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Edición
especial - Junio 2000
Tres críticas
a las visiones del Sr. Heinz Dieterich
1) Un bandazo
sin autocrítica
El Sr. Heinz
Dieterich, en la revista "Resumen" de marzo-abril del 2000, plantea
su decepción hacia los gobiernos socialdemócratas de América Latina.
Refiere en el artículo "La receta centroizquierdista del neoliberalismo"
que la ausencia de una alternativa real para los pueblos latinoamericanos
"estuvo encubierta por las esperanzas que las clases populares y
medias depositaban en los partidos y coaliciones de centroizquierda,
que pretendieron ser diferentes de los procónsules liberales que
del capital financiero de las últimas décadas". "¿Habría alguien
capaz de distinguir entre el programa económico - político de la
coalición de centroizquierda (¿?) (UCR - FREPASO) y el de los peronistas
neoliberales de Duhalde y Menem?" Se pregunta con énfasis el Sr.
Dieterich. Pero es el mismo Sr. Heinz Dieterich, quien se presenta
como un renovador del pensamiento revolucionario, el que en la edición
de abril de 1999 (APENAS UN AÑO ANTES), en su texto "Teoría y Praxis
del Nuevo Proyecto Histórico" destaca un arco de expresiones político
sociales que conformarían las fuerzas motrices de lo que él llama
"fase ascendente de las fuerzas populares - democratizadoras": Estas,
según el autor, están en avance desde 1994, lo cual se verificaría
en "Las coaliciones y movimientos de centro-izquierda en Italia
(coalición del Olivo), en Francia (PS-PC), en Argentina (Frepaso-UCR),
En México (PRD)" destacando también "la constitución de dos centrales
sindicales independientes en Argentina (CTA - MTA). Junto con ellos
destaca "el Movimiento Bolivariano 2000 en Venezuela... el Movimiento
de los Sin Tierra en Brasil, la aparición del Ejército Zapatista
de Liberación Nacional en México en 1994, el avance cualitativo
de las FARC y del ELN en Colombia".* Desde aquel entonces, los "populares
- democratizadores" italianos y franceses fueron protagonistas del
bombardeo genocida a Yugoslavia, como dóciles perros falderos del
imperialismo yanki el PRD, por su parte, jugó el rol de bombero
en la ocupación de la UNAM por parte de los estudiantes, catalogando
a sus dirigentes de "ultras" y apoyando el plesbicito que impulsó
el PRI para intentar consensuar la represión realizada. La Alianza
UCR-FREPASO no ha cesado de avanzar destruyendo conquistas populares,
siendo responsables de la matanza de al menos dos hermanos correntinos
que cortaban un puente en defensa de sus reclamos y cómplices de
la brutal represión por medio de la cual impusieron la reforma laboral.
El conservador De la Rúa sólo pudo haber despertado ilusiones en
observadores políticos calados hasta los huesos por la ola oportunista
que siguió a la caída del Muro de Berlín. Esta "centroizquierda"
no despertó en absoluto una expectativa de cambio en el pueblo,
que se limitó a elegir lo que suponía era el "mal menor" en los
marcos del neoliberalismo. El primero en pretender distinguir entre
la Alianza y Menem fue él mismo y esa autocrítica no se ve en ninguna
parte de la nota. Aparece entonces como un bandazo que Dieterich
pega sin cuestionarse el armazón teórico que lo llevó a conclusiones
del calibre de las expuestas. El mismo Sr. Dieterich que hoy levanta
su dedo acusador contra la centroizquierda HACE SOLO UN AÑO la ponía
en el mismo lugar que ganaron al precio de sangre movimientos como
los Sin Tierra, las FARC- EP o el ELN, sin percibir lo que ya era
evidente: que son organizaciones DE LA BURGUESÍA. Lejos de aparecer
algún atisbo de autocrítica, el Sr. Dieterich persiste en su error.
En efecto, sostener como lo hace en su última nota que estos movimientos
"comparten con la burguesía" "una vacía retórica bolivariana" es
dispararse al reino del absurdo: ¿Podríamos decir, por ejemplo,
que los señores De la Rúa o el Sr. Lagos comparten algo con la burguesía,
como si no fueran los conductores políticos de esa maldita clase?¿A
qué clase pertenecerían según el Sr. Dieterich? De absurdo en absurdo,
el Sr. Dieterich se supera. En la última nota ya omite mencionar
como parte de la vanguardia del proceso revolucionario latinoamericano
actual nada más ni nada menos que a los antemencionados FARC, ELN,
MST y a los revolucionarios ecuatorianos que condujeron el levantamiento
popular de principio de año. Con estas visiones no es extraño entonces
que el monopólico diario Clarín le brinde "amplia y generosamente"
un espacio para difundir sus teorías. A un año de su publicación,
el "nuevo" proyecto histórico, base teórica de un hipotético "Manifiesto
de la sociedad democrática mundial" luce avejentado, totalmente
fuera de vigencia. Parece que hubieran pasado más de 150 años desde
su publicación, mientras que el "Manifiesto Comunista" parece escrito
ayer, tiene un vigencia poderosa y aún hoy convierte a la causa
revolucionaria a trabajadores de todo el mundo.
2) Analiza
los elementos formales de los sistemas políticos al margen del contenido
de los mismos.
Ciertamente
el Sr. Dieterich no se ha mostrado como un efectivo pronosticador
político. Pero aún así, bienvenido sea que comience a desilucionarse
de la centroizquierda, aunque en su encono se puedan rastrear los
restos de un amor no correspondido. Sin embargo todavía está, negro
sobre blanco, todo el andamiaje teórico sobre el cual basó su teoría.
En su evaluación del socialismo, Dieterich señala: "En una cárcel
puede distribuirse la comida igualitariamente, pero poca gente va
a querer vivir en ella. Esto no quiere decir que los regímenes del
socialismo realmente existente fueron cárceles, pero la analogía
nos sirve para ilustrar y profundizar el problema."* O sea, no fueron
cárceles, pero más o menos. El Sr. Dieterich no tendría que irse
tan lejos para encontrar regímenes y cárceles, basta con entrar
a una moderna empresa capitalista para entender qué hacen los burgueses
con los "derechos formales". Pero para aclararnos cual es la evaluación
que tiene el Sr. Dieterich del significado histórico del socialismo
y del capitalismo vamos a ver qué dice acerca de este último sistema:
"La única aportación trascendental de la burguesía para avanzar
la convivencia política hacia una sociedad más justa, es el Estado
de Derecho en sus elementos claves: la constitución, la división
de poderes y los derechos formales." El Sr. Dieterich concede a
nuestro entender demasiada confianza a los engaños que tejen los
burgueses para mantener su dominio de clase. Estos pueden dedicarse
a "jugar a la convivencia democrática" cuando la correlación de
fuerzas les es claramente favorable. La historia demuestra que cuando
esto no es así, acuden a los mecanismos de control social más perversamente
dictatoriales. Hoy día, en la "democracia ecuatoriana" se reprime
cualquier corte de calle con balas de plomo y los partidos revolucionarios
deben organizarse en la clandestinidad. Ni hablar de la "democracia
colombiana". Elevar la fachada democrática que presenta la burguesía
como "aportación trascendental" es una apología de este régimen,
al margen de que el calificativo de "única" pretenda camuflar el
impacto de lo expresado. En conclusión: un despecho aún ilusionado
hacia la centroizquierda basado en una excesiva confianza en la
significación positiva de los mecanismos democrático-formales de
la burguesía es la base sobre las cual se asienta una crítica liberal
del socialismo. Las teorías de Dieterich no significan sino un retroceso
en relación a la dialéctica de Marx, Engels y Lenin.
3) La concepción
marxista del ser humano.
Un capítulo
aparte merecen las concepciones sobre el ser humano que desarrolla
el señor Heinz Dieterich. Escudándose en supuestas verificaciones
que llegarían de lo más avanzado de la ciencia, el mentado intelectual
llega a expresar lo siguiente: "Toda concepción científica de la
sociedad ha de partir de la naturaleza humana como la condición
constitutiva más importante de un sistema social. Contrariamente
a lo que se suele opinar, (refiere el Sr. Dieterich con una seguridad
que causa impresión) Marx vio al homo sapiens no sólo como un ente
histórico, sino también biológico con determinadas estructuras no-culturales.
En primer lugar se trata 'de la naturaleza humana en general', apuntó
en uno de sus textos y 'después de la naturaleza humana históricamente
modificada según cada época'."** En 1969, el filósofo francés Lucien
Sève , señalaba en su obra "Marxismo y Teoría de la Personalidad"
al respecto de la interpretación filosófico-especulativa del humanismo
marxista lo siguiente: Luego, Lucien Sève concluye: "Como se ve,
el fragmento de frase que, pese a la prueba evidente del contexto,
es considerado por el prejuicio filosófico humanista un incuestionable
enunciado de Marx respecto de su método científico, constituye en
realidad la caracterización resumida de un método típicamente especulativo,
el de la filosofía burguesa del siglo XVIII. A mi parecer el hecho
de que se pueda confundir así, con toda tranquilidad, el método
de Marx -que es el alma misma del marxismo_ con el método opuesto,
cuya aplastante refutación representa el conjunto de su obra desde
1845-46, testimonia con suficiente elocuencia el carácter radicalmente
erróneo de la interpretación humanista, en el sentido especulativo
del término." ¿Por qué el Sr. Dieterich se empecina en ver fundamentaciones
a favor de la existencia de instancias biológicas, no-culturales,
una naturaleza humana al margen de la sociedad, allí donde Marx
expresa exactamente lo contrario? Sin meter la determinación biológica
no puede "encajar" al marxismo el psicoanálisis freudiano, ni a
Marcuse ni a Wilhem Reich. Todos estos autores desarrollan un camino
total y absolutamente ajeno al espíritu de la Sexta Tesis sobre
Feuerbach, que expresa que "La esencia del ser humano no es ninguna
abstracción inherente al individuo. En su realidad, es el conjunto
de las relaciones sociales." En el caso de Freud, esta naturalización
reaparece en lo que él denomina pulsiones, versión freudiana de
los instintos que conducirían casi por completo el psiquismo humano,
en comparación con las cuales la conciencia sería "una pobre cosa".
Partiendo de estas bases, Freud plantea un esquema de lo social
lógicamente derivado del mismo. En su famosa obra "El malestar en
la cultura", lo plantea claramente: " ...el ser humano no es un
ser manso, amable, a lo sumo capaz de defenderse si lo atacan, sino
que es lícito atribuir a su dotación pulsional una buena cuota de
agresividad (La cursiva es nuestra). En consecuencia, el prójimo
no es solamente un posible auxiliar y objeto sexual, sino una tentación
para satisfacer en él la agresión, explotar su fuerza de trabajo
sin resarcirlo, usarlo sexualmente sin su consentimiento, desposeerlo
de su patrimonio, humillarlo, infligirle dolores, martirizarlo y
asesinarlo. 'Homo homini lupus' (El hombre es el lobo del hombre):
¿quén, en vista de las experiencias de la vida y de la historia,
osaría poner en entredicho tal apotegma?" Sin lugar a dudas, Freud
exculpa a la burguesía de sus atrocidades, todos los seres humanos
tenemos una "pulsión agresiva" que es la causa de todos los males
de la humanidad. En tono sarcástico Freud critica a aquellos que
jugaron su pellejo para construir una humanidad mejor: "Los comunistas
-dice Freud- creen haber hallado el camino para la redención del
mal. El ser humano es íntegramente bueno, rebosa de benevolencia
hacia sus prójimos, pero la institución de la propiedad privada
ha corrompido su naturaleza." Enfrascado en su esquema que saca
todas las actitudes humanas desde dentro del individuo aislado,
Freud considera que el marxismo debe seguir también su estrecha
visión. Para Freud sólo puede haber una naturaleza humana buena
o mala, pero siempre alojada dentro del ser humano y en el nivel
individual. El descubrimiento de Marx (realizado ochenta y cinco
años antes de la publicación de la obra de Freud) es que la esencia
humana está excentrada en relación al individuo aislado. Este tipo
de argumentos freudianos resulta un dolor de cabeza para los freudo-marxistas
(como lo es el Sr. Dieterich), que sólo atinan a explicar que Freud
fue genial en el descubrimiento de las entrañas del psiquismo humano
pero que falló al momento de plantear el movimiento de lo social.
En realidad Freud fue consecuente con su esquema. Si la actividad
humana es explicada por instancias inherentes al individuo, ahistóricas,
eternas, metafísicas, lo social sólo puede ser un barniz que jamás
llega a cambiar esa esencia. Freud desarrolla un festival de instancias
de este tipo, por ejemplo: complejo de edipo, complejo de castración,
pulsiones agresivas, eróticas y hasta llegó a explicar la curiosidad
científica por una llamada "pulsión escoptofílica". La ciencia psicológica
está en pañales, aún avanza a pasos lentos, pero no en la dirección
marcada por Freud y sus acólitos. Nadie seriamente analiza desde
la neurología o la neuropsicología el rol de las llamadas "pulsiones"
en el psiquismo humano. Ni que hablar de la teoría de Wilhem Reich
acerca del orgón (fuerza vital que "late" en todo el universo).
Sin embargo, sí se ven confirmadas las bases teóricas brindadas
por Marx y Engels y que el Sr. Heinz Dieterich, más allá de sus
intenciones, tergiversa, como ha quedado fehacientemente establecido.
En estos puntos, psicoanálisis y marxismo son irreductibles. Para
una más profunda diferenciación entre las bases teóricas de uno
y otro recomendamos: 1) ¿Qué pensamos acerca del psicoanálisis?
Filip Bassin. Ed. Cientec. 2) Temas de psicología, psicoterapia
y neuropsicología. Ricardo Cardamone. Ed. Biblos. 3) La crisis de
la psicología contemporánea. George Politzer. 4) Artículo de la
Revista Sexta Tesis Nº 2 "La Concepción Marxista del Hombre y la
Sexta Tesis sobre Feuerbach." 5) Articulo de la Revista Sexta Tesis
Nº 3 "Psicoanálisis y Marxismo: dos caminos distintos." ¿Qué función
cumple esta terrible "sacada de contexto" con la cual Dieterich
pretende hacer decir a Marx lo que no dijo? Una vez mixturado el
marxismo con el psicoanálisis, Dieterich nos introduce en un terreno
donde la construcción del hombre nuevo como condición sine qua non
para la plena libertad del ser humano es dejada de lado. En efecto,
definido el hombre como portador de instancias preculturales "inherentes
al individuo aislado" su capacidad de transformación se ve evidentemente
limitada por dichas instancias. El pesimismo en relación a la posibilidad
de progreso social que expresaba Sigmund Freud no es sino la lógica
conclusión de su teoría.
Algunas
conclusiones para el análisis político.
Dieterich pretende
realizar un análisis de los mecanismos formales del sistema burgués
que haga abstracción de su contenido de clase. Aislada de manera
metafísica forma de contenido, el método se vuelve ecléctico: "tomemos
de cada sistema lo mejor". De ahí a caer presa de las ilusiones
socialdemócratas un solo paso. Desde su miopía política, el Sr.
Dieterich puede confundir, por ejemplo, a la coalición del Olivo
con una fuerza popular, puede creer que una fuerza popular pueda
gobernar sin destruir el estado burgués y por último, que una fuerza
política puede ser popular y anticapitalista sin ser socialista
y revolucionaria, o el caso contrario, que las fuerzas de centroizquierda
pueden llevar adelante un programa neoliberal sin ser parte inescindible
de la burguesía. Desdibujado el rol del marxismo leninismo como
teoría de vanguardia, así como su función como guía para la construcción
del hombre nuevo, se desdibuja la necesidad de partidos consecuentemente
revolucionarios y la tarea educativa que los mismos deben desarrollar
hacia el conjunto del pueblo como única garantía de la continuidad
del proceso revolucionario. La historia del siglo XX demuestra que
allí donde el partido revolucionario marxista avanzó, la revolución
avanzó, mientras que cuando el partido retrocedió, lo mismo sucedió
con la revolución. No faltará quien, haciendo mención al VIIº Congreso
de la Internacional Comunista, pretenda hacernos reflexionar acerca
de nuestra posición "divisionista", teniendo en cuenta el avance
que se viene verificando en el primer mundo de las fuerzas neonazis
y ultraderechistas. A estos le responderemos con Lenin, que si en
alguna circunstancia es necesario pactar o negociar hay que hacerlo,
pero sin negociar ni por un instante los principios revolucionarios.
Si el revisionismo continúa mellando el filo de la teoría revolucionaria,
muy probablemente esa sea la principal causa de un rebrote ultraderechista,
el cual no será frenado sino alentado por los corruptos gobiernos
burgueses que se autotitulan "de centroizquierda" o "progresistas".
Notas
agregadas a partir de la conferencia del Sr. Dieterich en el Instituto
Lomas del 06 de mayo.
Un verdadero
galimatías presentó el Sr. Dieterich en la mencionada charla. Hace
un año esperanzado en la Coalición del Olivo como fuerza democratizadora-popular,
hoy nos dice que el imperialismo "ve como un demonio" lo que ellos
denominan "neopopulismo". Refirió varias veces que el imperialismo
desea connotar negativamente a esta corriente, pero olvidó mencionar
que el marxismo se desarrolló precisamente como corriente fuertemente
crítica de esta visión. Lenin en "Quienes son los amigos del pueblo"
definió claramente el carácter contrarrevolucionario de esta corriente.
Con su habitual costumbre de mezclar la Biblia con el calefón, puede
señalar como vanguardia al MST (omite mencionar a las FARC-EP),
para luego proponer que los pueblos latinoamericanos presionemos
para ampliar el Mercosur, sin importar qué clase sea la que dirija
ese proceso. Junto con fraseología revolucionaria, mezcla ilusiones
en salidas mágicas y espontáneas (llegando a utilizar para ello
una interpretación bastante traída de los pelos de la teoría del
caos determinista). ¿A qué nos llevan estas concepciones oportunistas?
Las ilusiones de que esto va a estallar en cualquier momento nos
lleva a una dificultad para asumir definitivamente la necesidad
de construir un verdadero partido revolucionario, a subestimar la
tarea de organización y concientización requeridas para la toma
del poder. Asimismo nos lleva a la idea de que no es necesario acabar
con la burguesía para construir la patria grande latinoamericana
y de que cualquier ideología más o menos progresistoide (como es
el "nuevo" proyecto histórico) puede aportar a "un cambio no capitalista",
cuando la historia del siglo XX demostró que el marxismo-leninismo
es condición sine qua non para acabar con la burguesía.
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