|  | El Psicoanálisis 
            y el Materialismo Dialéctico: dos caminos distintos CRÍTICA DESDE LA PSICOLOGÍA 
              MARXISTA Marcos 
              Lara INTRODUCCIÓN La idea de este artículo es la de una 
              revisión breve, (pero tratando que por breve no se simplifique) 
              de la teoría psicoanalítica de Freud, ya que se trata de tomar los 
              pilares fundamentales que constituyen la estructura de la teoría 
              freudiana. El por qué de este trabajo tiene que 
              ver con que la teoría psicoanalítica es la hegemónica en la mayoría 
              de las universidades nacionales, fenómeno que no ocurre en otro 
              lugar del mundo. La influencia del psicoanálisis no sólo se verifica 
              en el ámbito académico sino que también tiene su presencia en los 
              medios masivos de comunicación y en otros ámbitos de la cultura. 
              Pero algo que llama más aún la atención es que esta teoría, idealista, 
              irracional (como ya iremos viendo en las siguientes páginas) tenga 
              gran influencia en amplios sectores de la izquierda argentina, desde 
              trotzquistas hasta quienes se postulan marxistas -leninistas. Con 
              esto no queremos decir que aquellos que se postulan marxistas-leninistas 
              no sean consecuentes en ámbitos de la política o la economía, sino 
              que, a pesar de ello, asumen posiciones contrapuestas al materialismo 
              dialéctico e histórico, en cuanto a la concepción del hombre, tema 
              que ha sido dejado de lado tanto en su estudio, como en su desarrollo, 
              y tal vez, como consecuencia de ello, ha quedado desplazado de su 
              importante lugar dentro del materialismo dialéctico. Esta ausencia, 
              resultó propicia para que otras corrientes teóricas no compatibles, 
              ejercieran su influencia en las filas del marxismo. Por ello es 
              que creemos necesario hacer este tipo de revisión crítica y contrastar 
              una visión realista del ser humano, en este caso en su aspecto psicológico: 
              cómo se crea, desarrolla y consolida la mente humana y cuáles son 
              los múltiples factores que participan en ello. Cabe señalar que 
              el psicoanálisis no es meramente una teoría psicológica, sino lo 
              que se autodenomina una "metapsicología", una explicación 
              cosmovisiva del mundo. En la evolución del psicoanálisis se 
              pueden distinguir dos fases. Al principio se limitó a interpretar 
              la génesis y la terapia de algunas enfermedades mentales, en una 
              segunda fase extendió su influencia más allá de los límites de la 
              clínica y pretendió convertirse en una doctrina sociológica y filosófica 
              y de postularse como una concepción acabada del mundo.  En la teoría psicoanalítica, como en 
              toda teoría, existen por lo menos dos planos distintos de valoración. 
              Se puede evaluar una teoría desde el punto de vista de su exactitud 
              y además se la puede evaluar según el papel que desempeña en la 
              historia de la cultura y de la sociedad, y en los dos planos (y 
              ese es el fondo del problema) no siempre se vinculan entre sí en 
              forma unívoca; hay teorías falsas que en el momento de su discusión 
              no ejercieron influencia alguna sobre la ciencia, hay teorías que, 
              aunque son profundamente falsas, siguen representando un enorme 
              papel en la vida cultural y social, y sólo contribuyen a hacer que 
              la humanidad retroceda, y no que marche hacia delante. De esas teorías 
              decimos que son reaccionarias. Por consiguiente el calificativo 
              de "reaccionaria" es una apreciación que se hace en otro 
              plano que el de "falsa", no sólo abarca el reconocimiento 
              académico de la falta de correspondencia del pensamiento con la 
              experiencia, sino además, un juicio que efectuamos acerca de la 
              teoría como factor de progreso social y su papel histórico. En el caso que aquí nos interesa, la 
              teoría psicoanalítica, lo que hace es naturalizar y subjetivizar 
              los problemas sociales, como por ejemplo podría ser la explotación, 
              donde las frustraciones personales poco tienen que ver con un sistema 
              socio-económico y sí tiene que ver con problemas subjetivos. Para entender la esencia del psicoanálisis 
              y su incompatibilidad con la interpretación materialista dialéctica 
              de los problemas biológicos y humanos, es preciso estudiar el desarrollo 
              de la teoría freudiana. FUENTES DE LA TEORÍA PSICOANALÍTICA 
              DE FREUD Al intentar resolver mediante términos 
              exclusivamente psicológicos los problemas esenciales de la mente 
              humana, Freud se basó en por lo menos siete corrientes del pensamiento 
              del siglo XIX: la sugestión hipnótica, el simbolismo, traducción 
              e interpretación de los sueños, la idea de una herencia mental innata, 
              la sexología, la psicología del inconciente y por último el voluntarismo 
              biológico y la filosofía del inconciente. La sugestión hipnótica tal como la 
              desarrollaron Bernheim y Liebanet entre otros, convenció a Freud 
              no sólo de la existencia de los recuerdos inconcientes, sino que 
              la actividad anímica humana es en gran medida inconciente y que 
              sólo una pequeña parte es conciente; algo parecido a un iceberg 
              cuya masa principal está debajo de la superficie del agua. La sugestión hipnótica demostró la 
              importancia y el gran alcance de la actividad psíquica inconciente. 
              Pero no sirvió en forma adecuada para revelar en que consistía tal 
              actividad. Freud resolvió este problema, para propia satisfacción, 
              tomando elementos de una corriente oculta de pensamiento que era 
              y aún hoy lo es, rechazada y despreciada por toda la ciencia, la 
              interpretación de los sueños por medio de traducción de símbolos. 
              Esta corriente de pensamiento estaba en libros populares sobre sueños 
              y en teorías de escritores tales como Scherner, Radestock, Q. H. 
              Schubert y Artemidorus, todos estos autores están mencionados en 
              el libro de Freud "La Interpretación de los Sueños". Todos 
              estos autores y por supuesto Freud mismo, se proponen develar el 
              contenido y la naturaleza de la actividad psíquica del sueño mediante 
              la traducción de símbolos. Estos trabajos convencieron a Freud de 
              dos cosas: primero de que "hallamos en todo sueño, como fuerza 
              central, una actividad simbolizante de la fantasía"(1) y segundo, 
              que debe investigarse con seriedad "si muchos de tales símbolos 
              no poseerán siempre, como ciertos signos de la taquigrafía, una 
              significación fija"(2).  El problema de los símbolos oníricos 
              y de su significado estereotipado era crucial para Freud, mediante 
              las investigaciones realizadas llegó de los sueños hasta el folklore, 
              los mitos, las leyendas y los chistes populares. Recurrió a la simbología 
              en busca de ayuda, en fuentes tales como "La rama de oro" 
              de Frazer, "Los cultos, los mitos y las religiones" de 
              Reinich y "Contribuciones a la ciencia de la mitología " 
              de Max-Mueller. De estos estudios concluyó "que este simbolismo 
              no pertenece exclusivamente al sueño, sino que es característico 
              del representar inconciente, en especial popular y se nos muestra 
              en el folklore, los mitos, las fábulas, los modismos, los proverbios 
              y los chistes corrientes de un pueblo, mucho más amplia y completamente 
              aún que en el sueño."(3) Por último encontró lo que buscaba 
              en un libro no científico, "Psicología de las Multitudes" 
              de Gustavo Le Bon (1895). Le Bon sostenía que lo que distingue a 
              las personas como individuos es sólo una superestructura psíquica 
              adquirida, conformada sobre una subestructura inconciente hereditaria, 
              igual en todos los hombres. Esta subestructura subsiste, compuesta 
              de recuerdos tribales, impulsos, tendencias e instintos. Le Bon 
              sostenía que esta herencia era arcaica, innata en cada uno de nosotros, 
              controla nuestros pensamientos y acciones. Freud concluyó de este hecho "que 
              el contenido particular psíquico, como el simbolismo, no tenía otra 
              fuente que la transmisión hereditaria"(4).  Esta fue una tentativa de consagrar 
              el significado permanente de los símbolos mediante el "contenido 
              psíquico" hereditario innato: en realidad Freud rehabilita 
              la doctrina sobre las ideas innatas, hacía tiempo rechazada por 
              John Locke (1632-1704) por considerarla teórica y científicamente 
              insostenible y políticamente reaccionaria, ya que sigue en línea 
              directa el razonamiento de razas superiores e inferiores. Por ejemplo, 
              se podría decir que hay ideas innatas superiores y otras inferiores 
              y al ser heredadas biológicamente poco tiene que ver la práctica 
              social y el aprendizaje, estas ideas innatas serían difíciles, sino 
              imposibles, de modificar. El repudio de Locke a las ideas innatas 
              y su sustitución por el principio de que todas las ideas provienen 
              de la experiencia realizada en el curso de la vida, fueron aceptados 
              y consagrados por la ciencia por un período de 300 años y nadie 
              hasta la fecha, jamás pudo comprobar fehacientemente con la experiencia 
              la existencia de ideas innatas, nadie pudo determinar que productos 
              ideales como la mente se heredaran biológicamente. Freud se encontró con que por lejos 
              la gran mayoría de los símbolos inconcientes podían interpretarse 
              como teniendo un significado sexual "establecido" directo 
              o indirecto. El siguiente extracto de un trabajo escrito por él 
              en 1910 ilustra el método interpretativo por el cual Freud asigna 
              un significado sexual a pretendidos símbolos inconcientes estereotipados: 
              "Tenemos, ante todo, el simbolismo en los sueños y en el inconciente, 
              tema violentamente discutido... Quisiera deciros algunas palabras 
              sobre estos símbolos últimamente descubiertos: Hace algún tiempo 
              supe que un psicólogo nada favorable a nuestra hipótesis, se había 
              dirigido a uno de nosotros acusándonos de exagerar la secreta significación 
              sexual de los sueños. Como prueba, alegaba que su sueño más frecuente 
              era el de estar subiendo una escalera, sueño que no encubría nada 
              sexual. Ante esta objeción, comenzamos a estudiar los sueños en 
              que aparecían escaleras, rampas, etc.; y no tardamos en fijar que 
              la escalera (y todo lo análogo a ella) era un seguro símbolo del 
              coito. No es difícil hallar la base de comparación. En una graduación 
              rítmica y haciéndose cada vez más agitada nuestra respiración subimos 
              a una altura, de la cual podemos descender rápidamente en un par 
              de saltos. De este modo, el ritmo del coito reaparece en el acto 
              de subir una escalera. No olvidemos tampoco los usos del lenguaje. 
              Nos muestran, en efecto, que el verbo 'subir' (steigen) es empleado 
              directamente y sin modificación alguna como calificación sustitutiva 
              del acto sexual"(5).  Hace ya algunas décadas que se sabe 
              que hay procesos inconcientes de reelaboración de la información, 
              esto es que en el momento del sueño (en los que no hay conciencia) 
              el cerebro tiene la capacidad de hacer trabajo útil y en ocasiones 
              bastante complejo, como por ejemplo encontrar solución a problemas. Hay bibliografía en la que se comentan 
              investigaciones sobre la capacidad del cerebro "durmiente" 
              de discriminar estímulos y conservar las huellas mnémicas. En la 
              primera etapa de estas investigaciones se trabajaba con datos tomados 
              principalmente del análisis de biografías. Luego empezaron a adquirir 
              un carácter de exactitud más evidente y de verificación experimental. 
              Por supuesto que en estas investigaciones no se descubrió nada que 
              se relacionara con el simbolismo o algún mensaje oculto que se relacionara 
              con temáticas sexuales de manera exclusiva. Vemos aquí que el método de Freud consiste 
              en tomar esas imágenes comunes que aparecen en los sueños, mitos, 
              folklore, etc., y someterlas a un proceso de razonamiento por analogía. 
              Razonar por analogía ha sido durante siglos cuidadosamente circunscripto 
              en cuanto a su legitimidad. En los trabajos de Freud la falta de 
              los métodos de demostración admitidos por lo general en la ciencia 
              moderna es una constante, esto es, la frecuente sustitución de la 
              argumentación lógica, experimental o estadística por razonamientos 
              en los cuales la metáfora y la analogía ocupan el lugar de la deducción. 
              Con la maduración histórica del pensamiento científico, la función 
              del razonamiento analógico se fue restringiendo poco a poco, hasta 
              reducirse a su mínima función legítima, de indicación preliminar 
              de hipótesis de trabajo. Freud, en cambio, infringió esa tendencia 
              fundamental, utilizó sin limitaciones los razonamientos analógicos 
              y trató de demostrar con su ayuda la validez de muchas tesis de 
              la concepción psicoanalítica. De ese modo limitó (si no eliminó 
              del todo) la posibilidad de una análisis riguroso de las concepciones 
              formuladas. Freud no halló que los símbolos inconcientes tuvieran 
              un significado sexual, los obligó a tener un significado sexual 
              sometiéndolos a un razonamiento por analogía. Con esta "llave", Freud procedió 
              a analizar a sus pacientes utilizando el lenguaje simbólico que 
              empleaban al relatar sus sueños y en la asociación libre, halló 
              naturalmente que sus mentes inconcientes estaban repletas de impulsos 
              sexuales ocultos, instintos primitivos, impulsos, etc. Sus historias clínicas se convirtieron 
              en relatos de historias plagadas de aberraciones sexuales, que se 
              vio obligado a hacer un estudio de sexología. Con este fin recurrió 
              a autores como Ellis, Moebius, Hirschfield, etc., y especialmente 
              al "Anuario de aberraciones sexuales", publicado en Berlín. 
              Estos estudios reforzaron y ampliaron su orientación sexual de símbolos 
              estereotipados. Vale observar aquí como Freud comete el error de 
              querer explicar la mente normal a partir de la psicopatología, con 
              lo cual deja marcado un sesgo interpretativo que se ve a lo largo 
              de toda su obra.  Freud en su tarea de investigar cada 
              vez más lejos en la vida de sus pacientes, llegó inevitablemente 
              a la idea de la vida sexual de los bebes y los niños, incluyendo 
              todo tipo de "aberraciones" y las desarrolló hasta convertirlo 
              en su "teoría sobre la sexualidad infantil" con sus fases 
              oral, anal y fálica, su "incestuosa" fase de Edipo y su 
              Complejo de Castración y de envidia del pene. El problema mayor de Freud, era poder 
              fundamentar, por qué estos recuerdos impulsos y tendencias sexuales 
              eran inconcientes y por que se manifestaban simbólicamente. Por 
              ello Freud recurrió a la corriente popular en ese momento en Alemania 
              y Austria (1896 aprox.), la psicología del inconciente desarrollada 
              por Herbart y Fechner y popularizada por Griesinger. Herbart (1776-1841) era el psicólogo 
              alemán de mayor influencia en la primera mitad del siglo XIX. Reaccionando 
              contra el racionalismo de la escuela hegeliana de filosofía desarrolló 
              un concepto sobre la mente en el que las ideas inconcientes, con 
              una gran carga de energía, dominaban la vida mental. Herbart concibió a la mente como teniendo 
              dos entradas (comparable a los censores de Freud) una llamada la 
              "entrada estática" separa las ideas ya sin energía de 
              la conciencia (comparable al preconciente de Freud) y la otra, la 
              "entrada mecanicista" separa aquellas ideas suprimidas 
              o reprimidas que conservan sus cargas de energía, de las ideas ya 
              sin energía y de la conciencia (comparable al inconciente de Freud). Las ideas inconcientes cargadas, están 
              en constante rebelión con las ideas concientes y este conflicto 
              da lugar a la vida anímica.  Herbart sostenía que no existía el 
              olvido absoluto, olvidar según él significa represión. La verdadera 
              causa determinante del pensamiento y del comportamiento humano consiste 
              en las ideas reprimidas inconcientes que conservan su energía. Unos setenta años antes de que Freud 
              "descubriera" el psicoanálisis, Herbart había hecho un 
              bosquejo tosco del inconciente y un esbozo de la teoría de la represión. Es indiscutible que Freud estaba familiarizado 
              con la psicología de Herbart, el propio maestro de Freud, Meynert, 
              estaba muy influenciado por Herbart y Freud realizó un cuidadoso 
              estudio sobre Fechner que a su vez era partidario de Herbart. Freud encontró la base para la solución 
              del problema de por qué el inconciente se manifiesta simbólicamente, 
              en el concepto de represión de Herbart, la teoría de la represión 
              es la doctrina central del psicoanálisis. Como vemos poco tiene que ver Freud 
              con el estatuto en que lo quieren poner sus fieles devotos seguidores: 
              el de un Copérnico o un Darwin. En realidad, en lugar de ser un 
              descubridor como lo fueron aquellos científicos, en realidad fue 
              un vulgar copiador que tomo un poco de diferentes lados para armar 
              su teoría. La idea principal, base del sistema 
              de Freud, es la determinación esencial de la vida conciente por 
              ideas e impulsos instintivos inconcientes y con mucha energía: de 
              este modo Freud pone de relieve el lado emotivo y volitivo inconciente 
              de la actividad psíquica, con una fuerza motora considerada más 
              bien biológica que social, que como habíamos mencionado con anterioridad 
              es naturalizar lo psíquico, es decir, que la mente sería para Freud 
              un epifenómeno de lo biológico y de acuerdo a su razonamiento también 
              lo social. Es una psicología irracional que considera primero las 
              emociones, impulsos, instintos y tendencias innatas, dominando las 
              ideas, el pensamiento, el conocimiento y la actividad racional social 
              adquirida. Como tal se coloca en agudo contraste y oposición con 
              la índole científica del materialismo dialéctico y todos los últimos 
              descubrimientos científicos. Sucedió así que una tendencia, actuando 
              en gran medida fuera de las corrientes clásicas del pensamiento 
              filosófico se desarrolló durante algún tiempo. Esta tendencia incluye 
              una amplia variedad de sistemas filosóficos pero tiene una característica 
              negativa y otra positiva comunes. La característica negativa es 
              una oposición al racionalismo de las líneas filosóficas tradicionales, 
              idealistas o materialistas. Las filosofías tradicionales racionalistas 
              habían sostenido que los aspectos esenciales de la mente humana 
              eran la razón, la lógica, el pensamiento, las ideas, el conocimiento 
              y la verdad. La característica común de la tendencia 
              moderna antirracionalista es la sustitución de los elementos racionales 
              por lo inconciente, esfuerzos biológicos, tendencias, apetitos, 
              impulsos, instintos, etc., por considerarlos aspectos esenciales 
              de la mente humana. En esta tendencia filosófica se asigna a los 
              instintos, tendencias, etc. el papel dominante, director y organizador. Son exponentes muchos filósofos modernos 
              conocidos: Schopenhauer (1788-1860), Nietzsche (1844-1900), Bergson 
              (1859-1941), Dewey (1859-1953) entre otros. De una manera muy general esta tendencia 
              filosófica prestó apoyo y lo sigue prestando al psicoanálisis, respecto 
              a la filosofía de la ciencia, Freud dejó de lado, la utilización 
              del método científico de corroboración empírica, tal vez pensó que 
              con la utilización de la metodología científica no se comprobaban 
              sus ideas, lo que era insuficiente era el método, pero sus ideas 
              estaban por encima de todo. La filosofía y el método científico 
              sirvieron y sirven para grandes avances pero no fue así para Freud, 
              y actualmente no lo es para los teóricos y adherentes a la teoría 
              psicoanalítica. Freud trabajó dentro de la tradición no científica, 
              sino anticientífica, cuyas características principales son el idealismo, 
              el subjetivismo, la metafísica y el irracionalismo. En cuanto a la psicología, Freud no 
              le dio mayor importancia a diferentes disciplinas, por ejemplo, 
              la neurofisiología de Pavlov, la psicología experimental de Wundt, 
              el evolucionismo de Darwin y el materialismo dialéctico de Marx 
              y Engels. Freud construyó un sistema con teorías tan periféricas 
              y desacreditadas como la interpretación de los sueños, la traducción 
              de símbolos, los mitos y las ideas innatas. FILOGÉNESIS (a) 
              FREUDIANAY FREUDISMO HISTÓRICO
 Uno de los problemas fundamentales 
              en la psicología es el origen y desarrollo de la mente en la especie 
              humana, este problema está estrechamente ligado a la antropología 
              y a la historia de la humanidad. Se relaciona con la transición 
              de la naturaleza animal a la naturaleza humana. Freud procedió basándose 
              en "la analogía entre los procesos de evolución cultural y 
              el camino del desarrollo individual."(6) Para esta tarea Freud escoge aquellas 
              suposiciones y teorías etnológicas, antropológicas e históricas 
              que convienen a sus propósitos y se atiene firmemente a los mitos. 
              Basa gran parte de su pensamiento en los trabajos de un etnólogo 
              antropólogo completamente desacreditado: Robertson Smith. Freud no desconocía la posición dudosa 
              de Smith. Refiriéndose a su propio libro, Tótem y Tabú, Freud escribe: 
              "Repetidas veces se me ha reprochado violentamente que yo no 
              he modificado mis opiniones en las ediciones posteriores de mi libro, 
              en vista de que los nuevos etnólogos han rechazado unánimemente 
              las teorías de Robertson Smith, sustituyéndolas por otras que en 
              parte son absolutamente diferentes. También encontramos en otro 
              de sus escritos: "Ante todo yo no soy un etnólogo, sino un 
              psicoanalista. Tengo el derecho de tomar de la bibliografía etnológica 
              lo que puedo necesitar para los trabajos del psicoanálisis. Los 
              trabajos de Smith tienen en mi opinión, puntos de contacto, de gran 
              interés con el material psicológico y debido a ello me parecen de 
              especial valor."(7) Así como Freud valoró las teorías, no en 
              función de su veracidad o falsedad, sino en función de su utilidad 
              para el psicoanálisis, en este sentido podríamos decir que Freud 
              fue un adelantado del pragmatismo que reina en estos tiempos. En muchos casos su "método" 
              consiste en fijar una hipótesis basándose en un solo hecho histórico 
              y luego proseguir independientemente de los hechos y teorías de 
              la historia. "Pero nos aventuramos -dice- a caminar independientemente 
              de los autores, siguiendo una 'huella o rastro propio'".(8) Como vemos Freud propone resolver el 
              problema de cómo se pasó de la mente primitiva a la civilizada, 
              mediante la analogía, la selección oportuna, la independencia respecto 
              a los asuntos consagrados y las suposiciones arbitrarias. Freud ofrece primero "una hipótesis 
              que puede parecer fantástica, pero que presenta la ventaja de reducir 
              a una unidad insospechada series de fenómenos hasta ahora inconexos". 
              (9) Lo fantástico se verifica juntando el tótem, la comida totémica 
              y especulaciones sobre el estado primitivo de la sociedad humana 
              y proporcionándole una "traducción psicoanalítica". Con 
              esta combinación Freud crea un mito que se repite literalmente cientos 
              de veces en todos sus escritos desde 1912. Este hombre prehistórico todavía mitad 
              animal vivía en una horda primitiva bajo la dominación absoluta 
              y tiránica de un padre violento y celoso que guardaba todas las 
              mujeres para sí y que echó a sus hijos cuando fueron mayores. Esta 
              era una forma de sociedad anterior a los gens y a la tribu, sin 
              tabúes o tótems, en el que el único principio organizador era el 
              terrible poder del padre. En ese entonces la mente humana era rudimentaria, 
              más animal que humana. Lo conciente no se había separado de lo inconciente. 
              No existía todavía la conciencia porque no había normas ni valores 
              y, por lo tanto, ninguna posibilidad de construir un ideal. Los 
              instintos reinaban, sin que los contradijera ninguna acción represiva 
              interna. Todos los conflictos eran exteriores, 
              entre los miembros de la horda. De algún modo estos conflictos externos, 
              según Freud, alcanzaron por último un punto crucial y "los 
              hermanos se reunieron un día, mataron al padre y devoraron su cadáver, 
              poniendo así fin a la existencia de la horda paterna... Tratándose 
              de salvajes caníbales, era natural que devorasen el cadáver". 
              De este hecho prehistórico "nació la conciencia de la culpabilidad"(10). 
              La conciencia de culpabilidad hizo de la represión la gran fuerza 
              dinámica del proceso psíquico. El asesinato del padre patriarcal condujo, 
              según Freud, al establecimiento de la sociedad sobre la base de 
              un contrato social peculiar; los hijos, todos hermanastros, comprendieron 
              que el destino del padre sería inevitablemente el de ellos a menos 
              que establecieran un pacto mutuo prohibiendo el asesinato y el casamiento 
              dentro del clan. Así, sostiene Freud, se fundó la organización social 
              sobre dos restricciones morales consecuencia del acto de parricidio. 
              La moral y la sociedad fueron contempladas como el resultado de 
              un parricidio y del incesto. Aquí vemos que Freud propone la organización 
              social como consecuencia del parricidio y del incesto, dos actos 
              que son perfectos para cualquier novela sensacionalista, pero que 
              poco tienen que ver con la ciencia. Es bueno resaltar aquí la contradicción 
              en la que se encuentra la teoría de Freud: antes del parricidio 
              y del incesto ¿no había una organización social rudimentaria?. Esto 
              es, Freud no se pregunta en ningún momento cómo es que los miembros 
              de la horda conseguían sus medios para vivir, es decir, la alimentación, 
              etc. La pregunta es ¿no sería necesario 
              algún tipo de organización social para poder subsistir? Una vez 
              más se ve como Freud acomoda los hechos a su antojo, ocultando aquellos 
              datos que contradicen su teoría. Detrás de esta teoría está la reaccionaria 
              concepción de Freud del desarrollo individual del sexo masculino. 
              Los niños, se enamoran de sus madres y odian pero al mismo tiempo 
              veneran a sus padres. El padre es el rival del hijo respecto al 
              amor por la madre. Este es el famoso "Complejo de Edipo" 
              freudiano. El resultado es que el hijo desea la muerte de su padre 
              pero reprime este deseo que lo aloja en el inconciente conservando 
              su "carga de energía psíquica" completa. El futuro del 
              niño depende en gran medida del éxito que tenga para desviar la 
              energía de los deseos incestuosos y de muerte del inconciente hacia 
              fines socialmente aceptables. En cualquier caso los deseos llegan 
              a la conciencia como una culpa más o menos camuflada (sueños, síntomas, 
              etc.). Freud considera la religión como el 
              sentido colectivo de culpa proveniente del acto de parricidio. El padre primordial asesinado es más 
              tarde restablecido como Dios y el "pecado original" es 
              el recuerdo del asesinato del Dios Padre. El festín totémico y la 
              comunión cristiana son las representaciones rituales del asesinato 
              del padre primordial y la acción de devorarlo. Freud llama a esto 
              "el mito científico del padre de la horda primitiva." "La sociedad - escribe Freud - 
              reposa entonces sobre la responsabilidad común del crimen colectivo, 
              la religión sobre el sentimiento de culpabilidad y del remordimiento 
              en relación a él mientras que la moralidad esta basada, en parte, 
              en las exigencias de la sociedad y en parte sobre la expiación exigida 
              por el sentimiento de culpabilidad"(11). En su aplicación del psicoanálisis 
              a la "raza humana" Freud supone la existencia de "un 
              alma colectiva en la que se desarrollan los mismos procedimientos 
              que en el alma individual"(12). De esta manera el sentimiento 
              de culpa es una carga que el hombre tiene desde muchos miles de 
              años y existe en cada individuo de cada generación como un recuerdo 
              reprimido hereditario, alojado en el inconciente. Lo que vemos aquí es que para Freud, 
              este mito creado por él, el Complejo de Edipo, es el origen de la 
              sociedad, la moral y la religión. Sus orígenes y desarrollo nada 
              tienen que ver con el proceso de trabajo, ni con las relaciones 
              que establecieron los hombres entre sí, basadas en la forma en que 
              obtenían su alimento, ropas, vivienda, etc. "...en el complejo 
              de Edipo -insiste Freud - coinciden los comienzos de la religión, 
              la moral, la sociedad." También se observa cómo Freud confunde 
              las leyes psicológicas con las leyes sociológicas, que si bien están 
              relacionadas, no significa que sean lo mismo. ONTOGÉNESIS 
              (b) FREUDIANA (DE LA MENTE 
              INFANTIL A LA ADULTA) Freud resolvió el problema del desarrollo 
              ontogenético de la mente humana como un derivado del análisis de 
              sus pacientes, esto significa proceder por analogía de la enfermedad 
              con la salud, no perturbó en lo más mínimo a Freud, porque, sostenía 
              que no existe una verdadera línea de demarcación entre la salud 
              y la enfermedad mental (para él, todos somos neuróticos). La diferencia, 
              si es que hay alguna, es cuantitativa y no cualitativa. A través de la interpretación, por 
              medio de la traducción de símbolos y síntomas neuróticos, llegó 
              a ciertas conclusiones de la fase del desarrollo de la mente individual. 
              Estas fases, sostenía, de un modo general son paralelas a las fases 
              de la evolución mental desde la horda primitiva a la mente civilizada. La mente del niño recién nacido es 
              similar a la del hombre prehistórico anterior al acto primitivo 
              del parricidio. Sin embargo, existe una gran diferencia, mientras 
              que la mente del hombre prehistórico, para alcanzar el nivel de 
              una mente civilizada tiene que pasar por miles de años de experiencia 
              que sólo gradualmente se hace hereditaria en forma de una herencia 
              arcaica, la mente del niño al nacer, según Freud, está dotada de 
              una constitución innata que es el inconciente. Abarca los instintos, 
              sus represiones y el retorno de lo reprimido, la herencia mental 
              arcaica innata, los tabúes y las formas pervertidas innatas de descarga 
              de instintos a las que hubo que recurrir debido a la coacción de 
              la represión. Esto incluye: 1º las fases de la sexualidad infantil, 
              que según Freud, son aberraciones hereditarias que todos los niños 
              deben pasar; 2º las formaciones de Edipo que son diferentes en los 
              niños que en las niñas; 3º los fenómenos del complejo de castración 
              y de envidia del pene; 4ª las inclinaciones al sadismo y al masoquismo. 
              Estas son las fases por las cuales debe pasar todo niño. Sólo permanecen 
              latentes hasta que el crecimiento y las condiciones de vida las 
              ponen en acción.
             Freud pone el acento en los primeros 
              años de la infancia, porque es durante esa época, sostiene él, que 
              el individuo reproduce el curso entero del desarrollo filogenético. Primera fase, Oral: Esta fase también 
              es conocida como canibalística, es una manifestación sexual pregenital 
              que se centra en torno a la zona erótica bucal y que se manifiesta 
              chupando y comiendo (cuyo objeto sexual es la asimilación del objeto 
              sexual).Se caracteriza por el impulso arcaico instintivo de comer. Segunda fase, Sádico-anal: Se caracteriza 
              por el impulso del "instinto de aprehensión", particularmente 
              con relación a los instintos. Esta fase es una forma infantil hereditaria 
              de instintos de crueldad agresiva y violencia del hombre prehistórico, 
              reprimido durante mucho tiempo. Freud hace una conexión entre los "instintos 
              prehistóricos" y las zonas erógenas particulares y señala que 
              las perversiones sexuales son, según él, satisfacciones sustitutivas 
              de los instintos agresivos prohibidos. En el niño, los instintos 
              originales (canibalismo, agresión, sadismo) y sus formaciones sustitutivas 
              (las perversiones sexuales) son considerados como parte de la herencia 
              arcaica de la herencia de la mente del hombre moderno. Si el niño 
              no logra reprimir o sublimar completamente estas fases, puede tener 
              una fijación en una o en otra de ellas o, años más tarde, puede 
              tener una regresión hacia ellas. Vemos aquí la importancia para el sistema 
              freudiano de la idea de la herencia mental arcaica, que es un pilar 
              fundamental para la teoría psicoanalítica, pero que jamás nadie 
              pudo comprobar en la práctica, es decir empíricamente. Entonces, 
              por lo visto, quienes siguen sosteniendo esta teoría se basan sólo 
              en el principio de autoridad, esto es, porque lo dijo Freud. Esta 
              idea sola constituye un razonamiento de las supuestas combinaciones 
              en la infancia, de instintos primitivos y el retorno de lo reprimido 
              en forma de aberraciones y de perversiones sexuales innatas. Esto 
              es decisivo para Freud, ya que hace depender en gran medida el carácter 
              futuro, el estado normal y la salud mental del individuo de la forma 
              en que fueron reprimidas o sublimadas las fases pregenitales infantiles. La época crucial entonces, son los 
              cuatro primeros años, según Freud, la vida sexual de los niños permanece 
              en estado latente durante un período que llega hasta la pubertad. 
              Desde la pubertad hasta la adolescencia, en el curso normal de los 
              acontecimientos para a la fase genital.  Para Freud y sus seguidores, la vida 
              de un sujeto, su personalidad, queda ya definida en sus aspectos 
              esenciales en los primeros cinco años de vida,. Todo el desarrollo 
              posterior y las relaciones con otras personas poco van a influir 
              en el desarrollo de la personalidad, estas ideas no sólo contradicen 
              al materialismo dialéctico, sino a la investigación científica y 
              al sentido común.
             En el punto anterior hemos visto la 
              teoría de Freud del desarrollo por fases de la mente de los niños 
              con relación a ciertas zonas erógenas y los instintos y herencias 
              arcaicas relacionadas con ellas. El Complejo de Edipo, se refiere 
              al descubrimiento de los objetos sexuales durante las distintas 
              fases del desarrollo. El complejo de Edipo es según Freud, 
              "un fenómeno determinado y dictado al niño por herencia". 
              Las vicisitudes de la vida individual determinan la forma particular 
              que toma el complejo, pero las características generales son innatas 
              y por tanto iguales en todos los casos. Para Freud, el Complejo de Edipo es 
              el más importante legado innato de la horda primitiva. Los elementos 
              que lo componen son, una parte, el instinto de la horda primitiva 
              que implica relaciones sexuales incestuosas y por la otra, el resultado 
              es decisivo para el individuo y en último término para la sociedad. La etapa rudimentaria del Complejo 
              de Edipo tiene lugar, según Freud, durante la fase de desarrollo 
              infantil caníbal-oral. Consiste en tomar el seno de la madre como 
              objeto sexual. El hecho de que sirva para necesidades nutritivas 
              lo mismo que libidinosas significa, sostiene Freud, que el comportamiento 
              erótico depende al principio del instinto de alimentación. Pronto, 
              el niño comienza a chupar por el placer de chupar, y puede reemplazar 
              el pezón por el pulgar. De esta manera el niño se desprende de la 
              forma inicial del complejo de Edipo y sustituye el seno de la madre 
              por un elemento de su propio cuerpo como objeto sexual. Este paso 
              marca el paso al autoerotismo infantil. El progreso del desarrollo 
              implica la renuncia al autoerotismo y una vez más el descubrimiento 
              de un objeto sexual exterior en forma de persona. Hasta este punto, 
              probablemente alrededor de los dos años de edad, la norma del desarrollo 
              es idéntica en niños y niñas. Pero desde el momento en que se descubre 
              un objeto sexual en la forma de una persona, los dos toman caminos 
              diferentes. "Comienza el niño a tomar a su madre como objeto 
              de sus instintos libidinosos"(13), y la niña lo hace hacia 
              el padre. "Todo ser humano halla ante sí 
              la labor de dominar el Complejo de Edipo"(14). El futuro hombre 
              y la futura mujer dependen de cómo el niño cumple esta labor. Pero 
              la forma en que él o ella lo hacen está dictada en primer lugar 
              por la herencia, por las características innatas diferentes de ambos 
              sexos y por las peculiaridades constitucionales innatas del individuo. 
              Estas ideas de Freud están en la misma línea del pensamiento que, 
              años más tarde, fue sostenido por los pseudocientíficos nazis, quienes 
              sostenían la existencia de ideas raciales innatas, con las cuales, 
              por medio de falsos experimentos, querían justificar la existencia 
              de razas superiores e inferiores. El pseudo científico Freud en 
              lugar de hablar de diferencias raciales innatas, habla de diferencias 
              innatas en ambos sexos. Pero lo que hay que tener en claro en ambos 
              casos es que las diferencias innatas no se limitan simplemente a 
              lo anatómico o a cualquier tipo de características físicas, sino 
              que se habla de diferencias mentales innatas heredadas biológicamente 
              e inmodificables. Comenzamos, como lo hace Freud, por 
              cómo se resuelve el complejo de Edipo en los varones. Cuando el niño descubre en su madre 
              un objeto sexual, la operación mental de represión de sus instintos 
              sexuales ya ha aparecido. El conocimiento de su objeto sexual se 
              ha apartado de él y su atracción se le presenta como amor. Su madre 
              es su objeto de amor. En la misma época también, la barrera innata 
              incestuosa y arcaica, ayudada e instigada por las prohibiciones 
              de la sociedad moderna comienza a funcionar. Esto actúa, además, 
              para encubrir la naturaleza sexual de sus sentimientos hacia su 
              madre. En esta época, según Freud, el niño desarrolla una actitud 
              ambivalente hacia su padre. Por una parte el hijo se identifica 
              con el padre, lo admira y quiere ser "igual a él" cuando 
              sea grande. Su padre es su ideal. Por otra parte, el hijo observa 
              que su padre es un obstáculo entre él y la madre y empieza a considerarlo 
              un rival. Estos sentimientos se transforman en el deseo de librarse 
              del padre y ocupar su lugar. La identificación con el padre tiene 
              en ese momento el contenido ambivalente de admiración por un lado 
              y el deseo de muerte por el otro. También esto es la evolución innata, 
              decenas de miles de años después, de la actitud de los hijos de 
              la horda primitiva hacia su padre, su deseo de ser como él y su 
              deseo de matarlo. El destino innato primitivamente predestinado 
              del niño lo lleva a una situación muy dramática; el hijo ama a su 
              madre al mismo tiempo que respeta, idealiza y odia a su padre y 
              le desea la muerte. Hay aquí, suficiente emotividad turbadora como 
              para hacer estallar la mente de un adulto y no hablemos de la mente 
              de un niño de dos a cuatro años. El niño sin embargo, no tiene que 
              resolver el terrible conflicto intelectualmente y sin ayuda. "El 
              complejo de Edipo -dice Freud- tiene que desaparecer porque llega 
              el momento de su disolución, como los dientes de leche se caen cuando 
              comienzan a formarse los definitivos. Aunque el complejo de Edipo 
              es vivido también individualmente por la mayoría de los seres humanos, 
              es, sin embargo, un fenómeno determinado por la herencia y habrá 
              de desaparecer, conforme a una trayectoria predeterminada, al iniciarse 
              la fase siguiente del desarrollo"(15). El impulso principal 
              hacia la terminación del complejo de Edipo proviene de una combinación 
              de fuentes internas (el instinto de masturbación, componente de 
              los instintos sexuales; la herencia arcaica innata del sentido de 
              culpa proveniente del pecado original del parricidio y el miedo 
              a la castración proveniente del recuerdo arcaico innato del castigo 
              por el incesto infligido a los hijos por el padre de la horda primitiva). Al mismo tiempo, bajo el estímulo del 
              amor sexual a la madre, el niño comienza a interesarse, de una manera 
              narcisista, en sus propios órganos genitales y a masturbarse. El 
              sentido innato de culpa unido al incesto y al parricidio se transfiere 
              al acto de masturbación infantil. El castigo por el incesto, según 
              la herencia arcaica innata, es la castración. Por lo tanto, el sentimiento 
              de culpa y el miedo al castigo de la castración se transfiere del 
              incesto y el parricidio y se concentran en la masturbación. Freud sostiene que una cadena de acontecimientos 
              externos ayuda al desarrollo de la estructura innata. La madre o 
              la niñera amenazan al niño con la castración por lo general diciéndole 
              que su padre llevará a cabo ese acto. Al principio el niño, aunque 
              teme el castigo, no cree mucho en él. Tiene entonces lugar un acontecimiento 
              decisivo en la vida del niño. "Esta observación, que rompe 
              por fin la incredulidad del niño -dice Freud- es su descubrimiento 
              de los genitales femeninos. Siempre se le presenta alguna ocasión 
              de contemplar la región genital de una niña y convencerse de la 
              falta de aquel órgano, del que tan orgulloso está en un ser tan 
              semejante a él. De este modo se le hace ya posible representarse 
              la pérdida de su propio pene y la amenaza de castración comienza 
              a sufrir efectos". El niño (de cuatro años) convencido 
              de la autenticidad de la amenaza de castración, se enfrenta con 
              una importante decisión: o abandona su masturbación narcisista y 
              su interés por la madre (amor sexual), ambos en estrecha relación, 
              o perderá su pene. "En este conflicto vence normalmente el 
              primer poder y el yo del niño se aparta del complejo de Edipo". 
              Así, según Freud, "el complejo de Edipo sucumbe a la amenaza 
              de castración".  El proceso de apartarse del complejo 
              de Edipo trae consecuencias trascendentales. En el transcurso del 
              mismo se forma el super - yo (instancia del inconciente freudiano 
              que se explicará en el próximo capítulo de este trabajo) del niño 
              y su mente se vuelve "civilizada". O sea, queda completa, 
              con su Ello, (otra instancia del inconciente freudiano donde se 
              encuentran los instintos, las pulsiones, etc. También se verá con 
              más detalle en el próximo capítulo) un yo y un super-yo. El super-yo 
              se forma del temor a la castración y de los remordimientos por el 
              deseo del incesto y el deseo de muerte. En este proceso el padre 
              constituye la médula del super-yo. Este último adopta la severidad 
              del padre, perpetúa su prohibición contra el incesto. La energía 
              libidinosa del complejo de Edipo en el niño, liberada por la destrucción 
              del complejo, se transfiere a objetivos no sexuales en forma de 
              sublimaciones, particularmente a fines socialmente aceptables, como 
              ser tareas escolares y juegos y más tarde se transferirá al trabajo, 
              a la actividad creadora, ciencias, artes, etc. Según Freud, esta es la solución "normal" 
              o "ideal" del complejo de Edipo en los varones. Fija el 
              carácter masculino con su fuerza de voluntad, su disciplina, sus 
              características racionales y lógicas, su interés por el mundo exterior 
              y por la civilización y la cultura. Pero esta solución ideal mediante 
              la cual el complejo de Edipo queda totalmente destruido por el temor 
              de la castración, se logra rara vez, sino nunca. El resultado más 
              común es la repulsión del complejo, más que su destrucción. En este 
              caso más usual la represión de los deseos de incesto y muerte y 
              de los sentimientos de temor y de culpa conduce a reversiones y 
              regresiones, a perversiones y a aberraciones, a la delincuencia 
              y al crimen y en general a las neurosis. La destrucción o represión 
              del complejo de Edipo, sostiene Freud, reprime su actividad sexual 
              y establece un período de latencia que dura hasta la pubertad (doce 
              o trece años). En esta época, se produce un resurgimiento 
              del complejo, cuya intensidad, tipo y duración dependen en gran 
              medida de cómo se ha resuelto la fase de Edipo infantil. La tarea 
              del joven consiste entonces en romper con sus padres y poder así 
              hallar una compañera y ocupar su lugar en la comunidad.  Mientras que en los varones el complejo 
              de castración pone fin al complejo de Edipo, en las mujeres, por 
              el contrario, el complejo de castración, según Freud, da comienzo 
              al Complejo de Edipo. Freud habla de "un descubrimiento trascendental 
              que las niñas (de dos a cuatro años) están destinadas a hacer" 
              y continúa "descubren el pene de un hermano o compañero de 
              juego, muy visible y de grandes proporciones y al punto lo aceptan 
              como la equivalencia superior de su propio órgano pequeño y conspicuo, 
              y desde ese momento se convierten en víctimas de la envidia del 
              pene... La niña lo ha visto y descubierto que ella no lo posee y 
              desea poseerlo." Este hecho da comienzo a lo que Freud llama 
              "el complejo de masculinidad en las mujeres", que implica 
              "la esperanza de lograr algún día tener un pene a pesar de 
              todo y ser igual al hombre". Ahora cabría hacerse una pregunta 
              ¿qué pasa cuando la niña no ve a un niño desnudo o como vamos a 
              ver a continuación cuando el niño no ve a una niña desnuda?. ¿Acaso 
              esto es algo universal?. ¿Siempre sucede?. Como esto no es así vemos 
              que aquí la teoría psicoanalítica es sumamente débil y ya no se 
              puede sostener el complejo de castración y por ende el complejo 
              de Edipo. Los niños cuando ven los cuerpos de 
              las niñas, según Freud, adoptan dos actitudes: "horror de la 
              criatura mutilada o desprecio triunfante ante ella". En ambos 
              casos se desarrolló en ellos un fuerte sentido de superioridad masculina. 
              En estas dos actitudes juntas "determinan permanentemente las 
              relaciones del niño hacia la mujer". Así, sostiene Freud, la 
              ideología sobre la superioridad masculina está predestinada por 
              la herencia biológica arcaica. "Después la mujer ha descubierto 
              esa herida a su narcisismo, desarrolla, como una cicatriz, el sentido 
              de inferioridad. Cuando ha superado su primera tentativa de explicarse 
              la ausencia del pene por un castigo personal y ha comprendido que 
              esa característica anatómica es general, comienza a compartir el 
              desprecio que siente el hombre hacia un sexo que es inferior en 
              un aspecto que es tan importante".  El niño está destinado a sentirse superior 
              y la niña inferior y estos sentimientos determinan actitudes permanentes 
              en los hombres y mujeres cuando grandes. Esto, sin embargo, es sólo el aspecto 
              subjetivo del sentido de superioridad masculina e inferioridad femenina. 
              Freud cree dar validez objetiva a este sentimiento objetivo que 
              los hombres están predestinados por el innato complejo de Edipo 
              a ser superiores; mientras que las mujeres están predestinadas a 
              ser inferiores. Como lo hemos visto, Freud sostiene que en los niños 
              un fuerte super-yo es el heredero del complejo de Edipo por obra 
              del complejo de castración. En las niñas y mujeres el sostiene que, 
              en el curso de la infancia de la niña, en forma de algún modo predestinada, 
              se produce una transformación de la envidia del pene en una ecuación 
              pene = niño. Abandona su deseo de poseer un pene y lo reemplaza 
              por el deseo de un hijo y con este propósito en vista toma a su 
              padre como objeto de amor. Su madre se convierte en objeto de sus 
              "celos". Aquí comienza, entonces, el complejo de Edipo 
              en las niñas. Se originará en el complejo de castración y el resultado 
              es, según Freud, que " en las niñas falta el motivo de destrucción 
              del complejo de Edipo". No se destruye sino que subsiste durante 
              toda la vida y lentamente es abandonado o reprimido.  Por lo tanto en las niñas o mujeres, 
              no existe, ninguna situación que exija la formación de un super-yo. 
              Este se desarrolla sólo gradualmente y rara vez, sino nunca, alcanza 
              un grado similar al del hombre. Freud anunció al mundo su doctrina 
              en tiempos en que las mujeres en muchas partes del mundo estaban 
              luchando por la igualdad de derechos políticos. El movimiento feminista 
              estaba tomando gran impulso. Después de desarrollar la tesis anterior 
              sobre la inferioridad del super-yo de las mujeres, Freud dice: "No 
              puedo eludir el hecho (aunque he vacilado en darle un nombre) de 
              que para las mujeres la medida de lo que es éticamente normal difiere 
              de los hombres. Rasgo de carácter que los críticos de todos los 
              tiempos han sostenido contra las mujeres, - que tienen menos sentido 
              de justicia que los hombres, que están menos dispuestas a someterse 
              a las grandes necesidades de la vida, que más a menudo influyen 
              en sus juicios sentimientos de afecto u hostilidad - todo esto puede 
              explicarse ampliamente por la modificación en la formación de su 
              super-yo que ya hemos deducido". Y agrega "No debemos 
              permitir que se nos aparte de nuestras conclusiones por la negativa 
              de las feministas que ansían obligarnos a mirar los dos sexos como 
              enteramente iguales en posición y valor".(16)  Freud considera que el complejo de 
              Edipo es el fenómeno central en la infancia de ambos sexos, un fenómeno 
              que en su esencia determina no sólo el carácter y la capacidad del 
              individuo, sino también los rasgos esenciales de la masculinidad 
              y la femineidad. Llegó a esta conclusión de la naturaleza humana, 
              como lo hemos visto, principalmente por medio de especulaciones 
              antropológicas desacreditadas y por la traducción de símbolos estereotipados 
              de un presunto lenguaje primitivo innato CONFRONTACIÓN Si como toda ciencia, el pensamiento 
              racional y la filosofía científica sostienen que la mente tiene 
              como sustrato físico, biológico al cerebro, esto es que no habría 
              mente sin cerebro, entonces, la psicología, la ciencia del proceso 
              psíquico, del estudio de la mente, debe estar firmemente fundada 
              en el conocimiento del funcionamiento cerebral Careciendo de esta ciencia, el psicólogo 
              tiene una o dos alternativas generales:  1º Llevar adelante al máximo, por medio 
              de experimentos objetivos, la investigación descriptiva y clasificadora 
              del comportamiento animal y humano que conduce a la acumulación 
              de un gran conjunto de hechos y conclusiones estadísticas. 2º Construir sistemas especulativos 
              metafísicos sobre la base de la investigación de la mente por medios 
              diversos. Será posible establecer un contraste 
              suficiente cuando uno de estos últimos sistemas especulativos sea 
              confrontado con una gran correlación estadística de hechos deducidos 
              de la experimentación. Tal confrontación es en sí misma suficiente 
              para descartar cualquier tipo de psicología metafísica, incluyendo 
              la de Freud. Pero no es suficiente para señalar la dirección en 
              que debe orientarse la psicología si ha de efectuar una transición 
              desde la etapa inicial, descriptiva y clasificadora de la ciencia, 
              a la etapa acabada, explicativa, causal. Esto no significa de ningún modo que 
              la psicología sea sinónimo de neurofisiología. Esta última es un 
              prerrequisisto de la primera.  La psicología para convertirse en una 
              ciencia se apoya en otras ciencias, como ser en una ciencia de la 
              sociedad y en una epistemología científica. No existe ya ninguna excusa válida 
              para la práctica dualista de los psicólogos de fingir apoyo al principio 
              de la mente como fenómeno indisociable del cerebro y luego ignorar 
              este principio en todos sus trabajos y exposiciones. Sin embargo Freud hizo mucho más que 
              ignorar este principio. Sacando ventaja de la carencia corriente 
              de la neurofisiología, aunque ya por esos años Freud ignoró por 
              completo los importantes y muy conocidos avances realizados por 
              Pavlov, quien ya en 1903 había presentado en Madrid, en el Congreso 
              de Fisiología sus trabajos sobre los reflejos condicionados, los 
              estudios que Pavlov denominó de la actividad nerviosa superior. 
              También presentó sus trabajos en una conferencia dada en Londres 
              en 1906. Anteriormente en el año 1904, ya había obtenido el premio 
              Nobel por sus trabajos en Fisiología. Y en el año 1923 publicó la 
              primera edición de su estudio objetivo sobre la actividad nerviosa 
              superior, que será ampliada a medida que se agregan los nuevos trabajos 
              en las ediciones sucesivas, actualizadas hasta 1935. Si bien eran los primeros pasos que 
              se daban en el estudio de la actividad nerviosa superior, esto es, 
              de los hemisferios cerebrales, Freud no se dio por enterado y lo 
              reemplazó por un principio opuesto, es decir, por el principio de 
              que la mente podía comprenderse simplemente en función de sí misma. 
              Amparado por este principio idealista procedió a construir lo que 
              él llamó "la ciencia de lo psíquico inconciente".(17) 
               Cualquier tentativa de construir una 
              psicología que desconozca la fisiología nerviosa superior ya establecida, 
              aunque aún en desarrollo, está, sin lugar a duda, condenada al fracaso. 
              La psicología de Freud no es una excepción. La ausencia de esta ciencia podría 
              constituir una disculpa para Freud, aunque en el terreno de la ciencia 
              misma, la ignorancia, aún la ignorancia objetiva, no puede constituir 
              un fundamento para invalidar el método científico y recurrir a conjeturas. Más aún, en la actualidad, después 
              de los grandes avances logrados desde las neurociencias y otras 
              corrientes psicológicas llama la atención que los seguidores de 
              Freud no se den por enterados, o bien si tienen información al respecto 
              tal vez no sea compatible con su doctrina y esto represente el principio 
              del fin de la misma. De todos modos nuestra conclusión es 
              que la doctrina de Freud de lo psíquico inconciente se presenta 
              como un sustituto mítico de la actividad nerviosa (psíquica) superior; 
              a cuya ausencia temporal debe su existencia el psicoanálisis. Por otro lado una psicología racional 
              considera a la mente no en un vacío social, no determinada por esquemas 
              instintivos hereditarios internos y arcaicos, sino socialmente determinada 
              por las condiciones, el tiempo y el lugar. Se considera que el factor decisivo 
              para el desarrollo de la mente es el medio ambiente y no la constitución 
              innata. El acento en el papel del medio ambiente social y la experiencia 
              y la actividad del individuo dentro del mismo permite a la psicología 
              exponer a la luz del día la extremada parcialidad del psicoanálisis 
              de Freud, en el cual el papel del medio ambiente social se limita 
              principalmente a trabar los esquemas mentales innatos y predeterminados. 
              Resulta por completo insostenible y enteramente no científico ocuparse 
              de cualquier fenómeno como si existiera en el vacío. Y aún así Freud 
              enfocó la mente del individuo independientemente de las condiciones 
              del medio ambiente y sujeta, en el análisis final, principalmente 
              a la determinación de rasgos mentales filogenéticamente hereditarios. Nuestra conclusión respecto al valor 
              inherente del psicoanálisis se basa en los siguientes rasgos esenciales 
              de su sistema:
             
              Su enfoque general es netamente 
                mental, haciendo caso omiso del hecho demostrado de que la mente 
                y el cerebro no pueden ser entendidos por separado; procede como 
                si la mente humana fuera un fenómeno independiente, separado del 
                cuerpo. Esto es lo que se llama idealismo dualista en la forma 
                psicológica de paralelismo psicofísico.Su material conceptual está tomado 
                en gran parte de los caminos desviados de la historia intelectual 
                humana. Explícitamente se reservó el derecho, ejercido con demasiada 
                frecuencia, de seleccionar aquellas ideas y teorías que se acomodaban 
                a sus objetivos y necesidades. Esto es lo que se denomina eclecticismo 
                de conveniencia.Su "método" de observación 
                es el sondeo mental inconciente, principalmente por medio de la 
                estereotipada traducción de símbolos de la fantasía onírica, lapsus 
                linguae, síntomas, etc. Por medio de este "método", 
                reunió el "material de observación" con el que constituyó 
                su teoría. Esto debería llamarse introspección esotérica. Su interés casi exclusivo por la 
                traducción de los pretendidos símbolos inconcientes, dándoles 
                un significado sexual lo condujo a la acumulación de "material 
                sexual observado", con el cual construyó su teoría. Esto 
                es pansexualismo interpretativo.Su teoría de que la mente inconciente 
                está atestada de rasgos mentales innatas era necesaria para explicar 
                el material pansexual producido por la traducción de símbolos 
                sexuales. Esto debería denominarse una restauración platónica 
                y medieval de las ideas innatas.Su teoría del retorno de las ideas 
                innatas reprimidas conservando su carga completa de energía psíquica 
                es al mismo tiempo el fin y el comienzo de su sistema psicoanalítico. 
                El retorno del esquema sexual infantil reprimido se encuentra 
                en los sueños, fantasías, lapsus linguae, etc. Pero fue la presunta 
                fantasía simbólica de estos mismos fenómenos la que, una vez traducida, 
                condujo en primer lugar a la construcción del esquema sexual infantil 
                innato y con gran carga. La posibilidad de traducción por medio 
                del simbolismo filogenéticamente sexual innato implica la existencia 
                del esquema sexual filogenéticamente hereditario. Esto es lo que 
                se denomina razonamiento circular que es inadmisible como forma 
                racional de pensamiento.Por último, su teoría sobre el origen 
                y desarrollo de la mente humana se basa en una combinación de 
                mitología y conjeturas antropológicas desacreditadas y descartadas, 
                incluyendo relatos sobre la horda primitiva, el padre patriarcal, 
                el incesto, etc. Este "lenguaje" constituye la base 
                o la razón del arte de la traducción de símbolos estereotipados 
                de los sueños, fantasías, síntomas, etc. Los mitos son elementos 
                esenciales tanto para los postulados como para el sistema metapsicológico 
                del psicoanálisis. Sin ellos la interpretación de los sueños, 
                fuente del pensamiento de Freud, perdería todo significado. Su 
                creación de mitos no es una superestructura erigida sobre sus 
                postulados sino una parte integral, inseparable y absolutamente 
                indispensable de la teoría misma. Su teoría sobre el origen y 
                desarrollo de la mente humana debería llamarse un renacimiento 
                moderno del arte de las narraciones mitológicas.  PERSPECTIVA DE LA PSICOLOGÍA MARXISTA
 
              LO BIOLÓGICO Y LO SOCIALEN LA MENTE HUMANA
 El desarrollo de las funciones y facultades 
              psíquicas específicas del hombre constituye un proceso muy particular. 
              Es fundamentalmente distinto del comportamiento transmitido por 
              herencia biológica, como del proceso de adquisición de experiencia 
              individual. El desarrollo, la formación de funciones 
              y facultades mentales propias del hombre como ser social se produce 
              de forma absolutamente específica, en forma de proceso de apropiación, 
              de adquisición.  En el curso de la historia de la sociedad 
              humana, los hombres han recorrido un camino considerable en el desarrollo 
              de sus facultades psíquicas. Unos miles de años de historia social 
              han conseguido más, en este campo, que los centenares de millones 
              de años de evolución biológica de los animales de las funciones 
              y facultades psíquicas se ha ido acumulando poco a poco, transmitiéndose 
              de generación en generación. Esto quiere decir que estas adquisiciones 
              se fijan de una manera u otra. Sin lo cual, su desarrollo progresivo 
              y cada vez más rápido hubiera sido imposible. Pero ¿cómo podían 
              fijarse esos progresos y transmitirse a las generaciones siguientes? 
              ¿Podían fijarse en forma de transformaciones morfológicas, biológicamente 
              transmisibles?: No. Aunque la herencia biológica existe en el hombre, 
              su acción se extiende directamente a los progresos realizados por 
              la humanidad en la esfera del desarrollo psíquico durante los últimos 
              cuarenta o cincuenta mil años, es decir, después de la formación 
              biológica definitiva del hombre contemporáneo y el paso de la sociedad 
              humana prehistórica al estadio del desarrollo histórico y, por lo 
              tanto, a un proceso dependiente de leyes sociales objetivas. A partir de aquel momento, los progresos 
              realizados en el de las aptitudes psíquicas de los hombres, se fijaron 
              y transcribieron de generación en generación bajo una forma especial, 
              a saber, de una forma material exterior. Esta nueva forma de acumulación y transmisión 
              de la experiencia (histórica) hizo su aparición en razón de que 
              la actividad característica de los hombres es una actividad productiva, 
              creadora. Sobre todo la actividad humana fundamental: el trabajo. El papel fundamental, verdaderamente 
              decisivo que este hecho desempeña fue descubierto hace más de cien 
              años, por el fundador del socialismo científico: Marx. El trabajo, 
              al realizar el proceso de producción (en sus dos formas: material 
              e intelectual), cristaliza en su producto. Lo que por parte del 
              sujeto, se manifiesta en forma de movimiento aparece en el producto 
              en forma de propiedad en reposo, en forma de ser objetivo o de materialidad 
              (Marx). El proceso de esta transformación puede 
              considerarse bajo distintos aspectos y relaciones diferentes. Puede 
              considerársele desde el punto de vista de la cantidad de fuerza 
              de trabajo gastada con relación a la cantidad producida, como lo 
              hace la economía política. Pero este proceso se puede considerar 
              desde el punto de vista del contenido de la actividad misma del 
              sujeto, haciendo abstracción de sus demás aspectos. La dicha transformación 
              de la actividad humana en su producto aparece entonces como un proceso 
              de concretización, en los productos de la actividad de los hombres, 
              de sus particularidades psíquicas y de la historia de la cultura 
              material e intelectual; como un proceso que (en su forma exterior, 
              material) traduce las adquisiciones debidas al desarrollo de las 
              capacidades del genero humano. De ahí que el proceso de desarrollo 
              histórico de las herramientas e instrumentos manuales, por ejemplo, 
              pueda considerarse desde ese punto de vista como el que traduce 
              y fija los progresos del desarrollo de las funciones motrices de 
              la mano; y el desarrollo de la fonética de las lenguas en el sentido 
              de una complejidad creciente, como la expresión de un perfeccionamiento 
              de la articulación y del oído verbal; mientras que el progreso conseguido 
              en la realización de obras de arte se convierte en la expresión 
              de un desarrollo de las aptitudes artísticas. Incluso en la industria material corriente 
              encontramos, en forma de objetos concretos, exteriores, las fuerzas 
              esenciales del hombre objetivadas (Marx). No obstante, ese mundo de objetos que 
              encarna las facultades humanas formadas durante el proceso de desarrollo 
              de la práctica socio-histórica, no es inmediatamente percibido como 
              tal por el individuo. Para que la naturaleza del mundo que lo rodea, 
              ese aspecto humano de los objetos, se le presente al individuo, 
              éste deberá ejercer una actividad efectiva con respecto a ellos, 
              una actividad adecuada (aunque no idéntica, por supuesto) a la que 
              ha cristalizado en ellos. Esto se aplica asimismo a los conceptos 
              y las ideas, a las creaciones musicales y a las artes plásticas. Podemos decir que el niño no esta únicamente 
              "situado" ante el mundo de los objetos humanos. Para vivir, 
              deberá actuar activa y adecuadamente.  Pero ésta no es más que una de las 
              condiciones para ese proceso específico que llamamos proceso de 
              asimilación, de apropiación y de adquisición. La segunda condición requiere que las 
              relaciones del individuo con el mundo de los objetos estén mediatizados 
              por sus relaciones con los demás, que estén insertos en el proceso 
              de la comunicación. Esta condición siempre se realiza; la idea del 
              individuo, del niño, sólo ante el mundo objetivo es una abstracción 
              totalmente artificial. El individuo, el niño, no es arrojado 
              pura y simplemente al mundo de los hombres; es introducido en él 
              por otros hombres que lo rodean y guían.  La comunicación, en su forma primera 
              de actividad común o de relación verbal constituye, pues, la segunda 
              condición obligatoria del proceso de asimilación de los progresos 
              aportados por el desarrollo socio-histórico de la humanidad. Por 
              consiguiente, aquello que en los animales es resultado de la herencia 
              biológica, en el hombre resulta de la hominización del psiquismo 
              tanto del hombre primitivo (filogénesis) como del niño (ontogénesis). Como vemos, las propiedades biológicamente 
              heredadas del hombre no determinan sus aptitudes psíquicas. Las 
              facultades del hombre no están contenidas virtualmente en su cerebro, 
              lo que el cerebro encierra virtualmente no son tales o cuales aptitudes 
              específicamente humanas, sino la capacidad para formar las aptitudes. 
              Dicho con otras palabras, las propiedades biológicamente heredadas 
              del hombre constituyen sólo una de las condiciones para la formación 
              de sus funciones y facultades psíquicas, condición que desempeña 
              un papel importante. Por consiguiente, aunque estos sistemas no 
              se hallen determinadas por propiedades biológicas, dependen sin 
              embargo de estas últimas. La otra condición es el mundo de los 
              objetos y de fenómenos que rodean al hombre, creado por el trabajo 
              y la lucha de innumerables generaciones humanas. Ese mundo es lo 
              que le aporta al hombre lo que posee de verdaderamente humano.  El proceso de apropiación del mundo 
              de los objetos y fenómenos creados por el hombre en el curso del 
              desarrollo histórico de la sociedad es el proceso durante el cual 
              tiene lugar la formación en el individuo, de la facultades y funciones 
              específicamente humanas. El proceso de apropiación se efectúa 
              en el curso del desarrollo de relaciones reales del sujeto con el 
              mundo. Relaciones que no dependen, ni del sujeto, ni de su conciencia, 
              pero que se hallan determinadas por las condiciones históricas concretas, 
              sociales, en las que vive, y por la manera en que se forma su vida 
              en estas condiciones. Debido a ello, la cuestión de las perspectivas 
              de desarrollo psíquico del hombre y de la humanidad plantea, ante 
              todo, el problema de una organización equitativa y sensata de la 
              vida de la sociedad humana, de una organización que le dé a cada 
              uno la posibilidad práctica de apropiarse de las realizaciones del 
              progreso histórico y de participar, como creador, al aumento de 
              esas realizaciones. El problema de lo biológico y lo social, 
              es un tema fundamental, no sólo por interés académico, sino como 
              vemos hoy en día aún, algunos defienden las tesis fatalistas de 
              una determinación del psiquismo del hombre por herencia biológica. 
              Esta tesis viene a alimentar, en psicología ideas de discriminación 
              social y nacional, de derecho al genocidio y a las guerras de exterminación, 
              amenaza a la paz y la seguridad de la humanidad.
             En el siglo pasado, poco después de 
              la publicación del libro de Darwin sobre el Origen de las especies, 
              Engels, que sostenía la idea del origen animal del hombre, demostraba 
              al mismo tiempo que el hombre es profundamente distinto de sus ancestros 
              animales, cuya hominización fue resultado del paso a la vida en 
              sociedad, organizada sobre la base del trabajo; que este paso modificó 
              su naturaleza y señaló el principio de un desarrollo que, a diferencia 
              del de los animales, no se halla sometido a leyes biológicas, sino 
              a leyes socio-históricas. A la luz de los fundamentos actuales 
              de la paleoantropología, el proceso del paso de animal a hombre 
              puede trazarse rápidamente, de la manera siguiente: Se trata de un largo proceso, que comprende 
              toda una serie de etapas. La primera es la de la preparación biológica 
              del hombre. Comienza a finales de la era terciaria y prosigue hasta 
              principios de la cuaternaria. Sus representantes, llamados australopitecos, 
              eran unos animales que llevaban una vida gregaria conocían la postura 
              vertical y utilizaban herramientas rudimentarias, no trabajadas. 
              Es probable que poseyeran unos medios muy primitivos de comunicación 
              entre ellos. En ese estadio, las leyes de la biología imperaban 
              todavía totalmente. El segundo estadio, que comporta una 
              serie de grandes etapas. Se extiende desde la aparición del homo 
              hábilis hasta la época del hombre del homo heidelbergensis inclusive. 
              Este estadio está marcado por la fabricación de las primeras herramientas 
              y por las primeras formas, aún embrionarias, de trabajo y sociedad. 
              Durante este estadio, aún imperan las leyes biológicas, es decir, 
              la información continuaba traduciéndose por cambios anatómicos, 
              transmitidos de generación en generación por herencia. Iban apareciendo 
              unos elementos nuevos en su desarrollo, se empezaban a producir 
              modificaciones en la constitución anatómica, en el cerebro, en los 
              órganos de los sentidos, en la mano y asimismo en los órganos del 
              lenguaje, permitiendo el desarrollo del trabajo y la comunicación 
              mediante el lenguaje que dicho trabajo requería. Pero a su vez estas 
              formas embrionarias de desarrollo social permiten hacer inscripciones 
              en el cerebro, conexiones entre diferentes grupos neuronales denominadas 
              sistemas cerebrales funcionales, es decir, conexiones funcionales 
              que se logran en base al aprendizaje. De esta manera se va generando 
              un patrimonio social de técnicas de trabajo que son transmitidas 
              de una generación a otra. Al parecer, fue este desarrollo cultural 
              el factor que permitió al homo sapiens imponerse sobre su temprano 
              competidor el neanderthal. Pero la producción es, desde un principio, 
              un proceso social que se desarrolla según sus propias leyes objetivas, 
              por leyes socio-históricas. De esta manera, el hombre, convertido 
              en sujeto del proceso social de trabajo, se desarrolló bajo la acción 
              de dos clases de leyes: las condiciones y necesidades de la producción 
              y las leyes socio-históricas, que regían el desarrollo de la misma 
              producción y de los fenómenos que ésta engendra. Señalamos que hay un gran número de 
              autores modernos que consideran toda la historia del hombre como 
              un proceso que conserva esta doble determinación. Piensan, como 
              Spencer, que el desarrollo de la sociedad, como ellos prefieren 
              decir, el desarrollo del medio "supra-orgánico" (es decir, 
              social) no se hace más que colocar al hombre en unas condiciones 
              de existencia particularmente complejas, a las que se adopta biológicamente. 
              Esta hipótesis carece de fundamento. En realidad, la formación del 
              hombre pasa todavía por un tercer estadio, en dónde el papel respectivo 
              de lo biológico y lo social en la naturaleza del hombre sufre un 
              nuevo cambio. En el estadio en que aparece el tipo de hombre actual, 
              el Homo sapiens. Constituye la etapa esencial, la alternativa. Es 
              el momento, en efecto, en que la evolución del hombre se libera 
              totalmente de su primera dependencia de los cambios biológicos inevitablemente 
              lentos, que se transmiten por herencia. Sólo las leyes socio-históricas 
              regirán en lo sucesivo la evolución del hombre. Esto significa que el hombre definitivamente 
              formado posee todas las propiedades biológicas necesarias para un 
              desarrollo socio-histórico ilimitado. Hablando con otras palabras, 
              diremos que el paso del hombre a una vida en que su cultura es cada 
              vez más elevada, no exige ya cambios biológicos hereditarios. Las condiciones históricas y el ritmo 
              de vida de los hombres han sufrido unos cambios sin precedentes, 
              a ritmos cada vez más rápidos. Sin embargo, las particularidades 
              biológicas de la especie no han cambiado o, para hablar con más 
              exactitud, sus modificaciones no han traspasado los límites de reducidas 
              variaciones, sin un alcance esencial para las condiciones de vida 
              social. No queremos decir con esto que el paso 
              de animal a hombre haya puesto fin a las leyes de variación y de 
              herencia, o que la naturaleza del hombre, una vez constituida, no 
              sufra ya nunca ningún cambio. El hombre no puede sustraerse al campo 
              de acción de las leyes biológicas. Lo que sí es verdad es que las 
              modificaciones biológicas hereditarias no determinan el desarrollo 
              socio-histórico del hombre y de la humanidad, este es, en lo sucesivo, 
              movido por otras fuerzas distintas de las leyes de variación y herencia 
              biológica.  Pero entonces ¿cómo se produce la evolución 
              de los hombres? ¿Cuál es su mecanismo? Ya que, desde los comienzos 
              de la historia humana, los hombres mismos y sus condiciones de vida 
              no han cesado de modificarse, y los caracteres adquiridos por la 
              evolución de transmitirse de generación en generación, condición 
              necesaria para la continuidad del progreso histórico. Era preciso que estos caracteres adquiridos 
              se estabilizaran. Pero ¿cómo? Acabamos de ver que no podían fijarse 
              por efecto de la herencia biológica... Ocurrió de una forma muy 
              particular, que sólo se da en la sociedad humana: en forma de fenómenos 
              externos de la cultura material e intelectual. Esta forma especial de fijación y transmisión 
              a las siguientes generaciones, de los caracteres adquiridos por 
              la evolución, debe su aparición al hecho siguiente: a diferencia 
              de los animales, los hombres poseen una actividad creadora, productiva. 
              Es ante todo, el caso de la actividad humana fundamental: el trabajo. Por su actividad, los hombres no sólo 
              se adaptan a la naturaleza, sino que la modifican en función del 
              desarrollo de sus necesidades. Crean los objetos capaces de satisfacer 
              sus necesidades y también los medios de producción de dichos objetos, 
              las herramientas, así como las máquinas más complejas. Construyen 
              viviendas, producen sus ropas y otros bienes materiales. Los progresos realizados en la producción 
              de bienes materiales se acompañan de un desarrollo de la cultura 
              intelectual de los hombres; su conocimiento del mundo del entorno 
              y de sí mismos se enriquece, las artes y las ciencias se desarrollan. Cada una de las generaciones comienza, 
              pues, su vida en un mundo de objetos y fenómenos creados por las 
              generaciones anteriores. Se apropia de las riquezas de este mundo 
              participando en el trabajo, en la producción y en las diversas formas 
              de actividad social, desarrollando así las aptitudes específicamente 
              humanas que están cristalizadas, encarnadas en dicho mundo. En efecto, 
              incluso la aptitud para utilizar un lenguaje articulado se va formando, 
              en cada generación, mediante el aprendizaje de una lengua que se 
              ha ido desarrollando por un proceso histórico, y en función de las 
              características objetivas de dicha lengua. Lo mismo ocurre con el 
              desarrollo del pensamiento lo la adquisición del saber. La experiencia 
              individual de un hombre, por muy rica que sea, no puede producir 
              en el sistemas conceptuales correspondientes. Haría falta, no una 
              vida, sino mil. De hecho, el pensamiento y el saber de una generación 
              se forman a partir de la apropiación de los resultados de la actividad 
              cognitiva de generaciones anteriores. El individuo se halla situado ante 
              un océano de riquezas acumuladas a lo largo de los siglos por innumerables 
              generaciones de hombres, únicos seres de nuestro planeta que son 
              capaces de crear. Las generaciones mueren y se suceden unas a otras, 
              pero lo que ellas han creado pasa a las generaciones siguientes, 
              que multiplican y perfeccionan con su trabajo y su lucha las riquezas 
              que les han sido transmitidas, tomando el relevo del desarrollo 
              de la humanidad. Fue Karl Marx, fundador del socialismo 
              científico, el primero que hizo un análisis teórico de la naturaleza 
              social del hombre y de su desarrollo socio-histórico: "Cada 
              una de sus - refiriéndose al hombre - relaciones humanas con el 
              mundo, la vista el oído, el olfato, el gusto, el tacto, el pensamiento, 
              la contemplación, el sentimiento, la voluntad, la actividad, el 
              amor, en resumen, todos los órganos de su individualidad que, en 
              su forma, son inmediatamente órganos sociales, en su comportamiento 
              objetivo o en su relación con el objeto, se apropian de este, se 
              apropian de la realidad humana".(d) Han pasado más de ciento 
              cincuenta años desde que Marx escribió estas líneas, pero las ideas 
              que encierran permanecen hasta nuestros días como la expresión más 
              profunda de la verdadera naturaleza de las aptitudes humanas, a 
              saber: el conjunto de las relaciones sociales, (Sexta tesis sobre 
              Feuerbach)  Ya hemos visto que la experiencia socio-histórica 
              de la humanidad se acumula en forma de fenómeno del mundo exterior 
              objetivo. Este mundo, el de la industria, de las ciencias y del 
              arte, es la expresión de la verdadera historia de la naturaleza 
              humana; es el balance de su transformación histórica. ¿Pero en qué 
              consiste el proceso mismo de apropiación de ese mundo, que es al 
              mismo tiempo el proceso de formación de las facultades específicas 
              del hombre? Hay que subrayar que este proceso es 
              siempre activo, desde el punto de vista del hombre. Para apropiarse 
              de los objetos o fenómenos que son el producto del desarrollo histórico, 
              es necesario desplegar, con relación a ellos, una actividad encarnada, 
              acumulada en el objeto. Expliquemos esta idea con ayuda de 
              un ejemplo muy sencillo: la adquisición de la herramienta. La herramienta es el producto de la 
              cultura material que lleva en sí, de la manera más evidente y material, 
              los rasgos característicos de la creación humana. No es sólo un 
              objeto de forma determinada, que posea unas determinadas propiedades. 
              La herramienta es, al mismo tiempo, un objeto social al que se han 
              incorporado y fijado unas operaciones de trabajo elaboradas históricamente. La apropiación de las herramientas 
              implica, por tanto, un reajuste de los movimientos naturales, instintivos, 
              del hombre y la formación de facultades motrices superiores. La adquisición de la herramienta consiste, 
              pues, para el hombre, en apropiarse de las operaciones motrices 
              que se hallan incorporadas a ella. Es al mismo tiempo un proceso 
              de formación activa de nuevas aptitudes, de funciones superiores 
              psicomotrices, que "hominizan" su esfera motriz. Esto explica asimismo a los fenómenos 
              de la cultura intelectual. De ahí que la adquisición del lenguaje 
              no sea otra cosa que el proceso de apropiación de las operaciones 
              de palabras que han sido fijadas históricamente en sus significaciones; 
              es también la adquisición de la fonética de la lengua, que se efectúa 
              durante la apropiación de las operaciones que realizan la constancia 
              de su sistema fonológico objetivo. Los conocimientos adquiridos durante 
              el desarrollo histórico de las aptitudes humanas no le son simplemente 
              entregados al hombre en los fenómenos objetivos de la cultura material 
              y espiritual que los encarnan, sino que tan sólo le son planteados. 
              Para apropiarse de estos resultados, para hacer de ellos sus aptitudes, 
              "los órganos de su individualidad", el niño, el ser humano, 
              deberá entrar en comunicación con los fenómenos del mundo que lo 
              rodea, a través de otros hombres, o sea mediante un proceso de comunicación 
              con ellos. De esta manera, el niño aprende la actividad adecuada. 
              Por su función, este proceso es, pues, un proceso de educación. Se da por descontado que puede adoptar 
              y, efectivamente adopta, formas muy diversas. En sus orígenes, en 
              las primeras etapas de desarrollo de la sociedad humana, lo mismo 
              que en los niños pequeños, se trata de una simple imitación de los 
              actos de las personas que los rodean, que se opera bajo control 
              y con su intervención; más tarde, el proceso se complica y especializa, 
              adoptando formas como la enseñanza y educación escolares; diferentes 
              formas de formación superior y, finalmente, la formación autodidacta. 
              Pero el punto principal, sobre el que hay que insistir mucho, es 
              que dicho proceso siempre tiene que realizarse, sin lo cual, la 
              transmisión de los resultados del desarrollo socio-histórico de 
              la humanidad a las generaciones siguientes sería imposible, e imposible, 
              por consiguiente, la continuidad del progreso histórico. El movimiento de la historia no es, 
              por lo tanto, posible sin transmisión a las nuevas generaciones 
              de los conocimientos adquiridos por la cultura humana, es decir, 
              sin educación. Hasta ahora, hemos considerado el desarrollo 
              del hombre individual, que viene al mundo sin defensa y desarmado 
              y que no posee, al nacer, más que una sola aptitud, que lo distingue 
              fundamentalmente de sus antepasados animales: su aptitud para formar 
              aptitudes específicamente humanas. Si bien se halla provisto de 
              un cierto número de predisposiciones innatas, que lo individualizan 
              y dejan una huella en su desarrollo, esto no se traduce, sin embargo, 
              directamente en el contenido o en la calidad de sus posibilidades 
              de desarrollo intelectual. Si algún ser inteligente, llegado de 
              otro planeta, visitara la tierra y describiese las aptitudes físicas, 
              mentales y estéticas, las cualidades morales y los rasgos de comportamiento 
              de los hombres pertenecientes a clases y a capas sociales diferentes, 
              o que habitaran países o regiones diferentes, sería difícil creer 
              que pertenecen a una sola y misma especie. Pero esta desigualdad entre los hombres 
              no proviene de sus diferencias biológicas naturales. Es el producto 
              de la desigualdad económica, de la desigualdad de clases y de la 
              diversidad consecutiva de sus relaciones con los conocimientos adquiridos 
              que encarnan todas las aptitudes y facultades de la naturaleza humana, 
              formada durante un proceso socio-histórico. El hecho de que estas adquisiciones 
              se fijen en los productos objetivos de la actividad humana modifica 
              totalmente, como hemos visto, el tipo mismo del desarrollo. Este 
              se libera de su sujeción a las leyes de la evolución, se acelera 
              y aparecen nuevas perspectivas, impensables en las condiciones de 
              un desarrollo movido por las leyes de variación y de herencia. Pero 
              este mismo hecho tiene como consecuencia el que los caracteres adquiridos 
              por el desarrollo histórico puedan separarse de los mismos que crean 
              ese desarrollo. Esta separación adopta, ante todo, 
              una forma práctica, la alienación económica de los medios y productos 
              de trabajo frente a unos productores directos. Aparece con la división 
              social del trabajo, con las formas de la propiedad privada y de 
              la lucha de clases. Es engendrada, por lo tanto, por la acción de 
              unas leyes objetivas de desarrollo de la sociedad, que no dependen 
              de la conciencia o de la voluntad de los hombres. La división social del trabajo transforma 
              el producto del trabajo en un objeto destinado al intercambio, lo 
              que modifica radicalmente la relación entre el productor y el producto 
              que fabrica. Si bien éste último sigue siendo, evidentemente el 
              resultado de la actividad del hombre, no es menos verdad que el 
              carácter concreto de dicha actividad se borra dentro de él; adopta 
              un carácter totalmente impersonal y comienza su vida propia, independiente 
              del hombre, su vida de mercancía. La división del trabajo tiene asimismo 
              como consecuencia que la actividad material e intelectual, el placer 
              y el trabajo, la producción y el consumo estén separados y correspondan 
              a hombres diferentes. La consecuencia es que, aún cuando globalmente 
              la actividad del hombre se enriquezca y diversifique, la de cada 
              individuo por separado encoge y se empobrece. Esta limitación, este 
              empobrecimiento, puede llegar a ser muy grandes cuando, como en 
              el caso de algunos obreros, tienen que gastar todas sus energías 
              en realizar una operación que repiten millares de veces. La concentración de riquezas materiales 
              en manos de una clase dominante va acompañada de una concentración 
              de la cultura intelectual. Aunque parezca que las creaciones de 
              dicha cultura existen para todos, sólo una ínfima minoría tiene 
              tiempo y posibilidad material de recibir la formación deseada, de 
              enriquecer sistemáticamente sus conocimientos y dedicarse al arte. 
              Mientras tanto, los hombres que constituyen la masa de la población, 
              en particular de la población rural, deberán contentarse con el 
              mínimo de desarrollo cultural necesario para la producción de riquezas 
              materiales dentro de las funciones que les son asignadas. Como la minoría dominante posee, no 
              sólo los medios de producción material, sino también la mayor parte 
              de los medios de producción y difusión de la cultura intelectual 
              y se esfuerza por ponerlos al servicio de sus intereses, se produce 
              una estratificación misma de la cultura. El proceso de alienación económica, 
              producto del desarrollo de la división social del trabajo y de las 
              relaciones de propiedad privada, no sólo tiene como consecuencia 
              separar a las masas de la cultura intelectual, sino también dividir 
              a ésta en elementos de dos categorías, los unos democráticos y progresistas, 
              que sirven al desarrollo de la humanidad y los otros, que obstaculizan 
              este progreso cuando penetran en las masas y que forman el contenido 
              de la cultura declinante de las clases reaccionarias de la sociedad. 
               Esta alienación ha provocado una ruptura 
              entre, por una parte, las gigantescas posibilidades desarrolladas 
              por el hombre y, por otra, la pobreza y estrechez de desarrollo 
              que, aunque en grados diferentes, es la suerte que les corresponde 
              a los hombres concretos, Esta ruptura no es, sin embargo, eterna, 
              como tampoco lo son las relaciones socio-económicas que la hicieron 
              nacer. El problema de su completa desaparición se halla en el centro 
              del debate sobre las perspectivas de desarrollo del hombre. GRÁFICO DE LA EVOLUCIÓN HUMANA
             
              LA CATEGORÍA DE ACTIVIDAD Hemos llegado a un punto central de 
              la concepción marxista del hombre: el psiquismo es producto de la 
              actividad sociohistórica del linaje humano, trasmitida de una generación 
              a otra a través de los elementos de la cultura material y espiritual. 
              La psicología marxista ha logrado ahondar en un concepto fundamental 
              del materialismo dialéctico: la categoría de actividad, que no es 
              otra cosa que la praxis.(e) En el análisis de la actividad, vemos 
              que esta está compuesta por acciones. El objeto de la acción no 
              empuja por sí mismo a actuar; es necesario, para que la acción aparezca 
              y se cumpla, que su objeto se presente al sujeto en su relación 
              con el motivo de la actividad en la que entra dicha acción. Esta 
              relación es reflejada por el sujeto en una forma perfectamente determinada: 
              en forma de conciencia del objeto de la acción como objetivo. De 
              este modo, el objeto de la acción es, en realidad, el objetivo inmediato 
              conciente. ESQUEMA DE LA ACTIVIDAD HUMANA Hay una relación especial entre la 
              actividad y la acción. El motivo de la actividad, al desplazarse, 
              puede convertirse en el objeto (el objetivo) del acto. De ello resulta 
              que la acción se transforma en actividad. Este elemento es de una 
              gran importancia. En efecto, de esta manera es como nacen nuevas 
              actividades.  Estudiemos primero las modificaciones 
              de la característica psicológicas de las acciones. Para que surja una acción, es preciso 
              que su objeto (su objetivo inmediato) sea concientizado en su relación 
              con el motivo con el que se relaciona. Al mismo tiempo, también 
              cambia el sentido de la acción para el sujeto. Pongamos un ejemplo: imaginemos que 
              un niño está haciendo sus deberes y resuelve el problema planteado. 
              Conoce el objetivo de su acción, que consiste para él en encontrar 
              la solución precisa y en escribirla. Hacia ello tiende su acción. 
              Pero ¿cómo está concientizado ese objetivo o, en otros términos, 
              cuál es el sentido de dicha acción para el niño? Para responder 
              a esta pregunta, hay que saber en qué actividad se inserta la acción 
              del niño o, lo que viene a ser lo mismo, en que consiste el motivo 
              de esta acción. Quizás sea aprender aritmética, quizás que su maestro 
              no se enfade con él o, simplemente, poder ir a jugar con sus amigos. 
              En todos los casos, el objetivo es el mismo: resolver el problema 
              planteado. Pero el sentido de la acción para el niño es distinto 
              cada vez y sus mismas acciones serán psicológicamente diferentes. 
               Una acción adquiere tal o cual característica 
              psicológica en función de la actividad en la que se inserta. Es 
              una ley fundamental del proceso de desarrollo de las acciones. Toda acción conciente se forma, pues, 
              en el interior de una esfera de relaciones ya constituida, en el 
              interior de tal o cual actividad que determine sus particularidades 
              psicológicas. Consideremos el grupo siguiente de 
              modificaciones observadas en el proceso de desarrollo de la vida 
              del niño, las que conciernen a las operaciones. Por operación entendemos el modo de 
              ejecución de una acción, pero no se identifica con la acción. Una 
              sola y misma acción se ve determinada por su objetivo, una operación 
              depende de las condiciones en que ese objetivo se ha dado. Pongamos 
              un ejemplo muy sencillo: supongamos que mi objetivo sea memorizar 
              un poema: mi acción será memorizarlo activamente. Pero ¿cómo lo 
              haré? puedo, por ejemplo, si estoy en mi casa, copiarlo varias veces; 
              en otras condiciones, me será facil repetirlo interiormente. En 
              los dos casos, la acción será la memorización, pero sus modos de 
              ejecución, es decir, las operaciones de memorización, serán diferentes. Para explicarlo con mayor exactitud, 
              diremos que una operación es determinada por un problema, es decir, 
              por un objetivo dado en unas condiciones que exigen un medio de 
              acción especial.  No consideramos aquí más que un solo 
              tipo de operaciones: las operaciones concientes. Las investigaciones experimentales 
              descubren un hecho característico del desarrollo de las operaciones 
              concientes: se forman por primera vez como acción y no pueden aparecer 
              bajo ninguna otra forma. Las operaciones concientes se forman primero 
              como unos procesos apuntando a un objetivo, que sólo después, en 
              algunos casos, pueden adquirir la forma de prácticas automatizadas 
              (inconcientes). Para terminar, hablaremos de la dinámica 
              general del desarrollo de la vida psíquica del niño y resumiremos, 
              por última vez, algunas de nuestras posturas fundamentales. Tratemos, en primer lugar, de hacer 
              un cuadro de los cambios que caracterizan globalmente el desarrollo 
              psíquico del niño dentro de los límites de un estadio. La primera idea y la más general, que 
              aquí podemos anticipar, es la de que las modIficaciones observadas 
              entre el principio y el final del estadio, en los procesos de la 
              vida psiquica del niño, no son independientes unas de otras, sino 
              que van interiormente unidas unas a otras. En otras palabras: no 
              constituyen unos ejes independientes de desarrollo de los diferentes 
              procesos (percepción, memoria, pensamiento). Aun pudiendo esos ejes 
              de desarrollo ser identificados, no es posible sin embargo encontrar 
              inmediatamente, cuando se les analiza, las relaciones que mueven 
              su desarrollo. El desarrollo de la memoria, por ejemplo, forma naturalmente 
              una serie coherente de cambios, pero su necesidad no esta determinada 
              por las relaciones que surgen en el seno mismo del desarrollo de 
              la memoria, sino por unas relaciones que dependen del lugar que 
              ocupa la memoria en la actividad del niño, en un determinado estadio 
              de su desarrollo. Por ejemplo, en el estadio preescolar, 
              una de las modificaciones de la memoria reside en la aparición de 
              la memorización y del recuerdo voluntarios. El desarrollo anterior 
              de la memoria es una condición necesaria para que este cambio pueda 
              producirse, pero no está determinado por él, sino por la distinción 
              que se establece en la conciencia del niño entre dos objetivos específicos: 
              memorizar y recordar. Así es como los procesos de la memoria cambian 
              de lugar en la vida del niño. Antes, la memoria no se manifestaba 
              más que como una función que servía a otro proceso. En lo sucesivo, 
              la memorización se transforma en un proceso propio, con su objetivo: 
              una acción interna que ocupa un nuevo lugar en la estructura de 
              la actividad del niño. Para concluir, podemos trazar el cuadro 
              general del desarrollo de los diferentes procesos de la vida en 
              un niño en el interior de un estadio de la manera siguiente: el 
              desarrollo de la actividad dominante que caracteriza a un determinado 
              estadio, el desarrollo correlativo de los demás tipos de actividad 
              del niño determinan la aparición en su conciencia de nuevos objetivos 
              y la formación de las nuevas acciones correspondientes. Como el 
              desarrollo posterior de dichas acciones está limitado por las acciones 
              que el niño ya posee y por el nivel de desarrollo de sus funciones 
              psicofísicas, nace una cierta disparidad entre uno y otro, que se 
              resuelve mediante el "acceso" de las operaciones y funciones 
              al nivel requerido por el desarrollo de nuevas acciones. Así por 
              ejemplo, el juego de tipo preescolar, formativo, se limita al principio 
              casi exclusivamente a unas acciones exteriores, realizadas con ayuda 
              de operaciones motrices preparadas por los juegos manipulatorios 
              de la primera infancia. Pero el nuevo tipo de juego, el juego preescolar 
              y el contenido de las acciones que durante él se desarrollan requiere 
              unos medios de realización completamente distintos. De hecho, se 
              forman con gran rapidez ("de repente"); durante este período 
              es cuando se forman en el niño, también con gran rapidez, las operaciones 
              mentales internas. De ahí que, en el interior de un mismo 
              estadio, el proceso de cambios vaya en los dos sentidos. Por una 
              parte, cambios primarios de la esfera de relaciones sociales del 
              niño, la de su actividad, en el desarrollo de las acciones, operaciones 
              y funciones; éste es su aspecto decisivo, fundamental. Por otra 
              parte, de readaptación de las funciones y operaciones, que aparecen 
              secundariamente en el desarrollo de la esfera de actividad del niño. 
              En el marco de un mismo estadio, los cambios que siguen esta dirección 
              se ven limitados por los imperativos de la esfera de actividad que 
              caracteriza al estadio considerado. El franquear este limite significa 
              el paso al estadio superior de desarrollo psíquico. Los pasos de un estadio a otro se caracterizan 
              por unos rasgos opuestos. Las relaciones con el mundo del entorno 
              en el que el niño entra son por naturaleza relaciones sociales, 
              ya que es la sociedad la que constituye la condición real y primera 
              de la vida del niño, la que determina su contenido y su motivación. 
              Es por lo cual toda actividad traduce no sólo la relación del niño 
              con la realidad concreta, sino también, objetivamente, las relaciones 
              sociales existentes. Al desarrollarse, el niño se transforma, 
              finalmente, en miembro de la sociedad, portador de las obligaciones 
              que ésta se impone. Los estadios sucesivos de su desarrollo serán, 
              de hecho, grados diferentes de esta transformación. Pero el niño no sólo cambia concretamente 
              el lugar que ocupaba dentro del sistema de relaciones sociales. 
              Toma conciencia asimismo de dichas relaciones, las comprende. El 
              desarrollo de su conciencia se traduce por el cambio de motivación 
              de su actividad: los antiguos motivos pierden su fuerza motriz, 
              nacen otros motivos que conducen a una reinterpretación de sus antiguas 
              acciones. La actividad que anteriormente desempeñaba el papel preponderante 
              empieza a eliminarse y a pasar a un segundo plano. Una nueva actividad 
              dominante hace su aparición y con ella empieza el nuevo estadio 
              de desarrollo. Estos pasos, a la inversa de las transformaciones 
              que se efectúan dentro de un mismo estadio, van desde el cambio 
              de acciones, operaciones y funciones hasta el cambio global de actividad. De este modo, cualquiera que sea el 
              proceso parcial de la vida psíquica del niño que estudiemos, el 
              análisis de las fuerzas motrices de su desarrollo nos lleva inevitablemente 
              a los tipos de actividad fundamentales del niño, a los motivos que 
              los impulsa y, por consiguiente, al sentido que para el niño tienen 
              los objetos, los fenómenos del mundo que le rodea. Desde ese punto 
              de vista, el contenido del desarrollo psíquico del niño reside en 
              el cambio de lugar de los procesos psíquicos particulares dentro 
              de la actividad del niño, y de eso dependen los rasgos específicos 
              que adquieren estos procesos en los diferentes grados de su desarrollo. 
              En conclusión, hay que subrayar que hemos estudiado aquí el desarrollo 
              psíquico sólo desde el punto de vista de los procesos del psiquismo, 
              dejando prácticamente de lado la cuestión, muy importante, de las 
              relaciones recíprocas internas entre el cambio de actividad del 
              niño y el desarrollo de la imagen del mundo en su conciencia. El 
              estudio de esta cuestión exige que se exponga, en primer lugar, 
              el problema psicológico de la unidad de desarrollo de los contenidos 
              sensibles, de la conciencia y de esas categorías (no idénticas) 
              a las que llamamos "significaciones" y "sentido". 
              Por ello, dicha cuestión no podía tratarse en el presente artículo. RESUMEN En esta primera parte del artículo, 
              la idea central fue explicitar dos puntos fundamentales a la hora 
              de entender el desarrollo del hombre, estos puntos son la filogénesis, 
              es decir, el desarrollo del hombre en la historia de la humanidad 
              y la ontogénesis, esto es el desarrollo del niño hasta el hombre. Dejar claramente expuesto cómo la teoría 
              psicoanalítica está contrapuesta punto por punto a la teoría de 
              la evolución que sustenta el marxismo y esta teoría no esta sustentada 
              de manera arbitraria, sino sobre la base de datos empíricos que 
              surgen de diferentes disciplinas científicas. Como ya vimos que en el caso del psicoanálisis 
              creó su propia filogénesis y ontogénesis, jamás demostrado por nadie. Se ve claramente en lo expuesto anteriormente 
              cómo en el caso del psicoanálisis no nos cuenta la historia real 
              del hombre inserto en su medio, sino una historia mítica. Por el 
              contrario la psicología marxista tiene en cuenta al hombre en su 
              entorno de relaciones sociales y es ahí donde busca encontrar lo 
              esencial del mismo y no en una profundidad inconciente mítica. En el caso del psicoanálisis el desarrollo 
              está basado en la acción de entidades míticas. Mientras que la psicología 
              marxista se basa en la categoría de actividad ya que es mediante 
              ella cómo el hombre interioriza el patrimonio cultural, así como, 
              dialécticamente, con su intermediación va contribuyendo a desarrollar 
              ese patrimonio y su personalidad. En la segunda parte de este artículo 
              vamos a tratar temas tales como el inconciente y la personalidad 
              y de esta manera intentar tener una concepción más clara del hombre, 
              desde su desarrollo y cómo se cristaliza en la personalidad. 
 BIBLIOGRAFIA BASSIN, Fillip. 
              El problema del Inconciente. Granica Ed. 1972. BASSIN, Fillip. 
              Qué pensamos acerca del psicoanálisis. Ediciones Cientec. 1977. FREUD, Sigmund. 
              Obras Completas. Ed. Biblioteca nueva. LEONTIEV, Alexei. 
              Actividad, Conciencia y Personalidad. Ed. Pueblo y Educación. La 
              Habana. Cuba. 1981. LEONTIEV, Alexei. El 
              desarrollo del psiquismo. Akal Editor. 1983. VAN RILLER, S. 
              Las ilusiones del psicoanálisis. Ed. Ariel 1985. WELLS, H. Sigmund. 
              Freud. Ed. Cartago 1984 LEWIN, Roger. La 
              evolución humana. Biblioteca Científica Salvat. 1993. TATTERSALL, I. 
              The Human Odissey. 1993. 
 (1) Freud. La Interpretación de 
              los sueños. OO:CC: T.I. (2) Ibid. (3) Ibid. (4) Freud. Collected Papers. Vol. 
              V. (5) Freud. Técnicas psicoanalíticas. 
              OO.CC. Tomo II (6) Freud, Civilization and Its 
              Discontents (7) Freud, Moises y la Religión 
              Monoteista. (8) Ibid. (9) Freud, Tótem y Tabú. OO:CC: 
              Tomo II (10) Ibid (11) Ibid (12) Ibid  (13) Freud. Psicología de las masas. 
              OO.CC. Tomo I (14) Freud. Una teoría sexual. 
              OO.CC. Tomo I (15) Freud. Ensayos. OO.CC. Tomo 
              II. (16) Freud, Collected Papers, Vol 
              5. (17) Freud, Autobiografía, OO.CC. 
              Tomo IIº   a) Filogénesis: Desarrollo evolutivo 
              de una especie. (b) Ontogénesis: Desarrollo del 
              individuo de una especie. En este caso, alude al desarrollo del 
              psiquismo en el hombre. (c) Leyenda griega del Rey Edipo: 
              Hijo de Layo y Yocasta soberanos de Tebas. Poco después del nacimiento 
              de Edipo, Layo lo entregó a un pastor para que lo matara, porque 
              un oráculo le había vaticinado que su hijo le daría muerte. El pastor 
              tuvo piedad del niño y se lo entregó a otro pastor. Más tarde fue 
              educado por Polibio, , rey de Corinto. Ya mayor la Pitonisa, le 
              anunció que mataría a su padre, se cazaría con su madre y que sus 
              descendientes serían fuente de males para la humanidad, todo lo 
              cual se cumplió. De su involuntario matrimonio incestuoso tuvo a 
              Antígona, Polinice, Ismene y Eteocles. Yocasta al enterarse de la 
              verdad, se ahorcó y Edipo se sacó los ojos y huyó a Tebas, en compañía 
              de Antígona. (d) Manuscritos de 1844. (e) Cabe mencionar que Gramsci, 
              debiendo buscar un sinónimo del marxismo para poder escribir en 
              prisión, lo denominó precisamente filosofía de la praxis.
           |