarrollo. En la actualidad asistimos a la "transnacionalización desnacionalizadora del capitalismo monopolista de Estado", etapa en la que adquieren protagonismo fundamental las instancias de regulación internacionales como el F.M.I. y el Banco Mundial. En definitiva, en este siglo hemos asistido a una optimización de la calidad del control de variables económicas por parte del capitalismo como sistema mundial. En este proceso, sin lugar a duda, los descubrimientos de Marx en economía política han jugado su rol en la medida en que fueron utilizadas por el enemigo de clase. En
el Plano de las Relaciones Subjetivas: Así como en el plano de las relaciones objetivas, el imperialismo optimizó la calidad del control en el plano de las relaciones subjetivas. Luego de una etapa donde la táctica central consistió en "atenuar la variable" de la propaganda revolucionaria, prohibiendo su difusión; en la actualidad el control se mantiene a través de una serie de medidas que se engloban dentro del concepto de guerra cultural. Dicho concepto es desarrollado en el "Documento Santa Fe II - Una estrategia para América Latina en la década de 1990" en el párrafo "La ofensiva cultural marxista", que ningún revolucionario debe dejar de conocer. En este párrafo se destaca la clarividencia de Antonio Gramsci, con relación al énfasis puesto por el revolucionario italiano en la dimensión cultural de la lucha de clases. Luego, se definen las variables a ser controladas: religión, escuelas, medios de difusión masiva y facultades, teóricos educacionales, curriculums educativos, libros de textos y manuales. Por último, en la Propuesta Nº 4, se plantea la necesidad de aumentar el presupuesto de la USIA (Agencia de Información de Estados Unidos). "La USIA - definen - es nuestra agencia para llevar a cabo la guerra cultural." Esta situación es lúcidamente reflejada por James Petras, quien explica: "Durante la última década, los movimientos progresistas han tenido que afrontar la siguiente paradoja: mientras que la gran mayoría de la población del tercer mundo experimenta un deterioro de las condiciones de vida, (...) la respuesta subjetiva a estas condiciones ha consistido en revueltas periódicas, pero en forma de actividades locales y protestas a gran escala de breve duración. En otras palabras: existe una profunda brecha entre las crecientes desigualdades y las condiciones socio-económicas, por una parte, y la debilidad de las respuestas subjetivas revolucionarias o radicales, por otra. (...) La intervención cultural (en su más amplio sentido, incluyendo ideología, conciencia y acción social) es el eslabón crucial para convertir las condiciones objetivas en intervención política conciente. Paradójicamente, los principales gestores de la política imperialista parecen haber comprendido la importancia de las dimensiones culturales mucho mejor que sus adversarios. El imperialismo no puede ser entendido sencillamente como un sistema económico-militar de control y explotación. La dominación cultural es una dimensión integral para cualquier sistema basado en la explotación mundial." (...) "Existe una relación directa entre el incremento del número de aparatos de televisión en América Latina, la reducción de los ingresos y la disminución de las luchas populares. Entre 1980 y 1990, el número de televisores por habitante en América Latina se incrementó en un 40%, mientras que el promedio real de ingresos descendió en un 40%."(10) Continuando con este ejercicio de traducción, podemos agregar que el enemigo ha mejorado su "modelo del sistema regulado" a través de las encuestas de opinión, herramientas científicas que en manos de la burguesía sirven para detectar los pensamientos y los sentimientos de las capas populares y con ese conocimiento modular más finamente aspectos de su política de dominación. Asimismo, las nuevas técnicas de propaganda implican una "codificación" superior del mensaje transmitido. Las aplicaciones concretas de estas herramientas son muchas, mencionemos que la dictadura militar tomó como objetivo estratégico el de llevar la televisión a todo el noroeste argentino, así como hoy el estado mexicano trata de hacer lo mismo en los departamentos de Guerrero y Chiapas. Otro ejemplo fue el del alfonsinismo, que cuidó muy bien de asesorarse con expertos en lucha ideológica con el marxismo para la reapertura del debate universitario. Es decir, la burguesía toleró el desarrollo de nuestra variable cuando se aseguró primero tener una acción controladora de mayor variable. La
Concepción Global del Control: En esta doctrina se unen, precisamente, dos conceptos fundamentales de la cibernética para la optimización del control. Por un lado, la disminución del "umbral de discriminación", es decir, la acción controladora se hace presente ante perturbaciones mínimas que antes no eran percibidas. Por otro lado y en unidad con lo anterior, se reducen los "tiempos de reacción" del sistema. La Doctrina de los Conflictos de Baja Intensidad es, por lo tanto, una clara demostración de que el enemigo utiliza el marco conceptual cibernético como resultado de un aprendizaje histórico. Descubrieron que a los movimientos revolucionarios es preferible quebrarlos "desde la cuna" que tener que combatir con un Vietcong organizado. Pero como toda medida tiene su contramedida, los pueblos en su lucha han desarrollado mecanismos adecuados para contrarrestar esta doctrina. Tanto en la revolución nicaragüense como en la preparación de la Intifada palestina las tácticas de "acumulación silenciosa" fueron una respuesta eficaz. En terminología cibernética podríamos describir a esta táctica como la amplificación de una variable de manera tal que no pueda ser discriminada por la acción controladora. El problema del imperialismo radica en que les es imposible controlar el corazón de todas las personas dignas de todos los pueblos del mundo. Vemos entonces que la ley de la variedad requerida nos da un esquema que nos permite pensar la optimización de la calidad del control que ejerce el imperialismo en el mundo, como la respuesta a la paradoja de que, a pesar de haberse agravado la contradicción fundamental del sistema, (entre el carácter social de la producción y el carácter individual de la apropiación de lo producido) el sistema haya mantenido su homeostasis.
Hasta aquí la incorporación del modelo sistémico-cibernético a la teoría marxista tiene una importancia política fundamental: desde hace tiempo el sentido común de los revolucionarios viene sosteniendo que en el marxismo clásico existe una fuerte carga teleológica, es decir, que la historia es vista como un desarrollo cuyo fin predeterminado sería necesariamente el socialismo, siendo imposible pensar siquiera en algo que pudiera torcer este fin ineluctable. La clase obrera estaba llamada a cumplir su misión histórica por la agudización de las contradicciones, que haría estallar al capitalismo en pedazos siguiendo la ¨férrea necesidad¨ que se impone a los procesos sociales ¨como una ley del desarrollo natural¨. Pero esta crítica, cuya justicia se ve demostrada por el pronunciado reflujo revolucionario del último cuarto del siglo XX, ha quedado circunscripta al plano del análisis político, y no ha asumido las proyecciones filosóficas implicadas en su afirmación. La necesidad de explicar las nuevas realidades terminó siendo el terreno fértil para el desarrollo de variables profundamente irracionalistas y anticientíficas que adquirieron en un principio un matiz marxista y luego, en un desarrollo posterior, terminaron en la apología del orden existente. Así se desarrollaron teorías como el estructuralismo, el posmodernismo, que proclaman la inexistencia de racionalidad en la historia o que simplifican al extremo dicha racionalidad reduciéndola a una estructura ahistórica, metafísica e inconciente que la humanidad está condenada a repetir eternamente. En todos los casos, los desposeídos terminan siempre teniendo que adaptarse a un futuro desalentador en total contraposición con lo que siempre significó el marxismo. Quienes intentaron continuar con una postura firme contra el sistema, terminaron sin poder encontrar una clara aplicación a las raíces filosóficas marxistas, razón por al cual de las tres partes integrantes de nuestra concepción del mundo, esta fue la que más se aletargó. A partir de una crítica científica de la ley de la negación de la negación podemos realizar una crítica científica de la teleología que imbuía las concepciones de Marx y Engels y que eran reflejo de una época en que el control conciente de los procesos sociales aún no había alcanzado el desarrollo que expresara en el siglo que termina. La agudización de las contradicciones en la base económica no se tradujo automáticamente en crisis terminal del sistema capitalista. Los burgueses lograron la estabilidad a partir de medidas concientes de regulación. Entonces, el problema del rol de la conciencia de los revolucionarios para acabar con el sistema de explotación aparece como una cuestión de primer orden. Esta conclusión, que en principio parece evidente, es en realidad campo de una encarnizada batalla ideológica. Así, muchos sectores identificados con la izquierda han terminado adjudicándole una connotación intrínsecamente negativa de la categoría de control. Esta posición nos llevaría a argumentos anarquistas o irracionalistas (acabemos con todo tipo de control - dejemos desarrollarse el libre flujo del deseo) y ya sabemos por experiencia que no son sino callejones sin salida. Los pueblos del mundo sólo pueden liberarse aplicando de manera óptima las leyes cibernéticas de control. En efecto, el centralismo democrático, principio esencial de la vida del partido marxista - leninista, puede ser redefinido en términos cibernéticos. La democracia interna es definible como la proliferación de la variable y el centralismo como su reducción a una postura, necesaria para que el proceso de dirección desarrolle su acción reguladora sobre el sistema. La unidad dialéctica entre democracia y centralismo puede ser redefinida como unidad entre proliferación y reducción de las variables. A partir de la década del 80 hubo sobre los marxistas una feroz campaña de acción psicológica tendiente a neutralizarnos en este punto: la transmisión de conciencia revolucionaria. Esta campaña consistió en connotar negativamente todos los aspectos necesarios para la transmisión de nuestra ideología. Se volvió un lugar común refregarle a los marxistas que "bajaban línea", sin respetar la opinión de "la gente". Todo intento por difundir las convicciones marxistas fue descalificado con la fiera acusación de "bajada de línea". Las teorías neoprogresistas, difundidas por las universidades burguesas, jugaron un rol fundamental para confundir a la militancia: una de las que más descalabro causó fue la teoría del pedagogo brasileño Paulo Freire, quien descalifica la posibilidad de los revolucionarios de difundir sus convicciones tildando este elemental acto, evidente de toda propaganda revolucionaria, como un recorte al sentido crítico de los pueblos. Por aquella época también era de amplia aceptación argumentar que "la gente la tiene clara" (pero esta acción psicológica decayó con el huracán neoliberal). La neutralización tuvo efecto, no tanto por el peso propio de los argumentos, sino por el período de decadencia en el cual estaba inmersa la moral revolucionaria en nuestro país, reflejo del momento de reflujo mundial que se estaba desarrollando. La ausencia de debate en los partidos marxistas - leninistas, la fosilización de los sistemas socialistas euroorientales, la caída en el oportunismo de la inmensa mayoría de las direcciones de los partidos tradicionales daban el sustento necesario para el afianzamiento de estas visiones. Luego de la caída del Muro, en los 90, el ataque a la concientización revolucionaria continúa, hoy se habla de que "la teoría se construye en la práctica" (o sea, se endiosa el primitivo método de ensayo - error), se dice que "no hay que irle con un modelo preestablecido a la gente" o directamente se pone el grito en el cielo ante la sola mención de la palabra conciencia, con argumentos de la más reaccionaria cosecha psicoanalítica. Todas estas versiones apuntan a lo mismo: mientras el enemigo cuenta con batallones de científicos, enormes bases de datos de experiencias históricas, propagandistas formados y todos los medios de comunicación; a las organizaciones marxistas se les coarta la posibilidad de transmitir los conocimientos científicos del marxismo y las experiencias históricas de lucha de los pueblos. Todas estas difundidas concepciones, al aportar a la neutralización de quienes pretenden transmitir concepciones revolucionarias, ayudan "por izquierda" en una tarea que se planteó "por derecha" el imperialismo: imponer su hegemonía cultural. En efecto, en el mencionado documento Santa Fe II se preocupan porque los principales medios de transmisión de ideología queden en manos de intelectuales fieles a la libre empresa, para lo cual se planteaban arrebatar de manos de cualquier opositor lo que denominan la "industria de la elevación de la conciencia". Es decir, mientras nosotros estamos enmarañados en un debate interminable en torno a los prejuicios generados contra la concientización revolucionaria, el enemigo se planteó con claridad objetivos y tareas. Volvemos así a una verdad elemental que hoy podemos expresar en clave cibernética: la claridad en la información se traduce en la claridad en la dirección. Esta formulación nos lleva directamente a revalorizar la clarividencia de Lenin y la total vigencia de su Qué Hacer, donde la cuestión está planteada en términos tan cibernéticos como se pueda imaginar: "sólo un partido dirigido por una teoría de vanguardia puede cumplir su misión de combatiente de vanguardia."(11)) Al criticar la ley de la negación de la negación también estamos acabando con uno de los fundamentos del optimismo histórico de los marxistas: ya no hay ninguna ley inmanente del universo que nos garantice como objetivo inamovible la revolución socialista. ¿Existe alguna posibilidad de refundar un optimismo histórico sobre otras bases? En ese sentido, en primer término, debemos señalar que la crítica al mecanicismo que establecemos está en plena consonancia con aquella que realizara Gramsci, quien al respecto afirmaba "es necesario siempre demostrar la futilidad del determinismo mecánico, el cual, cuando es elevado a la filosofía reflexiva y coherente por los intelectuales, se convierte en una causa de pasividad, de imbécil autosuficiencia" (12). De igual manera, demuestran una clara sintonía con el pensamiento del Che acerca de la necesidad del rol activo de la vanguardia para jugar el destino de la revolución. En esta dirección de pensamiento, contradice a todas las variantes del espontaneísmo, desde aquel que cómodamente espera la "próxima gran crisis que se avecina" y que nos serviría la revolución en bandeja, pasando por los intentos de desviar al marxismo hacia el irracionalismo y terminando en las variantes populistas con toda su carga metafísica, donde las "grandes abstracciones" (ser nacional-destino nacional-deseo del pueblo) toman el lugar que debería ocupar la investigación científica. Pero bien puede aparecer una línea de argumentación contraria a toda posibilidad de tomar el poder. En efecto, actualmente esta es la acción psicológica preferida para neutralizar al pensamiento revolucionario. Esta visión implicaría pensar que el tiempo de las revoluciones ya se ha acabado porque el imperialismo cuenta hoy día con medios tan poderosos para mantener la estabilidad que es capaz de controlar cualquier perturbación que aparezca. Por lo tanto, los marxistas debemos volvernos mas "realistas" y aportar "constructivamente" a paliar los aspectos más crueles de la crisis. Consideramos que esta crítica de la ley de la negación de la negación nos permite replantearnos todas estas visiones desde un punto de vista superior. La revolución socialista ya no tendrá su correlato en el desarrollo cuantitativo y cualitativo de la cebada, pero no por ello se reduce a una mera posibilidad entre tantas de organización futura de la humanidad. En la medida en que las condiciones de existencia del planeta permitan sustentar al género humano, este seguirá procesando información. La inmensa mayoría de la humanidad, desposeída ya de todo futuro por el imperialismo, continuará haciendo su experiencia histórica. En este período, en un proceso en el cual no es en absoluto ajena nuestra praxis, los desposeídos viviremos las verdades del marxismo leninismo. El sistema dinámico complejo que conforman los pueblos de mundo se verá compelido a cumplir con una de sus características centrales como tales sistemas: aprender. El nuevo optimismo histórico se basa en la objetividad de nuestra teoría, en la convicción de que la verdad siempre se impone, en que, como dijera Lenin "el marxismo es todopoderoso porque es exacto". En ese entonces, habiendo los pueblos del mundo aprendido de los momentos de lucha y de los períodos de contrarrevolución, se cumplirá la profecía de Silvio Rodríguez "servirá de señal cada huella de las horas felices se sabrá tanto de las estrellas como de cicatrices". En este breve ejercicio se ha intentado evidenciar el potencial de las categorías sistémico-cibernéticas para describir ciertos aspectos de los aspectos sociales. La profundización en la aplicación de este modelo es una tarea impostergable para el movimiento revolucionario. No reclamamos para este trabajo la originalidad de haber planteado la necesidad de unir el análisis marxista de la sociedad con las herramientas metodológicas cibernéticas. En efecto, esta necesidad ya era destacada en 1963 en "Sociedad, Filosofía y Cibernética", del filósofo soviético Ilia Novik, así como en dos trabajos, uno de 1980, "Dialéctica de lo Contingente y de lo Necesario" del filósofo soviético N. Pilipenko y otro de 1985: "Grupos y Colectivos" del psicólogo cubano Aníbal Rodríguez Álvarez. En el plano metodológico, en "La Dialéctica y los Métodos Científicos Generales de Investigación" se dedican sendos capítulos a los aportes de la teoría sistémica, a la cibernética y a la teoría de la información. Lo que sí consideramos conclusiones originales del presente texto son: 1) La contraposición entre el segundo principio de la termodinámica y la ley de la negación de la negación desde una perspectiva marxista. En efecto, esta crítica ha sido realizada en 1969 por el biólogo francés enmarcado en el estructuralismo Jacques Monod y figuran en su libro "El Azar y la Necesidad." Esta obra fue realizada sobre la base de conferencias realizadas en el Pomona College de California en 1969 y de cursos realizados en 1969-70 en el Collège de France. Pero esta crítica fue realizada con una gran soberbia y con la clara intención de denigrar al materialismo dialéctico. El propio Monod reconoce esta actitud en el Prefacio de su obra: "Asumo la total responsabilidad de los desarrollos de orden ético, sino político, que no he querido eludir, por peligrosos que fuesen... la modestia conviene al sabio, pero no a las ideas que posee y que debe defender." Así son los científicos-estrella del primer mundo, "valientes" para enfrentar al marxismo desde lujosos claustros del capitalismo, pero remisos a criticar el dominio imperialista -nada menos que a un año del mayo francés y del asesinato del Che-. Esta "ética" es muy conveniente para no espantar a los mecenas siempre dispuestos a donar "generosas" becas de investigación que tan bien sirven para lavar dinero. 2) Haber resaltado la raíz sistémico-cibernética de una serie de elementos de la lucha de clase que ha incorporado el imperialismo. Las herramientas sistémico-cibernéticas que hemos analizado nos permiten comprender más claramente el esquema subyacente a la estrategia de dominación del enemigo. En esta breve introducción, las conclusiones a las que llegamos por el "lado teórico" de la cuestión no pueden más que demostrar su plena coherencia con aquello que ya conocemos desde el lado "práctico". Quien no entienda la importancia de este punto puede caer en la grave miopía de seguir subestimando la teoría por "no tener nada nuevo que aportar". Se trata entonces de reconocer humildemente el enorme retraso teórico que tenemos y, en la medida en que vislumbramos un campo de fértiles intuiciones, continuar desarrollando por esta vía la teoría revolucionaria. Ahora bien, hasta aquí sólo empezamos a ver algunas respuestas a los problemas que planteamos al principio de este artículo. Hemos visto que existe una relación entre la cantidad de información necesaria para describir un sistema y su complejidad. Hemos visto que la calidad del control es uno de los fundamentos de la estabilidad de un sistema y la importancia que da el imperialismo a este punto. No obstante, aún falta profundizar en las leyes que permiten que exista un proceso de desarrollo hacia lo superior y las que determinan degradaciones. Sobre esta base, propondremos una ley general del desarrollo que puntualice en qué condiciones un sistema puede desarrollarse y en qué condiciones puede involucionar. BIBLIOGRAFÍA COMENTADA Antidühring. (La subversión de la ciencia por el señor Dühring). Como dijera Lenin, sigue siendo uno de los libros de cabecera de todo obrero con conciencia de clase. Sociología, Filosofía y Cibernética. Ilia Novik. (Edición agotada). Es un excelente texto para introducirse en la cibernética desde el marxismo. El texto es de 1963 y muestra una veta que hasta ahora no ha sido debidamente explorada. No obstante, en el momento de extraer consecuencias en el plano filosófico, termina en la consabida frase "los nuevos avances en este campo demuestran una total correspondencia con la dialéctica"; como vimos, esto es cierto en un sentido, pero no en relación con la ley de la negación de la negación. Esta última contradicción no es planteada en ningún momento por el autor. La parte de antecedentes científicos de la cibernética y la explicación de los conceptos fundamentales de este campo del saber fue extractada de este libro. Entre el orden y el caos: la complejidad. Moises José Sametband. Fondo de la Cultura Económica. Es un excelente material didáctico para comprender las implicancias del Segundo Principio. Asimismo, penetra en el campo de la complejidad, que abordaremos en la segunda parte del presente trabajo. Izquierda y derecha en el cosmos. Martin Gardner. Biblioteca Científica Salvat. Martin Gardner es un conocido divulgador de ciencia norteamericano, famoso por sus juegos de ingenio. El libro tiene una buena explicación de la entropía y su relación con las flechas del tiempo. La dialéctica y los métodos científicos generales de investigación. AA.VV. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana. Cuba 1985. No conocemos un intento de sistematización de la metodología marxista más serio que el que propone este manual desarrollado por doctores en ciencia soviéticos y cubanos, entre los que figura Ilia Novik. En su Tomo II dedica sendos capítulos a la teoría sistémica, el enfoque informativo y a la cibernética. Es recomendable para quienes no quieren quedarse en la superficie de estos temas. La parte en la que se define la categoría de información fue transcripta de este texto. Diseñando la libertad. Stafford Beer. Fondo de la Cultura Económica. 1974. Este librito transcribe seis conferencias emitidas radialmente por el autor en Canadá. Es muy claro para explicar la explicación cibernética de algunos fenómenos sociales. Beer representa un caso extraño: fue consejero personal de Salvador Allende, para quien pretendió desarrollar un sistema que, uniendo computadoras y teletipos, pudiera seguir el curso de la economía chilena en tiempo real. Tanto en el sistema que pretendió implementar como en los comentarios del texto ya está prefigurado lo que hoy conocemos como Internet (estamos hablando del año 1974). Pero a pesar de ser un visionario en este sentido, el libro refleja la miopía de quien, habiendo estado en el centro de la lucha de clases, padece de una gran ingenuidad al analizar la sociedad. Dialéctica de lo contingente y lo necesario. N. Pilipenko. Editorial Progreso. Moscú.(1985). Escrito en 1980, es una investigación seria de estas categorías marxistas. El intento de correlacionar las concepciones científicas más avanzadas con las bases del materialismo dialéctico hace de esta obra un esfuerzo digno del mayor respeto. No obstante, la concepción de lo contingente y lo necesario que defiende hoy en día está en retirada. Pasos hacia una ecología de la mente. Gregory Bateson. Bateson es uno de esos cerebros que puede abarcar en su mente los más variados campos de la ciencia y llegar a conclusiones importantes. No obstante su libro tiene el toque idealista que está presente en toda una camada de filósofos cibernéticos, los cuales, además, ni siquiera perciben la lucha de clases. Bueno ¿y qué?. Y. Jurguin. Ed. Mir. 1973. Es un entretenido material de divulgación de las bases matemáticas de la teoría de las probabilidades y de la cibernética. (1) Entre paréntesis figura la página de la que se ha extraído la cita, correspondiente a la Vº Ed. de Cartago. |
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