¿Semántica
del objeto
o el objeto semantizado?
Camila
Flores
Marcos Lara
"Las
ideas de la clase dominante
son las ideas dominantes en cada época."
(Karl Marx - Friederich Engels)
A MODO DE INTRODUCCION
En 1915 se
publica el "Curso de lingüística General" de Ferdinand de Saussure
(a) y con esto, puede decirse, queda fundada la lingüística. Este
hecho no solo dio lugar a que se desarrollase posteriormente una
corriente de pensamiento dentro de esta disciplina sino también
que, retomando y profundizando algunos conceptos de Saussure, (entre
otros) se funda el estructuralismo francés.
Objetivamente
esta corriente de pensamiento, que no es nueva ni lo era en 1915,
tiene sus raíces más profundas tanto en el idealismo agnóstico de
Immanuel Kant y Arthur Schopenhauer (b), como en el idealismo irracionalista
de Friederich Nietzsche (c), por sólo hacer referencia a los conocidos
y reconocibles como ya veremos más adelante.
Por otra parte,
el estructuralismo francés no constituye un bloque homogéneo de
ideas correlacionadas por sus diferentes representantes, sino que
las llamadas teorías estructuralistas son múltiples y no sólo por
las diversas disciplinas en que se manifiestan, sino que también
se presentan diferencias (a veces notables) entre ellas aún en el
seno de una misma disciplina.
Sin embargo,
y como lo comprobaremos a lo largo de nuestro trabajo (tanto en
el artículo en particular como en nuestra revista en general) el
estructuralismo tiende a desembocar en la misma alcantarilla, que
es la de dar por concluido y/o superado al Materialismo Dialéctico,
a la Verdad Objetiva.
Roland Barthes
funda desde el estructuralismo la Semiología, ciencia que estudia
la manera en que los objetos pueden significar en el mundo contemporáneo,
según el propio autor. Nuestro trabajo no sólo pretende mostrar
cuán errado puede ser llegar a afirmar "que los objetos significan",
sino también establecer ciertos criterios de análisis, que por cierto
tampoco son nuevos, desde donde partimos y entendemos los materialistas
dialécticos a la Comunicación, el lenguaje, la significación y,
no menos importante, relación entre el hombre y los objetos.
Trataremos,
tomando en cuenta esta relación, de dejar claramente definido al
lenguaje como una HERRAMIENTA del hombre, tan o más importante que
sus propias manos.
Recordemos
también, que la diferencia de una u otra postura siempre estalla
en la práctica, que no se trata de refutar simplemente sino de ver
en la práctica, criterio fundamental del materialismo dialéctico,
si una teoría es verdadera o no.
¿Por qué Barthes?.
Porque no sólo representa a uno de los exponentes más fieles del
estructuralismo, sino también y fundamentalmente, por ser uno de
los autores más estudiados en cuanto a materias de Comunicación
y Ciencias Sociales se trata. Pero sería necio pensar que sólo tomamos
a Barthes por ser "uno de los autores más estudiados". Tomamos a
Barthes también porque cuando es estudiado no siempre se tiene la
conciencia de pensarlo como uno de los intelectuales que representa
a las ideas la clase dominante, de esta ideología neoprogresista
que hoy ocupa desde los más altos estrados del saber hasta los más
ignotos rincones de cotidianeidad.
Por último,
seguramente este trabajo representa, especialmente para aquellos
que se encuentran vinculados a las áreas de las Ciencias Sociales
y de la Comunicación, un esbozo materialista, un acercamiento. Pues
bien, así es. Nuestro trabajo no concluye aquí. Con esto, somos
mucho más pretenciosos, porque apostamos a que "sin teoría revolucionaria
no puede haber tampoco movimiento revolucionario" como decía Lenin.
LA HOMINIZACION
DEL OBJETO
"LA SEMÁNTICA
DEL OBJETO", (Artículo perteneciente al libro "La Aventura Semiológica")
tiene como propósito sentar algunas "primeras apreciaciones en cuanto
a una ciencia que contenga y estudie los interrogantes que la lingüística
hasta el momento no había podido abarcar".
La importancia
de estas "primeras apreciaciones" elaboradas por Roland Barthes
son evidentemente significativas, pues constituyen gran parte de
la base de la "Semiología Moderna".
Según el propio
Barthes (en "La Aventura Semiológica") la lingüística es "la ciencia
que explica de qué manera los hombres dan sentido a los sonidos
articulados" y propone que la semiología sea "la ciencia que estudie
la manera en que los hombres dan sentido a las cosas que no son
sonidos" , o lo que es lo mismo, por lo menos para Barthes, la manera
en que los objetos pueden significar en nuestra cultura.
La premisa
básica con la cual comienza su análisis afirma que en la cultura
contemporánea "jamás nos encontramos con objetos significantes en
estado puro" , queriendo llegar luego a determinar "la manera en
que los objetos pueden llegar a significar". Para Barthes significar
quiere decir "que los objetos no transmiten solamente informaciones,
sino también sistemas estructurados de signos, es decir, esencialmente
sistemas de diferencias, oposiciones y contrastes".
Por otra parte
Barthes establece que no hay objeto alguno que escape al sentido,
a la significación. Es más, "cuando no lo tienen -dice-, cuando
fingen no tenerlo, terminan entonces precisamente teniendo el sentido
de no tener ningún sentido", así mismo Barthes sostiene que no existen
objetos en nuestra sociedad sin algún tipo de suplemento de sentido.
"Sentido al menos -afirma- que hace que los objetos se signifiquen
a sí mismos". Con lo cual llega a la increíble conclusión de que
los objetos en nuestra cultura son signos, ¡y aún más!, son polisémicos,
"que se ofrecen fácilmente a muchas lecturas de sentido".
Demostraremos
que, en primer lugar si Barthes se planteaba en estos términos la
necesidad de una "nueva ciencia" en el único lugar donde podría
llegar a enmarcarse su obra es dentro de la filosofía especulativa.
Porque ciertamente desde la ciencia su obra sería próxima a lo inútil
o prácticamente contradictoria.
Por otra parte,
no consideramos que la propuesta de Barthes pueda tomar el carácter
científico pues falta en su pensamiento toda verificación en la
práctica, la rigurosidad en el manejo de los datos y la contextualización
histórica que esta merece.
En segundo
lugar, ya en el planteo inicial de Barthes existe un error extremadamente
serio que lo lleva por un camino muy próximo al idealismo. Cuando
él afirma que "... todo lo que en el mundo genera significación
está más o menos, mezclado con el lenguaje; jamás nos encontramos
con objetos significantes en estado puro" es falso. Ya que todo
lo que en este mundo genera significación es el lenguaje, proviene
de él. Y no es que no podamos encontrarnos objetos significantes
en estado puro porque estén mezclados con el lenguaje, simplemente
no nos podemos encontrar con ellos, porque (como lo sostendremos
en más de una oportunidad) no son los objetos los que significan.
Ya veremos
cómo hace nuestro autor un traspaso parcial de las cualidades del
lenguaje, que es pura y exclusivamente propio del hombre (o sea
del sujeto), a los objetos, otorgándoles de esta manera un animismo
que sólo puede tener lugar en el pensamiento humano y no así en
la realidad concreta.
Pero antes
de entrar de lleno en el análisis presentaremos algunas reflexiones
previas que nos ayudarán a comprender la función del lenguaje y
sus características, según lo entendemos los materialistas dialécticos.
FILOGENESIS
Y FUNCIÓN DEL LENGUAJE
El surgimiento
del lenguaje sólo se puede comprender como un proceso cuyo punto
de partida fue el surgimiento y desarrollo del trabajo humano y
la interrelación de los hombres emanadas de aquel. La fabricación
de herramientas y su aplicación, el desarrollo de la caza, la conservación
del fuego, etc., hizo que el hombre necesite intercambiar su experiencia,
de establecer contactos más precisos y organizar la actividad laboral.
Así el lenguaje surge como medio imprescindible de comunicación
de la actividad laboral y al mismo tiempo es un instrumento
fundamental para el conocimiento.
Así es como
el lenguaje es un medio indispensable en el intercambio de los individuos,
y es al mismo tiempo el resultado de ese intercambio.
Paulatinamente
el lenguaje permitió al hombre salir de los límites del contenido
sensitivo inicial (esto es la presencia indispensable de los objetos
ante la imposibilidad de abstracción), en los principios de la evolución.
El desarrollo posterior del trabajo y de las relaciones gregarias
(grupos de individuos que no llegan aún a constituir una sociedad
), y al irse acrecentando la cantidad de objetos (por ejemplo la
creación de nuevos instrumentos de caza, trabajo, etc.) en la actividad
práctica del hombre, fueron condicionando el surgimiento y desarrollo
del lenguaje, por ejemplo la desmembración de los complejos fónicos
(d) y el desarrollo de su fina matización con el fin de determinar
con mayor exactitud a qué ámbito de los objetos se refería, la realización
de qué clase de tarea se concretaría, etc. De esta manera se iba
gestando el lenguaje articulado en el cual, a partir de los complejos
fónicos globales se formarían gradualmente las palabras y las oraciones
más simples.
El lenguaje
articulado recién pudo constituirse en condiciones relativamente
más complejas de la vida social, en donde se desarrollaban los roles
y las relaciones entre los miembros de la comunidad, donde la comunicación
no quedaba ligada solamente al proceso de producción, transformándose
así en una actividad independiente. La planificación del trabajo,
el desarrollo de las artes y del conocimiento, la complejización
de la organización social, todo esto no podría haber sido posible
sin la ayuda del lenguaje articulado.
La formación
del lenguaje articulado recorrió diferentes etapas: los complejos
fónicos enteros se diferenciaron en unidades más cortas (fonéticas),
con sentido más definido, las palabras. En este temprano desarrollo
del lenguaje las palabras estaban estrechamente ligadas al contexto
de la actividad real, el sentido concreto de la palabra se determinaba
por los hechos percibidos sensorialmente.
La situación
comenzó a cambiar, con la complejización del trabajo y la comunicación
se iba separando paulatinamente de la actividad práctica (objetos
y hechos percibidos sensorialmente) e iban adquiriendo una relativa
independencia.
El desarrollo
del trabajo y de las relaciones entre individuos exigía una enorme
cantidad de palabras, ya no sólo para la designación de objetos,
acciones o relaciones de parentesco, sino también para designar
relaciones de complejidad ascendente entre las palabras, para expresar
los diferentes matices de las propiedades y relaciones entre las
personas y las cosas. Esta necesidad hace aparecer las preposiciones,
de esta manera las palabras se correlacionaban en el proceso de
la comunicación, para expresar ideas, según reglas cada vez más
definidas. También aparecen en el lenguaje declinaciones, flexiones,
tiempos y números, todo esto marca la transición del lenguaje pregramatical
del hombre gregario a un lenguaje articulado del hombre social.
Dado esto,
el lenguaje terminó por constituirse en un sistema de fonemas y
signos lingüísticos (palabras) que codifican la información del
mundo, y que ha surgido a partir de la actividad social del hombre
como necesidad y como medio principal de comunicación de aquel con
sus semejantes. El lenguaje permite tanto producir, desarrollar
e intercambiar ideas o sentimientos, como objetivar las experiencias
y conocimientos sociales. Transmitir también estas experiencias
y conocimientos a generaciones futuras lo cual lo convierte en elemento
fundamental del patrimonio sociocultural. Ejemplos claros de esto
son las canciones populares, escritos, pinturas rupestres o cualquier
otro testimonio histórico.
Veamos lo que
nos dice Alexander Luria (e), uno de los psicólogos soviéticos más
importantes "¿ Qué obtiene el hombre con la palabra?. La enorme
ganancia del hombre que domina un lenguaje desarrollado, consiste
en que el mundo se duplica. El hombre sin lenguaje sólo tenía que
ver con aquellas cosas que veía directamente, con las que podía
manipular. Con ayuda del lenguaje, que designa objetos, pasa a relacionarse
con objetos que no percibe directamente y que antes no entraban
en su experiencia. La palabra duplica el mundo y da la posibilidad
de operar mentalmente con objetos, inclusive en su ausencia ( ...
) la palabra da la posibilidad de transmitir la experiencia de individuo
a individuo y asegura la posibilidad de asimilar la experiencia
de las generaciones anteriores ( ... ) El hombre adquiere algo
así como una nueva dimensión de la conciencia, en él se forman imágenes
subjetivas del mundo objetivo, (las negritas son nuestras) que
son dirigibles, es decir representaciones que él puede manipular,
incluso en ausencia de representaciones inmediatas. Y en ello consiste
la principal conquista que obtiene el hombre con el lenguaje".
Analicemos
ahora la función de la palabra, núcleo del lenguaje y del pensamiento.
Sabemos bien que la primera función de la palabra es reemplazar
a los objetos "estar en lugar de", así como designar una acción,
una cualidad o una relación entre ellos. Esta primera cualidad la
llamamos denotativa o referencial.
Sin embargo,
sabemos también que la palabra genera no solamente la indicación
de un objeto determinado, sino que inevitablemente provoca la aparición
de una serie de enlaces complementarios. Esta función asociativa
o connotativa de la palabra alude al campo o red semántica (teniendo
en cuenta que ésta está generada por el hombre en sus relaciones
sociales y como producción social) evocada por ella.
Esta red semántica
se constituye por la serie de enlaces complementarios que genera
la palabra. Y así la palabra se convierte en el eslabón o nudo central
de toda una red de imágenes evocada por ella y en las palabras ligadas
a ella connotativamente; el que habla o el que escucha contiene,
y a su vez, inhibe toda esta red de imágenes para poder elegir el
significado inmediato o denotativo necesario en el caso o situación
dados.
También la
función asociativa alude a la frecuente plurisignificación o polisemia
de las palabras. Lev Vygotski (f), otro genial psicólogo ruso, nos
dice que la plurisignificación de las palabras es más frecuente
de lo que parece y la polisemia es antes una regla del lenguaje
que una excepción.
"Habitualmente
esta función en la palabra está determinada -dice Luria- por la
situación, por el contexto en la cual está y, a veces, por el tono
con que se lo pronuncia".
"Todo esto
dio fundamentos a muchos investigadores -continúa Luria- para considerar
que la palabra casi nunca tiene una referencia objetal única, fija
y unisignificativa y que es más correcta la afirmación que sostiene
que cualquier palabra (¡ojo!, que dice cualquier palabra, no
cualquier objeto) es siempre multisignificativa y polisémica".
Ahora bien,
además de estas dos funciones encontraremos otra, que no siempre
es tomada en cuenta por los "semiólogos modernos", que es la función
categorial.
Esta función
fue llamada por Vigotsky como "el significado propiamente dicho",
que retoma Luria y designa como significado "conceptual" o "categorial".
Luria explica que "la palabra no sólo reemplaza al objeto, sino
que lo analiza, introduce a los objetos en un sistema de complejos
enlaces y relaciones". Esta capacidad de analizar a los objetos,
esta función abstrayente, analizadora y generalizadora de la palabra
la llama significación categorial, y constituye así la función
más esencial de la palabra.
Veamos más
profundamente esto. Cuando decimos que la palabra analiza a los
objetos queremos decir que separa de ellos el rasgo esencial. En
las palabras antiguas o tomadas de otros idiomas no nos damos claramente
cuenta de esto, pero sí en las de formación reciente. Para tomar
sólo un ejemplo, la palabra televisor ( tele- distancia, visor-
ver) designa a un objeto que da la posibilidad de ver a distancia,
lo mismo sucede con teléfono, computadora, destornillador, etc.
Así mismo,
cuando afirmamos que la palabra generaliza, queremos decir que incluye
a los objetos en una determinada categoría, es decir que tiene una
compleja función intelectual de generalización. Esto es, cuando
decimos la palabra silla, esta designa a cualquier silla: grande,
pequeña, alta o baja, de metal, de madera, etc.
Luria lo explica
de la siguiente manera: "Al generalizar los objetos, la palabra
se convierte en un instrumento de abstracción y generalización que
es la operación más importante de la conciencia (...) La palabra
no es sólo un medio para la sustitución de las cosas; es la célula
del pensamiento, precisamente porque la función más importante del
pensamiento es la abstracción y la generalización". (Las negritas
son nuestras).
Pero existe
aún otro aspecto de la palabra que quisiéramos desarrollar antes
de volver con el señor Barthes. Y este aspecto es el sentido personal
de las palabras. Si bien podría decirse que este aspecto está comprendido
dentro de la función asociativa o connotativa de la palabra, queremos
poner especial énfasis en él, pues corresponde a otra de las categorías
poco frecuentes en los análisis de la "semiología actual".
El sentido
personal es la significación o sentido individual que adquiere la
palabra para el sujeto, está en virtud de su experiencia de vida,
expresando el nexo existente entre los objetos y sucesos de la realidad.,
con las necesidades, motivos y fines del sujeto.
La forma que
tiene el sujeto para satisfacer sus necesidades y motivos, es mediante
acciones y operaciones, de esta manera puede llegar a un fin u objetivo
concreto.
Para el individuo
el logro de sus objetivos y la facultad de disponer de medios, es
la manera que tiene de realizar su vida, entendiéndose esto como
la satisfacción y desarrollo de sus necesidades y transformadas
en los motivos de su actividad en el mundo. Los motivos tienen un
valor vital para el sujeto, estos le confieren un sentido personal
a un significado objetivo.
Tomemos como
ejemplo al trabajador asalariado en el capitalismo. Por supuesto
que él tiene conciencia de lo que produce; es decir que tiene para
él un significado objetivo necesario para que pueda cumplir con
su tarea. Pero el sentido de su trabajo no reside para él en esto,
sino en el salario por el que trabaja. (g)
Alexei Leontiev
(h) define al sentido personal como "el sentido que crea la parcialidad
humana". Esto quiere decir que mientras el significado social
está vinculado con el mundo objetivo que rodea al individuo, el
sentido personal lo está con la realidad de su vida en el mundo
(Las negritas son nuestras). Los significados como fenómenos de
la conciencia social "entran" en el individuo, independientemente
de las relaciones de éstos con su vida, con sus necesidades y motivos,
a su vez estos se asimilan en el individuo como sentido personal.
Es decir, los
significados, dentro de la conciencia del sujeto, no existen en
general de otro modo que realizando o cumpliendo algún sentido y
este sentido es siempre el sentido de algo, un sentido inmaterial
no existe. Leontiev afirma que "la encarnación del sentido en los
significados es un proceso profundamente íntimo, psicológicamente
rico, nada automático ni instantáneo. La reencarnación -prosigue-
de los sentidos personales en significados adecuados ( más adecuados)
muestra que ella transcurre en medio la lucha por la conciencia
de los hombres se libra en la sociedad. Queremos decir con esto
que el individuo no está simplemente ante una vitrina de significados
entre los cuales solo le cabe hacer una elección, sino que penetran
con energía en sus vínculos con la gente que forma el círculo de
sus comunicaciones reales. Si en determinadas circunstancias
de la vida el individuo se ve compelido a elegir, esta elección
no es entre significados, sino entre posiciones sociales antagónicas
que se expresan y aprehenden mediante éstos significados".
Uno de los
ejemplos más claros de cómo a partir de un hecho se generan distintos
sentidos personales lo representa el derrocamiento en 1976 del gobierno
constitucional burgués de Isabel Perón. Los militares y sus cómplices
lo llamaron "el Proceso de Reorganización Nacional". Mientras que
para el pueblo, para el sentido común constituyó una "Dictadura".
También durante el "juicio a las juntas " los militares allí juzgados
hablaban de "excesos". La gente que los sufrió habla de "tortura".
Y así podríamos tomar cantidad de ejemplos para demostrar que uno
no elige entre significados sino que ésta elección es entre posiciones
sociales antagónicas.
Pues bien,
como decíamos más atrás estas son algunas reflexiones previas necesarias
para emprender la "aventura semiológica", por la cual nos guiará
R. Barthes.
LA AVENTURA
SEMIOLOGICA:
UN CAMINO SEGURO AL AGNOSTICISMO
Decíamos en
un principio que el profesor Barthes en su desarrollo sobre la semántica
del objeto hace un claro traspaso de las atribuciones del lenguaje
a los objetos. ¿Pero cómo es esto posible?.
En primer lugar,
Barthes no sólo afirma que los objetos significan, sino que transmiten
sistemas estructurados de signos. Ahora bien, ¿no es acaso propiedad
exclusiva del hombre, la creación y transmisión de sistemas estructurados
de signos?. ¿No es esto un antropomorfismo?, es decir, atribuirles
características humanas a los objetos. Pues sí. Pero ya veremos
más adelante para qué le sirve a Barthes hacer semejante afirmación.
Aunque resulte
obvio debemos aclarar esto. Como vimos en lo expuesto en la función
del lenguaje, en ningún momento son los objetos, por más que fuera
en la cultura contemporánea o en la publicidad, los que significan.
Lo que hay en ellos son características, propiedades, funciones,
que los hacen unos diferentes de otros, pero es el hombre el
que los semantiza, el que abstrae por medio de su actividad
cognoscitiva, sus características esenciales y las generaliza, pudiendo
de esta manera clasificar al mundo de los objetos y es la actividad
del hombre con los objetos la que le permite semantizar, utilizando
al lenguaje como medio, como herramienta para ello.
Un ejemplo
que ilustra la importancia del lenguaje es el retraso irreversible
que se produce ante la falta del mismo en la estructura biológica
cerebral, y por ende en el proceso de aprehensión de conocimientos,
cuando un niño específicamente en su etapa de mayor desarrollo que
va desde su nacimiento hasta aproximadamente los seis años) no está
en contacto con el medio social o sea, con otros hombres. La no
adquisición del lenguaje impide la total capacidad de desarrollo
de las funciones cerebrales normales, como por ejemplo el caso los
niños lobo o niños que fueron cruelmente recluidos desde muy pequeños
en condiciones casi totales de incomunicación con el mundo exterior.
Se ha comprobado que estos pequeños luego no logran desarrollar
los sistemas cerebrales que involucran a los componentes de1 lenguaje,
es decir, no hay una interconexión biológica (bioelectroquímica)
de los diferentes sectores cerebrales que participan en el fenómeno
lingüístico en general. A causa de la no adquisición del lenguaje,
estos niños en su posterior educación sólo logran relacionar algunas
palabras con objetos y fenómenos, pero estas palabras no transmiten
ningún tipo de emoción, sentimiento, categorización lógica, etc.
Es decir que el lenguaje que logran es meramente nominativo y el
pensamiento no logra pasar la frontera de lo concreto. Esto hace,
en consecuencia, a la imposibilidad de desarrollar un pensamiento
abstracto, un pensamiento semantizado.
Ahora bien,
detengámonos aquí un momento. En 1964, cuando el profesor Barthes
expone sus ideas ya era ampliamente conocido en los ámbitos académicos
los estudios a cerca del desarrollo del lenguaje, de la conciencia
a través del trabajo humano y el proceso de hominización. ¿Qué es
lo que lleva a Barthes a no tomar en cuenta estos estudios?. ¿No
es acaso imprescindible para postular la creación de una nueva "ciencia"
como la semiología debamos tener en cuenta la filogénesis y la ontogénesis
del lenguaje?. Sólo encontramos dos respuestas posibles, la ignorancia
o bien poca honestidad intelectual.
Y es aquí donde,
como dijimos, el único camino por donde transita Barthes es el de
la filosofía especulativa. Por que cualquiera que pretenda crear
una disciplina con la categoría de ciencia no puede dejar de lado
su desarrollo de ciencia no puede dejar de lado su desarrollo' histórico
social. Por que quien así lo hace cae en la especulación, en la
poca producente divagación intelectual, en la chapucería.
Por otra parte,
Barthes no sólo nos presenta a un sujeto pasivo, sino a un sujeto
sometido prácticamente a la voluntad de los objetos, y un lenguaje
que no refleja, sino que tapa la realidad. Si como hemos dicho ya
la palabra es la célula del pensamiento y es resultado de la
práctica social del género humano, adquisición evolutivamente superior
del mismo, nos damos cuenta que Barthes no repara en estos detalles
cuando desarrolló su caprichosa pretensión de querer hacer significar
a los objetos o a las cosas.
Es cierto,
un teléfono blanco puede "transmitir cierta idea de lujo o de femineidad",
como nos dice Barthes, pero esto en ningún momento quiere decir
que por sí solo el objeto nos lo cuenta. Aquí entra en juego lo
que nosotros analizamos anteriormente entre sentido personal y significado
social. Si un teléfono blanco puede transmitir "idea de femineidad"
o "de lujo", es porque el hombre le otorgó ese valor primero y no
porque los objetos "se signifiquen a sí mismos". Detrás de ese teléfono
blanco está la intención humana, es decir que para que ese teléfono
signifique femineidad o lujo, tiene que manejarse todo en un contexto.
Por ejemplo, para que ese teléfono adquiera esas significaciones,
sin duda más de una vez tuvieron que estar insertos en películas,
publicidades, etc., en donde fueran usados por las divas de ese
momento en lujosas casas. Lo que vemos con este ejemplo es que más
que el teléfono signifique tal o cual cosa, por sí mismo, es que
detrás está la voluntad del hombre para utilizar algún objeto para
transmitir ideas o en un sentido más amplio, ideología.
Pensar
que los objetos puedan contener y transmitir ideas por sí mismos
sería tan absurdo como pensar que la suma de papel y tinta en sí
mismo transmitan una idea; por el contrario es el hombre el
que utiliza el papel y la tinta para exponer o transmitir sus ideas,
ya sea en un periódico, una revista, un libro, etc.
Por lo tanto
lo que vemos en este ejemplo es que el hombre puede hacer uso de
diferentes medios (ya sea un teléfono, papel, tinta o cualquier
otro objeto) para transmitir sus ideas.
Por otra parte,
Barthes construye una paradoja increíble para salir de un callejón
donde él mismo se encerró. Decir primero que pueden existir objetos
sin ningún sentido, y luego afirmar que en realidad no los hay lo
hacen pensar que cuando los objetos no tienen ningún sentido, cuando
fingen no tenerlo -¡realmente increíble la capacidad que desarrollaron
los objetos!- pues entonces terminan precisamente teniendo el sentido
de no tener ningún sentido". Nunca hemos escuchado una deducción
más absurda para salir de un brete en donde nadie más que Barthes
podría haberse metido.
Es una vez
más la poca seriedad y rigurosidad científica la que hace que teóricos
como el señor Barthes puedan afirmar cosas semejantes como "el tener
sentido de no tener ningún sentido." (Sic).
Pero esto no
es lo único; decíamos que Barthes hace un desplazamiento de funciones
del lenguaje a los objetos, pero, ¿por qué recurrir a algunas funciones
del lenguaje y no a todas ?. Como expusimos en el punto anterior,
tanto la polisemia como la capacidad de transmitir información no
son las únicas funciones del lenguaje. Haciendo este traspaso se
olvida que el lenguaje surge como reflejo de la realidad objetiva.
Esto lo vemos corroborado tanto en la filogénesis como en la ontogénesis.
Vemos que este
traspaso deja anulado un hecho esencial como lo es la capacidad
del hombre de reflejar el mundo, o sea todo aquello que no depende
de su conciencia.
Pues bien,
porque de hecho no es la intención del señor Barthes transformar
a los objetos en radioparlantes con conciencia e identidad propia.
Su intención como la de todo agnóstico es decirnos que la realidad
es imposible de ser conocida.
Veamos esto
más profundamente indagando en las raíces filosóficas del señor
Barthes. Ya en su premisa básica Barthes se descubre como idealista
filosófico, recordemos que cuando afirma " ... porque todo lo que
en el mundo genera significación está, más o menos mezclado con
el lenguaje..."; "... hay, en efecto, un gran obstáculo para estudiar
el sentido de los objetos ( ... ) si hemos de estudiar el sentido
de los objetos , tenemos que darnos a nosotros mismos una especie
de sacudida, de distanciamiento, para objetivar el objeto ..";
"...en cualquier nivel que nos coloquemos en esta operación de lectura
del objeto comprobamos que el sentido atraviesa siempre de parte
a parte al hombre y al objeto."; "...En efecto, los objetos no nos
dan lo que son de manera franca, declarada". Es en última instancia
lo que ya había expresado el filósofo alemán Immanuel Kant en el
año 1781cuando afirmaba que entre las cosas y nosotros se hallaba
siempre el intelecto, por lo cual nunca las podemos conocer en lo
que en sí mismo son. O como también lo reconocemos en Schopenhauer
cuando en su libro "El mundo como voluntad y representación" incorporará
su famosa metáfora de "el velo de Maya", velo que envuelve la mirada
del hombre hacia el mundo, que no nos permite ver la realidad, sólo
una representación que tenemos como individuos, sólo como apariencia
o como una ilusión.
Aquí vemos
claramente cómo nuestros tres autores aunque no niegan la existencia
de la realidad exterior, sí niegan la posibilidad de conocerla.
Escuchemos nuevamente a Barthes: "En nuestra cultura jamás nos encontramos
con objetos significantes en estado puro, el lenguaje interviene
siempre como intermediario" (sic). Para él existe entre los objetos
y los sujetos siempre un intermediario que está allí como un impedimento,
como un obstáculo para un conocimiento cabal de las cosas.
Por lo tanto,
para nuestro querido Barthes el denominador común que lo une a Kant
y Schopenhauer es el más fiel agnosticismo, la imposibilidad de
conocer el mundo.
Pero, Barthes
no se conforma con poner entre nosotros y el mundo al lenguaje,
sino que se lo entrega a los objetos, lo cual hace profundizar su
agnosticismo y llevarlo hasta el extremo de decir que los objetos
son polisémicos.
Preguntémonos
qué lugar le cabe al sujeto, porque sin duda en el razonamiento
del profesor Barthes tácitamente el hombre queda sometido a la voluntad
de los objetos. Por que, por ejemplo, cuando pone a la polisemia
en los objetos deja al hombre el triste lugar de ser objeto de la
polisemia.
En conclusión,
ya no sólo nuestro lenguaje actúa como "velo de Maya", sino que
los objetos por sí mismos detrás de ese velo adquieren múltiples
sentidos, con lo cual la realidad es imposible de ser conocida,
pues detrás del velo no hay una, sino múltiples "subjetividades
del objeto".
Cuando tomamos
el texto de Roland Barthes nos bastó con una sola pregunta para
saber que su teoría se daba de bruces contra el piso. ¿De quién
es el lenguaje con su sentido, su semántica y su polisemia?. Existe
una sola respuesta y aunque parezca imposible es allí donde el estructuralismo
de Roland Barthes toma el camino opuesto, el camino que sólo conduce
al agnosticismo.
El señor Barthes
nos advierte, "Creemos encontrarnos en el mundo práctico de usos,
de funciones, de domesticación total del objeto, y en realidad estamos
también, por los objetos en un mundo de sentido, de razones, de
coartadas: la función hace nacer al signo, pero este signo es reconvertido
en el espectáculo de una función".
¿Que hay detrás
de este ocultamiento de la actividad del sujeto en la transmisión
de sentido a través de los objetos?. Para responder esta pregunta
debemos alejarnos de los ejemplos, del cine, la publicidad, etc.,
con los cuales tan cómodamente se mueve Roland Barthes. Tomemos
el ejemplo de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA); para los
reaccionarios tiene el sentido de ser un bastión en la defensa de
la civilización occidental y cristiana. Para nosotros los marxistas
significa los horrores que es capaz de cometer la burguesía para
mantener su dominio.
En este ejemplo
vemos claramente cuán absurdo es el intento de fundar una semiología
al margen de los conceptos de clases sociales, ideología de clase
y lucha de clases.
El sentido,
arrancado del nebuloso mundo del "fetichismo, de las cosas" y devuelto
al mundo real, adquiere la dimensión política que el señor Barthes
se empeña en ocultar.
Como ya vimos,
Barthes coherente con esta visión, propone como método para aprehender
el sentido de los objetos, la «especie de sacudida, distanciamiento",
que es realizado por un sujeto contemplativo e individualista. Al
margen de la conciencia de clases, este distanciamiento no puede
sino sumergirnos en el sentido común que impone la burguesía.
Desde el marxismo
concebimos que el primer distanciamiento que debemos tomar es del
idealismo y de la ideología burguesa, para poder fundar una semiología
científica. Semiología científica que se afirme, a pesar de los
parloteos de nuestros profesores burgueses, sobre la base de que
el sentido no es creación del objeto, sino de la actividad de los
hombres divididos en clases sociales. Esto no significa pretender
encontrar determinaciones de clase hasta en las señales de tránsito,
significa que, en el ejercicio del análisis semiológico, más tarde
o más temprano, el semiólogo se verá enfrentado ante la disyuntiva
de asumir los valores de una u otra clase, sea conciente o no de
ello. Nuestro ejemplo del edificio de la E.S.M.A. es ilustrativo.
Para nosotros el sentido que despierta este lugar, no aparece fortuitamente
en la sociedad producido por su estructura arquitectónica. Dependerá
del desenvolvimiento de la lucha revolucionaria que el sentido de
las clases oprimidas y explotadas y sus aliados reflejen con mayor
objetividad la realidad. Sólo así la humanidad podrá abandonar el
reino de la necesidad e ingresar al de la libertad.
BIBLIOGRAFIA
Barthes,
R.: La Aventura Semiológica - Ed. Paidos 1993
Ferrater
Mora J.: Diccionario de Filosofía de bolsillo - Alianza Editorial.
Bs. As. 1994.
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Filosóficas) - Biblioteca Filosófica - Volumen 16 - Ed. Claridad.
Bs. As. 1969.
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V. I.: Materialismo y Empiriocriticismo - Ed. Fundamentos. Madrid
1973.
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A.: Actividad, Conciencia y Personalidad - Ed. Ciencias del
Hombre. 1978.
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K., Engels F.: La Ideología Alemana - Ed. Pueblo y Educación
- Tomado de la Edición de 1966 de Edición Revolucionaria. La Habana.
1982.
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A.: El Mundo como Voluntad de Representación - Ed. Porrúa S.A.
Vol. Nº 419. México 1992.
Spirkin:
El Origen de la Conciencia Humana - Ed. Platina/ SITLCOGRAF. 1965.
Vygotski,
Luria, Leontiev: La Psicología Soviética - Ed. Progreso. 1986.
Vygotski:
Pensamiento y Lenguaje - Obras Escogidas. Tomo II. Ed. Visor.1993.
NOTAS
(a)Curso
de lingüística general Este libro es una recopilación apuntes tomados
por sus alumnos en clase. Fue publicado póstumamente.
(b)Arthur
Schopenhauer: Filósofo alemán (1788-1860). Sus obras fundamentales
son: "El Mundo como Voluntad y Representación" y "Sobre la Voluntad
en la Naturaleza. Apoyándose explícitamente en Kant y en Platón,
así como en la especulación metafísico - religiosa del budismo,
declaró que el mundo tal como es dado es solamente representación
Su doctrina profundiza el idealismo agnóstico kantiano.
(c) Friedrich
Nieitzsche: Filósofo alemán (1844-1900). Declaró que la voluntad
de poder y el principio de "nada es cierto, todo es permitido" son
la estructura básica de todo lo existente Este pensamiento, irracionalista
se ve reflejado en "Así habló Zaratustra", "Más allá del Bien y
del Mal" y "La Voluntad de Poder", que conforman sus trabajos más
relevantes.
(d) Complejos
Fónicos: Son sonidos inarticulados que servían para referirse a
distintos objetos o acontecimientos en contextos diferentes pero
bien determinados. Por ejemplo si un grupo de individuos necesitaba
levantar un objeto pesado -el tronco de un árbol- la palabra "aj"
podía significar "cuidado" o "levanta más el árbol" o, "esfuérzate",
"vigila el objeto", pero el significado de esta palabra cambia en
dependecia de la situación y se volvía comprensible sólo a partir
de los gestos, de la entonación y de toda la situación hombre como
necesidad y como medio principal de comunicación de aquel con sus
semejantes. El lenguaje permite tanto producir, desarrollar e intercambiar
ideas o sentimientos, como objetivar las experiencias y conocimientos
sociales. Transmitir también estas experiencias y conocimientos
a generaciones futuras lo cual lo convierte en elemento fundamental
del patrimonio sociocultural. Ejemplos claros de esto son las canciones
populares, escritos, pinturas rupestres o cualquier otro testimonio
histórico.
(e) ALEXANDER
ROMANOVICH LURIA (16/7/1902 - l4/8/1977) Psicólogo soviético, doctor
en ciencias psicológicas y en ciencias médicas, profesor miembro
de la academia de Ciencias Pedagógicas de la URSS, desde 1966 a
1977fue jefe de la cátedra de neuropsicología y psicofisiología
de la facultad de la Universidad Estatal de Moscú; fundador de la
Escuela Soviética de Neuropsicología.
(f) LEV
SEMIONOVICH VYGOTSKI (17/11/1896 - 11/ 6/1934): Psicólogo soviético,
creador de la teoría histórico-cultural de la psiquis del hombre.
(g) Para
profundizar léase "Introducción a la Crítica de la Economía Política"
de Carlos Marx.
(h) ALEXEI
NICOLAEVICH LEONTIEV (5/2/1903-21/1/ 1979): Psicólogo soviético,
doctor en ciencias psicológicas, profesor miembro de la Academia
de Ciencias Psicológicas de La URSS Premio Lenin. Creador de la
Teoría psicológica general de la actividad.
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